El director general de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, Alberto Sileoni, respondió críticas de la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien denunció en Twitter que la gestión de Axel Kicillof “sexualiza” a los alumnos a través de los libros distribuidos en las escuelas secundarias.
Villarruel compartió fragmentos de la novela Cometierra, de Dolores Reyes, que incluye escenas de encuentros sexuales, y expresó: “Existen límites que nunca deben pasarse. ¡Dejen de sexualizar a nuestros chicos, saquen de las aulas a los que promueven estas agendas nefastas!”.
Sileoni rechazó las acusaciones, señalando la falta de fundamento y la mala intención detrás de la denuncia: “No, nosotros no somos provocadores, somos educadores. No son libros para educación sexual, forman parte de una colección llamada Identidades Bonaerenses”.
Además, aclaró: “Me gustaría que hagan un esfuerzo de comprensión. Estos libros van a las bibliotecas de las escuelas, no se obliga a los estudiantes a leerlos. Son herramientas de apoyo para los docentes, que abren un mundo al que muchos chicos no tienen acceso”.
“Tenemos 1.700.000 estudiantes en el nivel secundario y muchos no pueden comprar libros. Algunos sectores no comprenden la mirada que propone el arte y, de un libro de 170 páginas, sacan solo un fragmento”, lamentó Sileoni.
En respuesta a la denuncia sobre la “sexualización” de los estudiantes, explicó: “Los libros incluyen una guía detallada. Algunos llevan una inscripción que los dirige a chicos de 15 años en adelante y otros, con temáticas más complejas, van a la secundaria orientada”.
“Ofrecemos literatura de calidad con sugerencias específicas y acompañamiento docente. Los libros se destinan a la secundaria orientada. Es paradójico: a los 12 años pueden ir presos, pero a los 17 no pueden leer este libro”, comentó Sileoni, en referencia a la constante postura punitivista de sectores conservadores.
Concluyó: “Dicen que estos libros alientan la sexualidad, pero es lo opuesto: se trata de trabajar con el mejor adulto posible después de la familia, el docente. Y, en muchos casos, es el primero, porque algunos chicos aún no pueden hablar de estas cosas con sus padres”. (DIB)