El Premio Nobel de Literatura fue otorgado este jueves a la escritora francesa Annie Ernaux “por el coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los extrañamientos y las restricciones colectivas de la memoria personal”.
Ernaux, conocida por sus novelas engañosamente simples basadas en la experiencia personal de clase y género, ganó la máxima distinción de las letras que, entre las especulaciones previas, se disputaban también el británico Salman Rushdie, la rusa Liudmila Ulítskaya y el francés Michel Houllebecq, entre otros.
Según la academia sueca, la novelista de 82 años “cree en la fuerza liberadora de la escritura” y su obra “intransigente” está escrita en un lenguaje “sencillo” y “raspado hasta la limpieza”.
En su obra, la francesa “revela la agonía de la experiencia de clase” y describe emociones como “la vergüenza, la humillación, los celos o la incapacidad de ver quién eres”, con lo que ha logrado “algo admirable y duradero”, remarcó la Academia.
De esta manera, se transformó así en la 17ª mujer que lo obtiene, entre los 119 laureados desde que se instauró el premio en 1901.
Nacida en 1940 en Normandía, Ernaux tiene una vasta obra literaria que se destaca por un intimismo descarnado y sin tapujos al momento de llevar al terreno de la ficción aspectos relevantes de su vida: un fracaso sentimental, el reencuentro con la lujuria, un aborto clandestino o la memoria de sus padres. Una prosa que descarta los lirismos y se embarca en una crudeza directa y austera, confiando en el poder de intervención en el mundo de la palabra escrita. (DIB)