Día del Juego Responsable: la importancia de detectar un vínculo de riesgo con la actividad lúdica

La provincia de Buenos Aires cuenta con el Programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo, que ofrece atención y acompañamiento gratuitos. De qué se trata y cómo acercarse.

Uno de los ejes de trabajo del Programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo es en escuelas secundarias. (Gentileza Instituto Provincial de Lotería y Casinos de la provincia de Buenos Aires)

Por Ana Claudia Roche de la redacción de DIB

El 17 de febrero, a nivel global, se celebra el Día Internacional del Juego Responsable. Lo que implica este concepto es reconocer que el juego, tanto en ámbitos privados como públicos, debe ser una actividad lúdica, por diversión y sin generar una problemática en la vida cotidiana de las personas, que pueda derivar en una situación de salud mental a atender.  

La gran mayoría de las personas que juega en salas de casino o bingos, lo hace de forma responsable y sin que se genere una conducta compulsiva o adictiva. No obstante, hay un pequeño porcentaje de jugadores que, por diversas cuestiones, desarrollan un vínculo con el juego difícil de manejar.

A través de la Ley Nacional 26.305, el Estado argentino aprobó la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, adoptada por la UNESCO en Francia. A esta normativa adhirió la provincia de Buenos Aires, mediante la ley 15.131, por la cual se fomenta la generación de acciones tendientes a la prevención y asistencia al juego problemático, patológico o compulsivo.

Así, desde 2005, existe el Programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo, articulado desde el Instituto Provincial de Lotería y Casinos de la provincia de Buenos Aires, entidad que se encarga de explotar, administrar y regular el juego en todo el territorio bonaerense.  

El programa consiste en una red de atención pública y gratuita, que tiene como objetivo la prevención, contención y mejoría integral de las personas y familias afectadas por la problemática.

El actual Director General del Programa de Prevención y asistencia al Juego Compulsivo, Mauro Ernesto Guevara, explicó en diálogo con DIB cuáles son los lineamientos de esta política pública del Estado provincial que asiste y acompaña a las personas que generan una relación de riesgo con el juego.

“En 2005 arrancó el programa tras una denuncia de un apostador a la provincia de Buenos Aires por haber perdido, y rápidamente el gobierno de ese momento tomó el guante y creó el Programa de Prevención y Asistencia al juego Compulsivo que es el que tenemos actualmente”, indicó Guevara.

El funcionario señaló que el programa pone en órbita dos ejes, la prevención y la asistencia, “dos líneas muy consolidadas” a través de los años de trabajo.

“En la parte asistencial tenemos los profesionales que más saben acerca de esta temática, tenemos centros de más de 2.000 personas con historia clínica, lo que los pone de relieve con respecto a otros lugares”, apuntó el director y Licenciado en Ciencia Política y Gobierno, y subrayó que “se está trabajando fuerte en la prevención, con una línea que tiene más que ver con el juego responsable”.

El Programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo cuenta con diez sedes de atención, ubicadas en Mar del Plata, Pergamino, Vicente López, Morón, Avellaneda, La Plata, Necochea, Tandil, Olavarría y Bahía Blanca.

Luego de la pandemia, hace un año, se sumó una línea de asistencia virtual, telefónica y gratuita, que funciona los 365 días del año las 24 horas, el 0800-444-4000, que permite llevar esta propuesta a todos los distritos. También se pueden realizar consultas por correo electrónico al siguiente mail: juegoresponsable@loteria.gba.gov.ar.

Puesta en marcha de la unidad virtual de atención gratuita, 0800-444-4000. (Gentileza Instituto Provincial de Lotería y Casinos de la provincia de Buenos Aires)

Además, el programa llega a las escuelas, a través de charlas de capacitación y prevención, presenciales o por Zoom, poniendo atención en los últimos tiempos en la problemática de las apuestas online. “Nosotros tenemos por orden del gobernador Axel Kicillof hacia nuestro presidente del Instituto, Gonzalo Atanasof, una línea muy marcada para llevar prevención y capacitación a los colegios. Lo que está ocurriendo es una proliferación del juego online clandestino, a través de billeteras virtuales, que resultan un peligro porque no se sabe con quién se está jugando, es una práctica que está por fuera de la industria del juego, en la que solo juegan personas mayores pero entran los menores”, analizó Guevara. 

