Por Gastón M. Luppi, de la redacción de DIB
La vela es carta fuerte para las delegaciones argentinas en los Juegos Olímpicos. Es el segundo deporte que más medallas le dio a Argentina en la historia, y por lejos es el que más aportó al medallero en los últimos 28 años: ocho preseas, entre ellas el oro de Santiago Lange y Cecilia Carranza Saroli en Río de Janeiro 2016, en la categoría Nacra 17.
En París 2024, Argentina dirá presente nuevamente en Nacra 17, pero ya sin Lange. El año pasado, el ganador de una medalla de oro y dos de bronce en siete Juegos Olímpicos afrontó un selectivo interno junto a su nueva compañera Victoria Travascio pero el mano a mano fue para la embarcación de Eugenia Bosco y Mateo Majdalani.
Bosco es de San Pedro y acaba de cumplir 27 años. En 2017 navegaba Nacra 17 cuando Majdalani le propuso hacer campaña juntos rumbo a los Juegos de Tokio. Majdalani fue pieza clave en el equipo de Lange y Carranza Saroli ganador de la medalla de oro en 2016 y al año siguiente decidió hacer su propio camino.
“Cuando Mateo me llamó, yo tenía 20 años”, le cuenta Bosco a la agencia DIB. “Navegaba y también estudiaba Ingeniería en la UBA, pero las dos cosas a la vez me estaba resultando complicado y tampoco estaba muy enganchada con la carrera”, recuerda Bosco, que sintetiza: “En mi casa siempre estuvo la premisa de hacer las cosas al 100%, nada por la mitad. No me sentía cómoda navegando y estudiando, me parecía que estaba haciendo todo a medias. Fue así que decidí dedicarme 100 por 100 a navegar”.
En 2017, el horizonte estaba puesto en los Juegos Olímpicos de Tokio. “Las cosas no se dieron”, dice Bosco, y para Japón se clasificaron Lange y Carranza Saroli. Bosco y Majdalani fueron a los Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde lograron la medalla de oro. “Sin clasificar a Tokio, analizamos y decidimos que queríamos seguir rumbo a París. Fue un esfuerzo muy grande porque nos mudamos a Europa para poder hacer una mejor campaña”. No fue una apuesta sencilla. “Fue todo un replanteo, pero veníamos trabajando bien. Cuando sabés que ya se te va a dar, si no es ahora, será en cuatro años…”.
En ese camino hacia París no estuvieron solos. Es que junto a ellos, la dupla de Lange y Travascio perseguía el mismo objetivo. Así, la competencia por una plaza no solo fue contra otros países. Además, debían ser la mejor embarcación argentina. Y lo lograron en agosto de 2023, en el Mundial de Vela que se desarrolló en Países Bajos.
“Fue un año intenso”, resume Bosco. “Obviamente, estaba todo bien entre nosotros, fue una competencia sana y la llevamos muy bien. Pero obviamente queríamos ganar. Lo dimos todos, fueron meses que más allá de los campeonatos había que competir internamente, fue mucho peso encima”. Y aclara: “No sé si fue estresante, fue intenso”.
Sin París, Lange le puso fin a su carrera a los casi 62 años. “Sin culpas y sin cargos, obvio. Él decidió ponerle un punto”, explica Bosco, que reitera: “Creo que todos lo llevamos bien”.
La clasificación olímpica de Eugenia Bosco y Mateo Majdalani
Bosco y Majdalani lograron la clasificación olímpica en agosto de 2023, casi un año antes de los Juegos. Por entonces, solo “Los Pumas” y la nadadora Macarena Ceballos habían logrado una plaza en París; hoy son más de cien los clasificados.
“Clasificar con tiempo te da mucha tranquilidad y te permite encarar la pretemporada de otra manera, te podés enfocar 100% en los Juegos. Hicimos mucho trabajo físico, probando materiales, entrenamos todo. Pero sobre todo, da mucho alivio: nuestro objetivo eran los Juegos Olímpicos y la presión de la clasificación estaba”.
