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30 de julio de 2019 - 09:06

Mundo delivery: el detrás de escena de las plataformas para pedir todo a domicilio

La Plata, jul 30 (Por Marien Chaluf, de la agencia DIB).- Pese a que el fenómeno es relativamente reciente en el país, los cadetes o “riders” que trasladan “lo que sea” en enormes cajas de colores sobre la espalda, ya forman parte del paisaje cotidiano en los grandes centros urbanos, mientras comienza a expandirse también en ciudades más chicas del interior.

Son trabajadores ???en rigor “colaboradores”- de Pedidos Ya, Glovo y Rappi, todas empresas extranjeras que desembarcaron en Argentina entre 2016 y 2018 en el marco del “boom” de las plataformas digitales de servicios, principalmente de delivery de comidas, cuya actividad basada en una economía colaborativa “sin patrón” no está del todo reglamentada en el país y ha tenido más de una puja con la Justicia.

Es que aunque la economía de plataformas ofrece nuevas oportunidades para generar ingresos, sobre todo entre estudiantes y jóvenes, concibe retos desde el punto de vista regulatorio y desafía el alcance de las normas laborales, fiscales y de protección a los trabajadores, pensados para el empleo tradicional.

“Pedí lo que se te ocurra. Elegí la forma de pago que quieras: efectivo o con tarjeta. ¡Vamos volando!”. Ese es el eslogan de la uruguaya Pedidos Ya, aunque los repartidores se trasladan en moto o bicicleta, de día, de noche e incluso bajo una lluvia persistente.

Según un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), a principios de 2016 operaban en el país cinco plataformas de servicios, hasta entonces todas de capitales nacionales. A partir de ese año, principalmente producto de la flexibilización del sistema de pagos al exterior y otros factores, se aceleró el ingreso de filiales de empresas extranjeras.

El mercado argentino resultó atractivo para estas firmas porque la cultura local estaba habituada a la figura del “cadete” en las oficinas. “La gente está acostumbrada a enviar a otra persona a hacer mandados. Es el famoso ???che, pibe??? que se encarga de distintos trámites”, le dijo el responsable para Glovo en el país, Matías Gath, al diario La Nación el año pasado, cuando la compañía de capitales españoles se presentó en la Argentina.

El promedio de edad de los trabajadores de Rappi y Glovo es de 27 años, según el mismo informe de Cippec. Mientras que casi cuatro de cada cinco trabajadores de plataformas son hombres (en el sondeo se incluyen otras empresas como Uber y Cabify).

El 41,8% de los cadetes de Rappi y el 38,8% de Glovo tienen terciario o universitario completo. “Y dado que en su mayoría se concentran en servicios que requieren habilidades técnicas entre medias y bajas, se podría afirmar que están sobrecalificados respecto de las tareas que realizan”, indican también desde Cippec.

 

¿Cómo funcionan?

Con 10.000 restaurantes adheridos, Pedidos Ya, la primera en llegar a la Argentina, resume para el usuario el funcionamiento en tres pasos: uno, elegí tu comida; dos, hacé tu pedido; tres, recibí tu comida. En el medio, la aplicación, que funciona con un sistema de algoritmos, envía un mensaje al cadete que se encuentra más cercano al local, y éste tiene un tiempo determinado para aceptarlo, si no, el mismo sistema se lo pasa a otro.

El usuario puede pagar en efectivo u online, realizar el pedido a través de la web o descargarse la aplicación en su teléfono celular, donde tiene la opción de desplegar la oferta de restaurantes. Incluso, se puede buscar por comidas: ensaladas, pastas, pizzas, parrilla, milanesas, empanadas, pollo, helados, creps. Una vez hecho el pedido, puede realizar el seguimiento del repartidor.

El fenómeno pisó tan fuerte que incluso en algunas casas de comidas rápidas o restaurantes más populares existe una caja exclusiva para los repartidores de las distintas plataformas.

Pedidos Ya, que comenzó haciendo sólo delivery de comidas, ahora también se plegó a las estrategias de sus competidores y amplió sus servicios. Es que en las otras ya era posible pedir “lo que sea”, como dice uno de los eslóganes de la colombiana Rappi. Desde mandar a comprar un regalo o pedir un medicamento en una farmacia. Lo que no se permite trasladar es dinero desde un punto a otro.

Al repartidor, en tanto, se le exige tener más de 18 años de edad, moto o bicicleta, y un teléfono celular con determinadas características para recibir los pedidos. Asimismo, debe usar una indumentaria con el logo de la empresa, que al igual que la caja que va sobre la espalda, el cadete compra o recibe en comodato.

 

Una cuestión de seguridad

La inseguridad ha tenido como blanco fácil a los mensajeros, sobre todo a los que se trasladan en bicicleta. Algunos casos resonantes pusieron en agenda la problemática e incluso hubo manifestaciones en ciudades como La Plata y Buenos Aires.

Los cadetes cuentan que crearon grupos de WhatsApp para “cuidarse entre todos” de noche, cuando algunas zonas se vuelven más peligrosas. Cabe señalar que el año pasado en La Plata, un “Glover” fue apuñalado en un asalto cuando realizaba un reparto y quedó internado en grave estado.

En esa oportunidad, la empresa decidió no llevar más pedidos a la periferia platense y se concentró en el centro, pero los trabajadores denunciaron que se desligó completamente de lo ocurrido al hombre de 39 años, que terminó internado en el Hospital San Roque de Gonnet por las heridas en el tórax y en la pierna izquierda.

También en la capital provincial el mes pasado un repartidor de Glovo mató a un ladrón que intentaba robar a una mujer, de dos puñaladas. Ese episodio puso en evidencia otra cuestión: por miedo, muchos cadetes están armados.

La muerte de un repartidor de Rappi atropellado en Capital Federal también expuso las condiciones de trabajo de los jóvenes. Desconocimiento de la relación laboral, un seguro deficiente y falta de cobertura médica son algunos de los reclamos de los mensajeros que siguen copando las calles con sus cajas de colores. (DIB) MCH

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