En tanto, el año pasado, el Instituto Provincial de Lotería y Casinos de la provincia de Buenos Aires adhirió a una certificación sobre juego responsable, habilitada por la World Lottery Association (WLA).

“La certificación WLA tiene cuatro niveles, estamos en el primer nivel y yendo a consolidar en el segundo nivel. Nuclea a 152 loterías y a 89 países del mundo”, indicó Guevara. “Nos habilita para poder hacer investigaciones sobre la temática, por eso es importante el trabajo que podemos hacer con la Defensoría del Pueblo, que tiene un Observatorio en Adicciones, o con las universidades nacionales”, planteó.

Mitos, juego recreativo y riesgo

En cuanto al juego y los mitos que hay alrededor de la actividad lúdica, Guevara señaló que “no toda persona que juega tiene problemas con el juego”, y subrayó que “se habla de ludopatía o adicción al juego sobre una conducta problemática, que puede cambiarse y enfocarse desde la perspectiva del juego responsable”.

En esa línea, abundó: “Hay un mito que dice que por oferta o propagación de la oferta la gente juega más, y esto genera una idea errónea sobre la mal llamada ludopatía y esto no es así. Lo que está en tensión ahí es cuál es la relación que tiene el apostador con el juego”.

Para aclarar esta creencia cristalizada en el sentido común, el funcionario dijo que “con los números se cae el mito”, y brindó los resultados de una encuesta sobre juego realizada en el país en 2019.

“De cada 100 personas, 70 personas no juegan absolutamente a nada. De esas otras 30 personas, el 95% lo hace de forma recreativa, se juntan a jugar al truco, al póker, con amigos, en familia o van a un casino a un bingo, como una forma de recreación, de diversión, dentro de la industria del entretenimiento; de ese 5% que resta, el 3,5% se llama jugador riesgo con problemas, son quienes cobran sus ingresos y lo destinan al juego con la posibilidad de ganar o de perder, pero generalmente, no van en busca de ganar, sino de esa sensación que les da el juego y terminan perdiendo; el 1,5% restante ya son los jugadores patológicos, y con ellos se ahonda más en la historia de la persona y en su relación con el juego”, explicó.

En esa línea, Guevara apuntó: “La práctica del juego es inherente a la persona humana, a la cultura, desde chicos nos entretenemos. Cuando surge algún problema es muy importante que el Estado esté presente para detectar lo que se llama grupos vulnerables. Desde la línea del juego responsable, se busca que si uno va a jugar lo haga en un lugar seguro, donde esté la presencia del Estado, la banca del Estado para evitar estafas, la contención del Estado para quienes tienen problemas y para sus familiares, dando un tratamiento terapéutico, de forma gratuita, con confidencialidad”.

Asistencia y tratamientos

Cada sede en la que trabajan profesionales del Programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo articula distintas acciones, de acuerdo a las demandas de la comunidad.

María Belén Taborda es la psicóloga responsable del programa en la localidad de Pergamino. En diálogo con DIB, explicó que “el paradigma en el que sostenemos nuestro abordaje es socio comunitario, psicosocial, basado fundamentalmente en la relación que el sujeto establece con el juego de modo que éste se torna compulsivo”.

El programa ofrece también el Trámite de Autoexclusión, que las personas pueden elegir para estar dos años alejadas de las salas de juego. Si bien es una herramienta secundaria para el abordaje de la problemática, Taborda señaló que “en la mayoría de los casos los pacientes llegan a la consulta a través de ese trámite”, por lo que lo articularon de modo tal que quien quiera realizarlo “tenga un primer contacto con un profesional, así puede convertirse en primera demanda de tratamiento”.

La especialista señaló que por la idiosincrasia de la ciudad, donde “se conocen todos con todos”, en Pergamino se trabaja el abordaje de forma individual más que grupal, aunque también hay talleres y actividades recreativas que se ofrecen a quienes están en tratamiento.

Sobre cierto perfil o características de quienes desarrollan una relación conflictiva o de riesgo con el juego, Taborda explicó que “la mayoría de los pacientes son de 30 años para arriba, muchas mujeres viudas, con hijos que se han ido a estudiar, con divorcios, hombres con alguna cuestión económica, pero ahí hay algo detrás, el para qué en esa relación con el juego”.

