Desde sus localidades hasta el casco urbano, recorrer la capital bonaerense puede significar tanto pasear por una reserva ecológica como internarse en los monumentales edificios del corazón político e histórico de la provincia. En vísperas del 143° aniversario de La Plata, DIB salió a las calles a consultar qué lugar sus habitantes recomendarían a un turista.
El Eje Fundacional de La Plata
La mayoría de los lugares mencionados fueron los pertenecientes al Eje Cívico de La Plata, también conocido como Eje Fundacional. Se trata de un conjunto de edificios públicos de escala monumental que conforman el centro cívico de la ciudad y que se ubican a lo largo de las avenidas 51 y 53, entre las plazas Moreno y San Martín.
Fue trazado y planificado por el ingeniero Pedro Benoit por encargo del gobierno provincial bajo la dirección de Dardo Rocha en 1882. El trazado de calles comenzó ese mismo año y los edificios públicos principales se construyeron durante la década siguiente, aunque la obra se vio afectada por la crisis económica de 1890.
Entre los edificios más destacados del Eje Cívico se encuentran la Catedral, el Palacio Municipal de La Plata y la Casa de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, articulados por las plazas Moreno y San Martín.
La Catedral
La Catedral de la Inmaculada Concepción, conocida simplemente como Catedral de La Plata, es el principal templo católico de la ciudad. Está ubicada entre las calles 14 y 15 y las avenidas 51 y 53, frente a la plaza Moreno, y pertenece a la arquidiócesis local.
Su construcción comenzó en 1884, tras la colocación de la piedra fundacional, y fue inaugurada oficialmente como catedral el 19 de noviembre de 1932. Los arquitectos responsables fueron el ingeniero Pedro Benoit y Ernesto Meyer, quienes diseñaron el edificio con un marcado estilo neogótico, inspirado en catedrales europeas como las de Amiens y Colonia. Con sus dos torres de 112 metros de altura y su fachada de ladrillo visto, la Catedral se destaca por su valor simbólico, religioso y arquitectónico.
Las plazas platenses
Las plazas también fueron protagonistas de la encuesta. La ciudad de La Plata fue diseñada a fines del siglo XIX con un trazado urbano que incluye una plaza cada seis cuadras. Esta característica forma parte del proyecto original de Pedro Benoit, quien buscó crear una ciudad moderna, higienista y con espacios verdes distribuidos equitativamente.
La disposición regular de plazas respondía a un criterio funcional: ofrecer lugares de recreación, ventilación y encuentro en todos los barrios. Cada seis cuadras, el damero se interrumpía para dar paso a un espacio público, lo que convirtió a La Plata en una de las ciudades argentinas con mayor proporción de superficie verde por habitante en sus áreas centrales.
Además de su función ambiental, estas plazas se integran al paisaje urbano y fortalecen la identidad platense. Constituyen puntos de referencia, zonas de circulación y escenarios de actividades culturales y deportivas esenciales para la vida cotidiana.
Paseo del Bosque
El Paseo del Bosque, llamado “René G. Favaloro”, es el mayor parque urbano de la ciudad de La Plata. Está ubicado entre las calles 50 y 60 y las avenidas 1 y 122, y cuenta con una extensión aproximada de 60 hectáreas.
Originalmente, el terreno correspondía a la antigua estancia de Martín Iraola, que fue expropiada para la fundación de la ciudad en 1882. Desde entonces, el área fue transformándose en el parque público que se conoce hoy.
En su interior se encuentran diversos atractivos: el lago artificial con paseos en bote, el Museo de La Plata,de estilo neoclásico, el Jardín Zoológico y Botánico y amplios espacios destinados a actividades culturales y deportivas.
Casa Curutchet
La Casa Curutchet fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2016, junto con otras obras del arquitecto suizo-francés Le Corbusier. Es una vivienda unifamiliar construida entre 1949 y 1953 ubicada en avenida 53 N.º 320, cerca de la avenida 1.
El encargo fue realizado en 1948 por el médico e inventor de instrumental quirúrgico Pedro Domingo Curutchet, quien buscaba combinar su residencia familiar con su consultorio. Le Corbusier aceptó el proyecto y diseñó una vivienda que aplicaba sus “cinco puntos” de la arquitectura moderna: pilotis, planta libre, fachada libre, ventana corrida y terraza-jardín. A pesar de tratarse de un lote estrecho entre medianeras, la obra resolvió con elegancia los condicionantes del terreno mediante dos volúmenes, uno para el consultorio y otro para la vivienda, vinculados por una rampa y un patio interior.