Argentina asiste a un proceso económico de baja inflación, pero también de menor capacidad de compra. Salarios atrasados; endeudamiento en supermercados; subas en alquileres, transporte y prepagas; caída de ventas en pymes y góndolas donde cada vez se compra menos, son síntomas de la compleja actualidad. En ese marco, DIB se preguntó: ¿Cuáles son los gastos que no se resignan?
Un contexto económico complejo
Según el informe del Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en octubre las ventas minoristas en pymes cayeron 1,4 % interanual a precios constantes, aunque respecto al mes anterior tuvieron una mejora desestacionalizada de +2,8 %. Seis de los siete rubros relevados registraron caída. Al mismo tiempo, otro informe señala que las ventas en supermercados apenas mejoran, mientras los autoservicios mayoristas caen, lo que evidencia una retracción del consumo interno.
En paralelo, la inflación mayorista registró una suba de 3,7 % en septiembre, impulsada principalmente por una suba del 9 % en productos importados, y se anticipa un rebrote del IPC en octubre. Por otro lado, los salarios nominales sí muestran incrementos: en agosto subieron 3,2 % respecto al mes anterior y acumulan un aumento de 27,6 % en lo que va del año. Pero estos aumentos no compensan completamente la pérdida de poder adquisitivo: uno de los artículos señala que casi 21,6 % de los asalariados formales ganan menos que la línea de pobreza.
Además, el endeudamiento familiar crece: el uso de tarjeta de crédito para compras en supermercados pasó del 39 % al 45 % entre diciembre de 2023 y agosto de 2025. En ese periodo, el uso de débito bajó del 34 % al 26% y el efectivo del 20 % al 16%. Los costos que afrontan los hogares se siguen incrementando: por ejemplo, los alquileres se ajustarán en noviembre en torno al 42,2 % para los contratos regulados por la antigua ley de alquileres, y otros servicios como transporte y prepagas también se incrementan.
¿Qué gastos no se dejan a un costado?
En conjunto, estos elementos configuran una situación en la que, aunque se gane más en términos nominales, cada peso rinde menos, los hogares necesitan financiar lo básico con crédito, y los consumos hoy son recortados. Por lo tanto, afirmar que “llegar a fin de mes” es más fácil que antes del 2023 no se sostiene: la realidad de muchos argentinos es que el margen de maniobra es mucho más estrecho. En ese marco económico complejo, pedir una hamburguesa, tomar un café con la pareja o hacerse las uñas, son gastos que tienen cada vez más peso sobre los ingresos deteriorados, pero que muchos aún eligen sostener.