Para el fiscal, siempre existieron sospechas sobre Asebedo, en principio por esas diferencias con Garrido, y luego porque advirtió algunas mentiras en su declaración. También que no coincidía con la expareja de Garrido en cuanto al vínculo que tenían ambos, en algún momento de perfil “clandestino”. Pero además, en la escena del crimen hubo algunos indicios fuertes de que el casero podía estar implicado. El escenario del robo no pareció real, ya que no había faltantes de dinero u objetos de valor en la casa. También por el hallazgo del auto, insólitamente abandonado a poca distancia. Luego, porque la herida en la mano de Asebedo no tenía impacto en la escena del crimen, es decir que no había dejado rastros de sangre ni señales de una mecánica de pelea. También porque su supuesto desmayo no se correspondía con ninguna lesión o traumatismo craneal. Otro elemento sospechoso, enumera La Capital, fue que dentro de la casa de Asebedo los peritos encontraron una bolsa con dos teléfonos quemados, algo que jamás pudo justificar.
El crimen de Carlos Garrido, expiloto marplatense de Turismo Carretera (TC), conmovió el 29 de abril al mundo del automovilismo. Garrido, quien se desempeñaba como comisario deportivo, tenía 65 años y había llegado a la máxima categoría en 1987, luego de haber logrado varios títulos zonales. En el TC, siempre con Chevrolet, ganó dos carreras, ambas en Buenos Aires, sobre un total de 158 competencias, reseñó la Asociación de Corredores de Turismo Carretera (ACTC). (DIB) GML