Sarampión: no se han detectado casos y Salud pide a las familias que vacunen a los más chicos
Tras la alerta epidemiológica emitida el 24 de noviembre por el ingreso al país de cuatro viajeros provenientes de Bolivia y con destino a Uruguay, no se detectaron contagios asociados a ese evento.
La vacunación contra el sarampión, fundamental para cortar las cadenas de contagio.
El ministerio de la Salud de la Nación comunicó que Argentina continúa sin casos de sarampión, y aconsejó, a través de una campaña, vacunar a los niños para evitar nuevos brotes de esta enfermedad viral grave, que estaba erradicada.
“No se registran casos desde la última semana de junio. El Ministerio de Salud de la Nación mantiene activa la vigilancia epidemiológica en todo el país. La provisión de vacunas a todas las provincias está garantizada y se intensifica la comunicación para concientizar sobre su importancia”, indicó un comunicado de la cartera que dirige Mario Lugones.
“El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa que se previene a través de la vacunación. Es fundamental que todas las jurisdicciones sostengan las acciones de vacunación y que la población complete sus esquemas. La acción más efectiva para evitar la reintroducción del sarampión es vacunarse y vacunar”, agregó el texto.
Tras la alerta epidemiológica emitida el 24 de noviembre por el ingreso al país de cuatro viajeros provenientes de Bolivia y con destino a Uruguay, no se detectaron contagios asociados a ese evento. La vigilancia intensificada seguirá activa hasta el 12 de diciembre, que es el tiempo máximo esperado para la aparición de casos secundarios.
Entre las acciones, la cartera sanitaria nacional elaboró una base de datos unificada que permite que todas las provincias compartan información epidemiológica en tiempo real, incluso cuando una persona consulta fuera de su lugar de residencia. Se difundió también un mapa georreferenciado del itinerario de los viajeros, para priorizar la vigilancia de Enfermedad Febril Exantemática (EFE) en centros de salud y paradores estratégicos.
Vacunación, la clave
La vacuna triple viral - incluida en el Calendario Nacional de Vacunación - protege contra el sarampión, la rubéola y las paperas. Se aplica a los 12 meses y a los 5 años.
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No dejes entrar al sarampión a tu casa
Si tu hijo tiene 5 años o menos y todavía no lo vacunaste, hacelo según el Calendario Nacional de Vacunación pic.twitter.com/2Ahb6mI4n6
— Ministerio de Salud de la Nación (@MinSalud_Ar) December 4, 2025
A partir de 2026, la segunda dosis se adelantará a los 18 meses para aumentar la protección temprana, manteniendo transitoriamente la dosis de los 5 años.
Cuadro grave y mortal
El sarampión es una enfermedad eruptiva febril que puede presentarse en todas las edades, siendo de mayor gravedad en menores de 5 años o personas con desnutrición, en los cuales puede causar graves complicaciones respiratorias (como neumonía), enfermedades del sistema nervioso central (como convulsiones, meningoencefalitis, ceguera) y enfermedades tardías con complicaciones crónicas.
La enfermedad se transmite por las gotículas procedentes de la nariz, boca y faringe de las personas infectadas, y el contagio se produce incluso antes de la aparición de la erupción en la piel, durante el periodo de incubación.
Los síntomas iniciales que suelen aparecer entre 8 y 12 días después de la infección consisten en fiebre alta, rinorrea (goteo nasal), inyección conjuntival y pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas. Varios días después aparece un exantema que comienza en la cara y cuello, y se va extendiendo gradualmente al resto del cuerpo.
El sarampión es una enfermedad viral muy contagiosa que puede ser grave en bebés, niñas y niños pequeños, y hasta puede provocar la muerte.
El sarampión es una enfermedad viral muy contagiosa que puede ser grave en bebés, niñas y niños pequeños, y hasta puede provocar la muerte.
No hay tratamiento específico para el sarampión, y la mayoría de los pacientes se recuperan en 2 o 3 semanas. Sin embargo, el sarampión puede causar complicaciones graves, tales como ceguera, encefalitis, diarrea intensa, infecciones del oído y neumonía, sobre todo en niños malnutridos y pacientes inmunodeprimidos.