El arzobispo de La Plata, monseñor Gustavo Carrara, visitó el Hospital de Niños “Sor María Ludovica” de La Plata, en el marco de la conmemoración de Semana Santa. Carrara fue recibido por las hermanas de la Misericordia, congregación que acompaña las tareas de los trabajadores del sanatorio, bendijo a niños internados en distintas salas, compartió una merienda y celebró la Misa de la Cena del Señor.
“Estamos en un hospital y el hospital es siempre un misterio muy grande y más grande aun cuando se acompaña y se trata de cuidar a los más pequeños, a los niños”, expresó el sacerdote, de acuerdo a un despacho de la agencia AICA. “En este hospital la beata Sor María Ludovica es una figura de amor y de servicio. Ella decía ‘para los niños lo mejor’, y la vocación de ser médico, de ser enfermero y enfermera, de trabajar en un hospital, aunque sea que todo esté limpio y esté bien para los chicos, es una tarea de amor, de vocación y de servicio”, añadió.
Destacó también que “estamos celebrando hoy el Jueves Santo, el centro de nuestra celebración es la última cena del Señor y podríamos resumirla en dos palabras que el Señor nos enseña a lo largo de esta celebración: amar y servir”.
Carrara señaló que “en la última cena Jesús hizo ese milagro de amor para quedarse lo más cerca posible nuestro y ese milagro de amor cuando tomó el pan y dijo ‘tomen mi cuerpo que se entrega por ustedes y tomen el cáliz de mi sangre que se derrama por ustedes’, ese milagro de la Eucaristía, milagro de amor y cercanía”. Y apuntó: “También la Eucaristía es lo que Jesús es, un pan que se parte y se reparte para todos los que hambreamos encontrarle un sentido profundo a la vida”.
En su homilía, el arzobispo explicó también que, en esa Última Cena, “Jesús enseñó el nuevo mandamiento del amor, ‘Ámense los unos a los otros como yo los he amado’. Jesús amó hasta el extremo de dar la vida y también, en la Última Cena, les lava los pies a sus discípulos y da vuelta nuestro mundo, enseñándonos otra lógica”.
Como es tradición durante el Jueves Santo, realizó el gesto del lavatorio de pies y para cerrar su visita al hospital encabezó una breve procesión con el Santísimo Sacramento hacia el museo que tiene el sanatorio, donde antes funcionaba la habitación de la beata. (DIB) ACR