La irrupción de los audios atribuidos a Diego Spagnuolo, ex titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), colocó al Gobierno en una posición incómoda: reconocer que existen indicios comprometedores sin asumir su veracidad plena. La estrategia comunicacional elegida fue acusar una "utilización política" de los registros, aunque la decisión de apartar al funcionario muestra que no se descarta que el material sea real.
“Este es el Gobierno que se jactaba de la anticorrupción y en 18 meses tuvo la no entrega de millones de kilos de alimentos, después el escándalo de la cripto Libra, luego lo de las valijas que no fueron revisadas en el Aeropuerto como correspondía y de eso nunca más se habló y ahora tiene el escándalo de la fuga de dinero de los discapacitados, con coimas de laboratorios y droguerías, donde se vuelve a mencionar a la hermana del presidente. Explícame en qué punto estamos”, planteó el analista político Aníbal Urios en diálogo con Radio Rivadavia.
El mensaje oficial se sostuvo en dos planos. Por un lado, la denuncia de un uso partidario del caso, explicitada por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en una entrevista radial. No sólo dijo que a Milei "no le importa la plata", sino que afirmó: “No es difícil pensar que es algo armado”, señaló. Por otro, en la Casa Rosada marcaron distancia de esa interpretación y subrayaron que la posición institucional no es atribuirlo a una operación, sino denunciar la “utilización política” de los audios.
La contradicción se profundizó al avanzar la Justicia. El juez Sebastián Casanello y el fiscal Franco Picardi dispusieron allanamientos y secuestros de teléfonos y documentos, luego de la denuncia del abogado Gregorio Dalbón. En los audios se menciona que se pedía un 8% de retorno a droguerías y que un 3% llegaba a autoridades superiores. Ese señalamiento, que incluye al asesor Eduardo “Lule” Menem, generó una crisis interna por la cercanía del funcionario con la cúpula del poder libertario.
La reacción inmediata del Ejecutivo fue la expulsión de Spagnuolo y del director de Acceso a los Servicios de Salud, Daniel Garbellini. El decreto que los removió aludió a “principios éticos de honestidad y probidad”, sin especificar las causas del desplazamiento. En paralelo, se intervino la agencia, bajo la premisa de que las palabras grabadas podrían ser verídicas. “Por ahora no tenemos certezas de nada”, admitieron fuentes oficiales.
La decisión expuso el dilema: al aceptar la posibilidad de que parte del material sea auténtico, el Gobierno deja abierta la puerta a que también lo sea el segmento donde se habla de la participación de Menem y de que las máximas autoridades estaban al tanto. La línea de defensa quedó reducida a la denuncia de “escándalo mediático” y a la espera de lo que resuelva la investigación judicial.
Mientras tanto, Javier Milei y su hermana Karina optaron por el silencio público. Un contraste notorio con otras ocasiones: cuando la secretaria general de la presidencia fue señalada falsamente por usar un reloj Rolex de USD 35.000, respondió de inmediato con fotos y mensajes en redes para desmentirlo. En cambio, ante la mención directa de su nombre en los audios, eligió no pronunciarse.
En ese abanico de respuestas quedó expuesta la estrategia defensiva del Gobierno. Hubo alusiones a una “maniobra política”, como la de Guillermo Francos, y menciones aisladas de dirigentes que hablaron de una “operación”. La línea oficial, sin embargo, se concentró en denunciar la “utilización política” de los audios. A esa postura se agregaron argumentos genéricos, como el principio de que “son todos inocentes hasta que se demuestre lo contrario”. El decreto que expulsó a Spagnuolo y a Garbellini apeló a principios éticos, pero evitó describir imputaciones concretas. El silencio de Javier y Karina Milei, en contraste con reacciones rápidas ante denuncias menores como la del reloj Rolex, terminó de marcar el carácter contradictorio de la estrategia oficial.
Urios fue más allá: “Si el mismo (Diego) Spagnuolo dice que él le había contado a Javier, que Javier estaba al tanto… Javier es el doctor Milei, el Presidente de la Nación. ¿Qué duda cabe?”.