En esa línea, abundó: “Detrás de eso hay un sentido que es subjetivo, que es mucho más profundo. Muchas personas se quedan y se preguntan quiero saber por qué me puse a jugar compulsivamente a los 50 años. El jugador es un perdedor permanente, un duelante permanente de un montón de cosas, el jugador no juega para ganar, juega y pierde. ¿Cuál es el enganche? Ahí estamos nosotros para encontrar ese para qué, porque no todas las personas que van al bingo se convierten en jugadores compulsivos”.

Por su parte, Matías Donofrio, es psicólogo y coordinador de la sede el programa en la sede de Olavarría, y coincidió con Taborda en que muchas personas llegan a consultar luego de firmar la Autoexclusión a las salas de juego.

“Cuando vienen por el trámite les ofrecemos empezar tratamiento, preferentemente individual, para indagar en las razones que a cada uno lo llevan en sumergirse en la adicción al juego”, expresó Donofrio.

Sobre algunos síntomas que pueden detectar los familiares de las personas que desarrollan un problema con el juego, el especialista señaló: “La adicción al juego, al ser muy silenciosa, resulta difícil de detectar: hay que estar atento a los cambios de humor, a la pérdida de tiempo, a la pérdida de dinero, el juego tiene un papel central en la vida de la persona, se empiezan a deteriorar vínculos sociales, cuando la persona no está jugando se siente ansiosa, con gran malestar, con aburrimiento, se tiende a recurrir a todo tipo de conductas para seguir jugando, desde actos ilegales a quitar ahorros de las familias para continuar en las apuestas”.

En cuanto a las acciones que llevan adelante en Olavarría, contó que impulsan campañas específicas y talleres de capacitación en escuelas. “Esta semana, que es la semana del juego responsable, nos paramos dentro del bingo con folletería y son acciones que tienen un impacto real. Por ejemplo, una persona conoció lo que era la autoexclusión y dijo que por dos años iba a ‘estar ordenado’ respecto al juego. Y esos actos son muchísimo”, puntualizó.

Emergente entre los jóvenes: las apuestas online

Una de las preocupaciones que surgieron en los últimos tiempos sobre la problemática vinculada al juego es la de las apuestas online, que se ha manifestado como emergente en las escuelas secundarias.

“Entre los ‘80 y los ‘90 se vivió el cambio de los juegos tradicionales, de paño, a los juegos electrónicos, y de la pandemia a esta parte, estamos viviendo otra transición que es hacia lo virtual, todo lo que tiene que ver con casinos virtuales, que es un poco la problemática por la que hoy estamos recibiendo mucha consulta”, explicó Donofrio sobre este nuevo escenario.  

Las apuestas online, una problemática que emerge entre adolescentes e irrumpe en las escuelas secundarias.

“Es mucho más difícil de abordar que el del jugador de sala, porque no hay control, está disponible 24/7 para la persona, puede hacerlo en cualquier lugar sin que el otro se entere, ya que se accede con el celular. Acá no tenemos autoexclusión posible, a esto se le suma el bombardeo mediático que insta a jugar para ganar dinero de manera fácil e inmediata”, analizó Taborda.

“En nuestro centro de Pergamino recibimos el año pasado demandas de instituciones educativas para realizar asesoramiento y actividades preventivas, porque observaron que los adolescentes juegan por dinero a través de las billeteras virtuales o con la participación de adultos que les compran las fichas porque son menores de edad, esto abre el riesgo a cualquier otra cosa, porque no sabemos quiénes son, si el menor va en forma presencial a llevar el dinero”, añadió la especialista. 

Taborda hizo hincapié en la corresponsabilidad de los adultos en estos casos y en la necesidad de que se involucren. De igual modo, reflexionó sobre la rapidez en la que se instaló esta modalidad de juego como nueva problemática, de forma inesperada. “Hace unos años veíamos el juego online de los adolescentes, con computadoras, sin dinero mediante, como un posible pasaje al juego por dinero presencial. Trabajábamos esa relación de juego, del sujeto con el objeto durante horas, problemáticamente, para que no evolucionara al juego presencial por dinero. Y nos aplastó la realidad”, sostuvo la psicóloga. “Apareció el juego online por dinero, con acceso directo y sin regulación. No hay freno para los adolescentes si no hay un adulto atento. Hay un componente cognitivo en el jugador, de distorsiones, donde se cree que puede controlar los resultados del azar, que le encontraron la vuelta a la máquina, a lo que sea. Ese pensamiento omnipotente, mágico, en un adolescente es mucho más complicado”, concluyó. (DIB) ACR

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