Quien compró un auto híbrido o eléctrico en el exterior y lo trajo al país no puede avanzar con el trámite para usarlo en la calle. El problema es simple de describir y grave en sus consecuencias: la homologación, requisito indispensable para patentar, está frenada.
La ley permitió que un particular importe y registre un vehículo por año. Pero para que ese auto pueda circular necesita una Licencia de Configuración de Modelo (LCM) o, en su defecto, un Certificado de Seguridad Vial (CSV). Ninguna de las dos vías funciona hoy para un ciudadano común.
Una homologación trabada
La LCM es un trámite costoso y casi inaccesible: exige documentación confidencial de la fábrica que solo manejan terminales e importadores oficiales. Por eso se habilitó una alternativa pensada para el usuario particular: el CSV, que debía otorgar la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) tras una verificación técnica profunda.
El problema es que la reglamentación de ese certificado solo se aprobó para autos con motores a combustión. Los híbridos y eléctricos quedaron afuera.
“Se habilitó a los particulares a importar un auto por sus propios medios, pero si ese auto es híbrido o eléctrico, no hay modo de hacer el Certificado de Seguridad Vial (CSV) porque no está reglamentado”, explicaron fuentes del sector.
ANSV sin conducción
La traba normativa se combinó con una crisis institucional. La ANSV estuvo desmantelada durante 15 días tras el intento de disolución decretado el 21 de agosto. El Ministerio de Economía reincorporó al personal, pero el organismo sigue acéfalo.
El 10 de septiembre se designó a un director, Nicolás Abelardo Dapena Fernández. Duró menos de 24 horas: renunció en su perfil de LinkedIn alegando “problemas de incompatibilidad”. Desde entonces, no hubo reemplazo.
El INTI en transición
El otro organismo clave, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), también está en movimiento. Allí se otorgan las LCM, pero justo el mismo día en que renunció el titular de la ANSV también dejó su cargo el director del INTI, Daniel Afione. Su lugar lo ocupa ahora Miguel Ángel Romero.
Así, tanto la ANSV, que debería otorgar los CSV, como el INTI, responsable de las LCM, se encuentran en transición. El doble cuello de botella se da en el peor momento: comienzan a llegar los autos del cupo habilitado por el Gobierno para importar sin arancel extra zona, pero los particulares que apostaron por un híbrido o eléctrico no tienen manera de ponerlos en la calle.
La falta de reglamentación técnica y la acefalía en los organismos responsables mantienen paralizado el sistema. La expectativa está puesta en que la ANSV y el INTI retomen sus funciones plenas para que los particulares puedan completar el trámite.