Bosco y Majdalani competirán entre el 3 y el 7 de agosto en Marsella, donde se realizarán las pruebas de vela. Serán los primeros Juegos para Bosco, y en el caso de Majdalani, primeros Juegos para él como competidor, ya no como entrenador. Falta poco más de un mes, pero Bosco los viene disfrutando desde hace bastante. “Estamos disfrutando el proceso y eso es muy importante”, le explica a DIB. “Obviamente, el proceso es lo más largo y estamos contentos con el camino que estamos haciendo”.
Poner el acento en el “proceso” fue consejo de María Sol Branz, olímpica en Río 2016 y Tokio 2021 -quinto puesto- junto a Travascio. “Sol me dijo: ‘Lo más importante es que disfrutes. A mí ya se me pasó y hay momentos que no los disfruté’”. Y entonces, explica Bosco: “Obvio que hay momentos que se sufre, que querés que pasen ya. Hay entrenamientos que no son divertidos, o momentos de regatas en los que se la pasa mal. Pero trato de ser consciente de todo lo que estamos viviendo”. Y vuelve al consejo de Branz: “Me dijo que disfrute el día a día. Todo es una locura y quizá uno termina naturalizándolo. Su consejo fue: ‘Disfrutá’”.
“Qué bueno sería esto algún día”
¿En qué momento se despertó la ilusión de estar en un Juego Olímpico? “De chica, no”, le admite Bosco a la agencia DIB. “Cuando empecé a competir, mi primer viaje fue a Dinamarca en la categoría 29er. Estaban los que habían ganado medalla en los Juegos de Londres 2012 y ahí se me despertó algo: vi a esa gente, la medalla; fue loco, un flash. Y pensé: ‘Qué bueno sería esto algún día’. Pero no tenía ni idea del camino que había de recorrer, no sabía nada”.
“Tenemos un buen overol”
Bosco y Majdalani ya conocen dónde competirán en los Juegos Olímpicos: la Marina de Marsella. Estuvieron allí tres meses en 2022, otro tanto en 2023 y también este año. “Puede tocar de todo, es un lugar complejo, no es fácil”, le resume Bosco a DIB. “Es como una bahía un tanto cerrada y hay olas de rebote de todos lados”. Sin embargo, a priori no es necesariamente malo para los argentinos: “Puede llegar a estar bueno. Pueden tocar todas las condiciones y nosotros tenemos un buen overol. No nos caracterizamos por un tipo de viento, nos llevamos bien con todos los vientos”.
Y a propósito, “las expectativas siempre son altas. Queremos que nos vaya bien, la verdad es esa. Siempre es lindo soñar con la medalla, vamos a hacer todo lo posible por eso”.
Los comienzos de Eugenia Bosco en San Pedro
Bosco se inició en la vela a partir de la visita de un tío que vive en Italia. “Vinieron mis primos y mis tíos a Argentina. En mi casa éramos un montón y mi tío nos llevó a navegar. Mis primos se volvieron, pero mi hermano y yo nos enganchamos. Después arrancó el invierno, a mí no me gustó nada y dejé, pero a los dos años volví”.
En su derrotero, Bosco tuvo que dejar la categoría Optimist a los 13 años, porque es muy alta y la embarcación ya le quedaba chica. Fue así que se pasó a 29er, con su hermano y otros compañeros. Su hermano optó por el estudio y a Eugenia le llegó la invitación para navegar Nacra 17. Hasta que en 2017 la llamó Mateo Majdalani y a partir de ahí la cosa fue más en serio.
Es tan en serio que se trata de un proyecto 24/7: 24 horas por 7 días de trabajo. “Es un estilo de vida, es un emprendimiento, por así decirlo”. Y lo resume: “Hay un objetivo común muy grande”.
Del día a día de trabajo, “con Mateo nos llevamos muy bien y convivimos muchos años. Tenemos muy buena convivencia, somos tranquilos los dos, sabemos respetar mucho los espacios. Su novia viene de viaje, mi novio también, hay una buena dinámica. Pero obviamente hay momentos tensos, momentos que se hacen un poco más difíciles. Pero nunca es personal, siempre es por el objetivo. Somos un equipo, y sí, es 24/7: es un proyecto muy grande”. (DIB) GML