martes 23 de septiembre de 2025
23 de septiembre de 2025 - 10:29

Giro en la causa del cuadro robado por los nazis: es de otro pintor y no representa a la condesa Colleoni

Así lo aseguraron desde la Accademia Carrara, el museo más importante de Bérgamo. El verdadero autor de la obra de arte sería Giacomo Ceruti, "il Pitocchetto".

El caso del cuadro hallado en una casa de Mar del Plata y que tuvo repercusión mundial por estar vinculado al expolio nazi de obras de arte dio un giro inesperado: según una investigación periodística, no es del autor al que se lo atribuye, Fra’ Galgario, y la persona representada tampoco sería la condesa Colleoni.

Colección usurpada

El cuadro era una de las más de 1.100 piezas que tenía el galerista y marchante judío Jacques Goudstikker en su galería de Ámsterdam, una colección que que fue "comprada" por altos cargos del Tercer Reich.

Obligado a desprenderse de su patrimonio por migajas, Goudstikker murió en 1940 cuando huía de los nazis.

Perdido y encontrado

“Retrato de una dama” estuvo perdido durante casi 80 años hasta que los periodistas lograron encontrarlo en la publicación de la inmobiliaria que vendía la casa donde se hallaba el cuadro. Los dueños del lugar son Patricia Kadgien y su esposo, Juan Carlos Cortegoso. La mujer es una de las hijas de Fiedrich Gustav Kadgien, "el mago de las finanzas" del régimen nazi.

Cuando la Justicia allanó la vivienda, en lugar del cuadro se encontró con un tapiz de dos caballos. Finalmente, Kadgien y Cortegoso terminaron entregando la obra, que aseguraron que había comprado legalmente una cuñada del primer matrimonio del jerarca nazi en 1943 y que cuando ella murió, pasó a manos de la esposa de Kadgien.

“El monje” o la condesa

El matrimonio quedó imputado por “encubrimiento agravado de robo en el contexto de genocidio” y el juez federal de Garantías de Mar del Plata, Santiago Inchausti, puso el cuadro a disposición de la Corte Suprema de Justicia de la Nación "hasta tanto se pueda determinar a quién corresponde su entrega definitiva”.

Aunque en la familia Kadgien siempre se refirieron al cuadro como “El monje”, todos los especialistas coincidieron en que la persona representada en él era la condesa Colleoni, para de una distinguida familia de Bérgamo, en el norte de Italia.

Esta mujer se presume que posó para Fra' Galgario (1655-1743), uno de los mejores retratistas del último período del Barroco.

No es el cuadro

Aquí es cuando apareció el descubrimiento inesperado, motivado también -como el hallazgo del cuadro- por la sagacidad periodística. Según el matutino porteño Clarín, desde la Comuna de Bérgamo aseguraron que ni el cuadro es obra de Fra’ Galgario, ni es un retrato de la condesa Colleoni.

Los periodistas consultaron a las autoridades locales sobre el cuadro “y éstas elevaron la consulta a la Accademia Carrara, el museo más importante de Bérgamo”.

De ese modo, el doctor Paolo Plebani, responsable de la Oficina de Conservación del museo, "ha confirmado, como ya evidenció Roberto Longhi en 1927 y luego Mina Gregori en una monografía del pintor en 1984, en la que comparó incluso una foto en blanco y negro del cuadro señalado como perdido, que la pintura de la que se trata no es atribuible a Fra' Galgario".

El pequeño mendigo

Según las investigaciones realizadas por los expertos italianos, la pieza fue ejecutada por otro artista, Giacomo Ceruti, a quien conocían como "il Pitocchetto" (el pequeño mendigo).

Y del análisis de los especialistas surgió otra revelación: "Está en duda y aún por demostrarse que el sujeto retratado en el cuadro se trate de la condesa Colleoni".

De esta revelación se derivan otras implicaciones, como si este cuadro, que no sería el de Fra’ Galgario, formaba parte también del botín nazi. Pero eso todavía está por verse.

Traslado

Mientras tanto, el cuadro fue trasladado este lunes al Palacio de Tribunales de la Ciudad de Buenos Aires, donde quedó bajo custodia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

El operativo, encabezado por el juez Inchausti, incluyó estrictas medidas de seguridad y protocolos de conservación. La pintura fue embalada en materiales especiales y transportada en un camión monitoreado con control de temperatura y humedad. Una vez en Tribunales, fue ingresada por la calle Tucumán hasta el cuarto piso del edificio, donde permanecerá en una sala con acceso biométrico, cámaras y custodia permanente. (DIB)

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