En el marco de la investigación de la muerte de Diego Fernández Díaz, cuyo cuerpo estuvo cuarto décadas enterrado en una casa del barrio porteño de Coghlan, el juez de Instrucción Alejandro Litvack citó a declaración indagatoria a Cristian Graf, el principal sospechoso de haber tenido alguna participación en el asesinato, que comenzó a develarse el pasado 20 de mayo con la aparición fortuita del cadáver.
Litvack resolvió que existe un "estado de sospecha suficiente" para que el investigado brinde sus explicaciones sobre lo ocurrido de manera presencial y fijó la audiencia para el 17 de octubre próximo a las 10.30 de la mañana. De igual modo, el juez rechazó el pedido de la defensa de Graf de archivar la causa y dispuso que la fiscalía continúe con la dirección de la investigación.
En tanto, semanas atrás, el fiscal Martín López Perrando pidió al juez que citara a indagatoria a Graf. No obstante, Litvack reclamó que completara el expediente con las fechas exactas de la imputación de "encubrimiento agravado", e incluyera más detalles para evitar cualquier tipo de futura nulidad impulsada por la defensa.
Cristian Graf, de 58 años, aún vive en la casa donde se encontraron los restos de Diego Fernández Lima, desaparecido en 1984. Ambos eran compañeros de colegio y el caso había quedado cerrado ya que nunca había surgido pista alguna que apuntara a dónde podría haberse ido el adolescente en aquellos años.
El fiscal cree que Graf tuvo una conducta tendiente al ocultamiento de pruebas una vez que aparecieron los restos que estaba desaparecido: dio explicaciones inverosímiles, intentó desviar la investigación, mostró pasividad ante el hallazgo de huesos humanos, ya que ni siquiera llamó a la Policía, entre otras reacciones negligentes.
Atajo a la prescripción: encubrimiento
Al haber transcurrido 41 años desde el crimen, la causa marcha rumbo a la prescripción. Sin embargo, López Perrando parece haber encontrado un atajo: acusar a Graf no directamente por el homicidio, sino por actos de encubrimiento agravado y supresión de evidencia ocurridos con posterioridad.
El planteo de López Perrando se basa en lo que le dijo el propio Graf a los trabajadores de la obra en construcción de la casa de avenida Congreso 3746/48, quienes descubrieron los huesos cuando hubo un pequeño derrumbe en la medianera: habló de que allí hubo una iglesia, les prohibió tocar un árbol, entre otras indicaciones inconexas.
El caso que tomó estado público por una coincidencia impensada: aparecieron en una casa en la que había vivido el músico Gustavo Cerati, apenas un año. Luego, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) determinó que los 151 fragmentos óseos correspondían a Diego Fernández, cuya familia nunca había dejado de buscarlo.
Diego Fernández Lima, conocido como "El Gaita" o "El Gallego", tenía 16 años cuando se fue de su casa la tarde del 26 de julio de 1984 y, desde ese momento, se le perdió el rastro. (DIB)