domingo 02 de noviembre de 2025
31 de octubre de 2025 - 14:37

A 41 años del choque entre un micro y un tren en San Justo, una tragedia que enlutó al oeste del Conurbano

Un interno de la línea 620 cruzó la barrera, que estaba levantada, y fue embestido por la formación del tren Haedo-La Plata. Hubo 48 fallecidos.

El 31 de octubre de 1984 uno de los accidentes ferroviarios más letales de la historia argentina tuvo lugar en la localidad de San Justo, en el oeste del Gran Buenos Aires. Apenas amanecía cuando un interno de la línea de colectivos 620 cruzó un paso a nivel que tenía la barrera levantada y lo embistió un tren del ramal Haedo-La Plata (hoy Haedo-Temperley). En el siniestro fallecieron 48 personas . Se considera que es la peor tragedia en un choque de estas características.

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El accidente reflejado en la tapa de Clarín del día siguiente.

El accidente reflejado en la tapa de Clarín del día siguiente.

El accidente se produjo a las 6.05 de la mañana de ese miércoles, que testimonios posteriores recuerdan como de mucha niebla en la zona. Según recuerda Viví el Oeste, el interno número 338 de la línea 620, propiedad de la empresa Nuevo Ideal Sociedad Anónima (NISA), cruzó con la barrera levantada en el paso a nivel de la entonces avenida Provincias Unidas, actual Brigadier General Juan Manuel de Rosas (la Ruta Nacional 3) en San Justo, la ciudad cabecera del partido de La Matanza.

Sueño fatal

En aquella época la mayoría de las barreras eran manuales. Y el guarda a cargo de ese cruce se había quedado dormido. De esa manera el chofer del ómnibus, habituado a la congestión vehicular en ese sector, decidió rebasar los rodados que esperaban delante de él suyo y cruzó la vía.

A la ya citada niebla se suma también el dato de que las vías en ese cruce hacen una curva que dificulta ver si se aproxima un tren.

El colectivo, entonces, fue impactado por la locomotora de la formación que se dirigía a La Plata, una Fiat Materfer 7.131.

En el micro viajaban más de 60 personas, la mayoría de ellos del barrio Independencia de González Catán. Había trabajadores de la ex Jabón Federal, de La Tablada, y por lo menos dos embarazadas que iban a controlarse al Hospital Tornú de Villa Ortúzar.

Destrozado

El tren venía con unos 50 pasajeros. El motorman hizo sonar con insistencia el silbato y despertó al guarda de la barrera, pero no fue posible advertir al chofer del ómnibus. La locomotora arrastró al micro muchos metros y lo partió por la mitad.

48 personas perdieron la vida al instante y 12 resultaron heridas. Dos de los pasajeros del micro se salvaron cuando un hombre que venía “colgado” de la puerta vio la inminente colisión, tomó a una mujer desconocida y se tiró al pavimento.

Luego del terrible siniestro efectivos de la Policía Bonaerense y de los Bomberos Voluntarios locales comenzaron a apilar los cadáveres en un costado de la traza asfáltica y después los llevaron a la Comisaría Noroeste Primera para su reconocimiento.

Varios vecinos mencionaron que algunos aprovecharon para robar las pertenencias de los cuerpos.

Luto, monolito y olvido

Al día siguiente, el barrio Independencia se vistió de luto, en un desfile de cortejos fúnebres. Tanto el chofer del 620 como el guardabarrera integraron la lista de los fallecidos y no hubo una investigación judicial profunda.

Un pequeño monolito se colocó para homenajear a las víctimas de la espantosa tragedia pero semanas después desapareció. Manos anónimas, como tantas veces ha ocurrido, se robaron hasta el recuerdo.

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