En el sur de Rosario, el pulso del fútbol encontró un nuevo punto de partida. En Alvear, una pequeña comuna de calles tranquilas, galpones industriales y canchas de tierra, nació el 2 de enero de 2015 Leones FC, una institución que hoy empieza a hacerse oír más allá de su tierra. Alvear es un pueblo donde todos se conocen, donde los fines de semana el fútbol se mezcla con el olor del asado y el sonido de los trenes que pasan rumbo al puerto. Allí, entre vecinos, amigos y chicos que soñaban con vestir la camiseta azul con vivos blancos y rojos, comenzó una historia que pocos imaginaban que podría llegar tan lejos.
En Alvear, la noticia se celebró con banderas y bocinazos. No era un ascenso logrado en la cancha, pero se vivió como una final ganada. “Esto es de todos”, decía un vecino mientras los chicos del club se tomaban fotos junto al escudo pintado en el muro de entrada. Porque detrás del nombre respira una comunidad que se reconoce en el sueño de ser parte del fútbol grande argentino.
De Alvear al mapa del profesionalismo
Leones FC nació con espíritu formador y raíces profundas. Su sede, enclavada entre caminos rurales y la sombra de Rosario, se levantó con esfuerzo, paciencia y una visión clara: ser un semillero de talentos y un punto de encuentro para la juventud de la región. El complejo deportivo, modesto al principio, se fue ampliando hasta convertirse en un predio con canchas de césped natural, gimnasio y escuela de fútbol, que hoy alberga a decenas de chicos con sueños de grandeza.
Durante sus primeros años, la institución compitió en la Asociación Rosarina de Fútbol, dentro de categorías amateurs, enfrentando a clubes históricos de la región y consolidando su identidad. Formó planteles en distintas divisiones, implementó programas de formación integral y logró sumar más de 18.000 seguidores en redes sociales, convirtiéndose en un referente para la comunidad. Además, recibió apoyo institucional de la Fundación Messi, que respaldó proyectos deportivos y sociales, reforzando la conexión entre el club y el legado de la familia.
En 2024, Lionel Messi envió un video de aliento: “Les deseo lo mejor para todo lo que viene. Sigan creciendo y disfrutando del fútbol”. Ese mensaje, breve, pero simbólico, marcó un punto de inflexión. Desde entonces, la idea de formar parte del fútbol profesional argentino dejó de ser una ilusión lejana para convertirse en un objetivo tangible.
Leones FC, una afiliación histórica y polémica
El ingreso de Leones a la Primera C no pasó desapercibido. El club rosarino saltará directamente desde la liga amateur al fútbol profesional sin recorrer las instancias habituales del Torneo Federal Amateur ni del Federal A. La AFA, amparándose en los artículos 10°, 11° y 25° de su Estatuto, aprobó la afiliación directa por decisión de Asamblea. La medida no tiene precedentes recientes, salvo los casos de Real Pilar (2017) y Club Mercedes (2021); pero la presencia del apellido Messi le otorga un matiz único: no solo deportivo, sino casi simbólico y mediático.
En Rosario, muchos lo viven como un acto de justicia poética: el retorno del apellido más célebre del fútbol a su tierra. Otros lo observan con cautela, recordando que el Ascenso argentino no suele perdonar improvisaciones. Sin embargo, todos coinciden en algo: Leones FC llegó para quedarse, con un proyecto que combina estructura, historia y proyección.
Un proyecto deportivo con ambición
Para afrontar el desafío de competir en 2026, Leones FC eligió un conductor con experiencia y carácter: Víctor “Chapa” Zapata, ex jugador de River Plate, Vélez Sarsfield e Independiente de Avellaneda, será el director técnico. Con pasado en la categoría -dirigió a Atlas-, Zapata encarna el perfil que busca el club: alguien que conozca la dureza de las canchas del Ascenso y, al mismo tiempo, transmita profesionalismo, disciplina y pasión por la formación de jóvenes talentos.
En cuanto al estadio, la institución planea disputar sus partidos como local en el Estadio Municipal de San Nicolás, a unos 70 kilómetros de Rosario, hasta que logre contar con su propio escenario homologado. El proyecto de infraestructura ya forma parte de la agenda dirigencial para los próximos años. El objetivo inmediato será estabilizarse, formar una base de juveniles y proyectar un modelo competitivo. El camino hacia la élite -Primera B, Nacional y, eventualmente, la Liga Profesional- será arduo; pero el club parece decidido a construir su propio camino, con paciencia y determinación.
Un club con sello familiar
El corazón de Leones late con el pulso de los Messi. Matías Horacio lidera la presidencia, acompañado por María Sol, vocal suplente, y Tomás Matías, sobrino de Lionel, como revisor de cuentas. Cada uno aporta su parte a una estructura que combina gestión, cercanía y visión de futuro.
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Más allá de los lazos sanguíneos, Leones FC representa la vocación de permanencia de una familia que siempre entendió el fútbol como legado. Desde Rosario al mundo, Messi construyó su mito personal; ahora busca construir un hogar futbolístico en la tierra donde todo inició, un espacio que combine formación, valores y pertenencia.
Un salto con historia
El caso de Leones no es aislado en la larga historia del fútbol argentino. A fines del siglo XIX, clubes como Lobos Athletic Club y Reformer de Campana fueron admitidos en torneos oficiales pese a la distancia con Buenos Aires. Con el tiempo, la AFA consolidó el principio de afiliación directa para entidades con historia, estructura y respaldo. Hoy, más de un siglo después, Leones FC se suma a esa corta lista de excepciones; no por antigüedad, sino por influencia y por un proyecto que combina infraestructura, nombre y proyección internacional.
En un fútbol acostumbrado a las urgencias, el club de los Messi aparece como una rareza: un proyecto familiar que busca crecer desde la base, con paciencia y visión de largo plazo.
Entre la mística y el compromiso
Con su incorporación, Leones FC se convertirá en el tercer club rosarino en la categoría, junto a Argentino de Rosario y Central Córdoba. La Primera C, hoy con 27 equipos, es una de las divisiones más competitivas del país. Camioneros acaba de lograr el ascenso, mientras que Deportivo Español, Sportivo Barracas e Ituzaingó disputan los lugares restantes. Allí, entre historias centenarias y estadios de tablones, debutará el club que lleva el nombre del mejor jugador de la historia -con permiso de Diego, claro-.
El desafío no será solo deportivo: se trata de consolidar un proyecto que vincule la mística del apellido Messi con la realidad del Ascenso. Trabajo, humildad, barro y sueños. En ese terreno, el romanticismo convive con la exigencia, y la camiseta no se gana con apellidos, sino con esfuerzo.
Un legado en marcha
Lionel Messi ya dejó una huella imborrable en el fútbol mundial; pero mientras continúa regateando en Miami, su apellido empieza a escribir otra historia: más cercana, más terrenal, más ligada a la comunidad. Leones FC no busca repetir el mito, sino prolongarlo desde otro lugar: el de la formación y el sentido de pertenencia.
En cada chico que entrena en Alvear, en cada padre que acompaña y en cada anhelo que empieza con una camiseta azul con vivos blancos y rojos, resuena un latido de aquella infancia en Rosario. Allí reside la verdadera esencia del proyecto: que el legado Messi no solo se mida en títulos y goles, sino también la comunidad y en generaciones que, bajo el nombre de los Leones, aprendan que el fútbol -como la vida- se conquista con humildad, sacrificio, esfuerzo y corazón.