Por Andrés Lavaselli
En la Legislatura bonaerense campea una certeza compartida por todas las fuerzas políticas, aunque todavía atravesada por dudas: en las seis semanas que restan hasta fin de año habrá un debate estratégico sobre la arquitectura electoral en la provincia, pero con un alcance que nadie parece tener aún del todo claro. En espejo, Axel Kicillof, que no descarta adelantar los comicios bonaerenses, suma un nuevo elemento para terminar de definir esa cuestión: la posibilidad de que no haya PASO a nivel nacional.
Hasta hace una semana, el escenario dejaba un resquicio para discutir solo el Presupuesto, la Ley Impositiva y, muy especialmente, el endeudamiento. Es la agenda parlamentaria prioritaria para el Gobernador, que viene de conseguir dos victorias importantes en el Senado, la aprobación de la reforma jubilatoria del Bapro y la sanción del RIGI. (Detalle que rescatan en Calle 6: el esfuerzo a favor del Ejecutivo de la senadora Teresa García, que en la pelea del peronismo quedó del lado cristinista de la grieta interna).
Pero ahora las ambigüedades quedaron de lado en la semana y ya nadie duda que se discutirán el presupuesto y, también, la cuestión electoral. ¿Por qué? 1) Hay una razón de fondo. La Boleta Única que ya se aprobó para los cargos nacionales y la posibilidad de eliminar las PASO a ese nivel -que el vocero Manuel Adorni anunció el viernes- obligan a recalibrar el sistema bonaerense. 2) Hay una razón temporal: este tipo de cambios deberían aprobarse antes de que comience a correr el calendario electoral, es decir preferentemente antes de enero. 3) Y hay intereses: el de intendentes y legisladores -peronistas, radicales y de PRO- para eliminar el tope a la segunda reelección, que si nada cambia estará operativo desde 2025.
La reforma y el presupuesto son dos cuestiones bien diferentes, pero en el parlamento las negociaciones podrían imbricarse, aunque el Ejecutivo presiona para que eso no ocurra. En los bloques de UxP explican que podría ocurrir por razones de “economía procesal”. En la oposición creen que el cristinismo (y el massismo) se apoyarán en la necesidad de Kicillof de contar con el permiso para tomar deuda ($1.1 billones) para intentar imponer su mirada sobre la legislación electoral.
Una cosa parece clara: a excepción de PRO, que tiene críticas duras sobre el nivel de empleados públicos, la discusión del Presupuesto pinta más política que técnica. El Ejecutivo envió un proyecto austero, “votable”, apoyado en una evidencia que no enfatizará: el año económico fue para el Estado menos malo que lo que previó en enero (incluso computando los recortes de Milei) y otra que propagandizará: fue prudente en términos de ejecución de las partidas, algo que incluso reconocen en la oposición. Las dos variables numéricas que dejó abiertas el ministro de Economía, Pablo López, para negociar son las usuales: fondos para municipios e impuestos.
Lo que aún no termina de quedar claro es cuál será el alcance de los cambios electorales que discutirá, y eventualmente aprobará, la Legislatura. Sí, que lo que ocurra al interior del oficialismo será determinante. En una reunión de Kicillof con 40 intendentes del oficialismo volvió a plantearse la necesidad de levantar el cepo a las reelecciones. Dada su influencia en la Legislatura, es un debate con chances de prosperar. En niveles de conducción del camporismo dijeron a DIB que aún no definieron “los qué y los cómo”, aunque admiten que algo habrá que cambiar. El rumor es que miran con desconfianza el desdoblamiento. El massismo miraría con fastidio las PASO. Todos o casi todos ellos rechazan la BUP, que pide el radicalismo, el PRO y los libertarios.
Dos decisiones
En algún momento del transcurso de estas seis semanas, Kicillof tomaría una primera definición importante: desdoblar (adelantar, en la práctica) o no el tramo bonaerense de las elecciones 2025. El proyecto que el viernes envió Milei al Congreso para eliminar las PASO nacionales tiene incidencia en esa evaluación. “Si las derogan, es factible que avancemos” con el desacople, define un alto funcionario en Gobernación. Si ocurre, un día se elegirían legisladores provinciales -senadores o diputados de acuerdo al distrito del que se trate- y los concejales; y otro los diputados nacionales por la provincia.
Un efecto inmediato sería quitar presión sobre la adopción de la BUP. Otro, desenganchar la estrategia nacional de la local y provincial, justo cuando el recobrado protagonismo de Cristina Fernández la pone en el centro de las especulaciones sobre la posibilidad de postularse el año que viene, lo que pareció habilitado por la Corte Suprema a través del ministro -saliente- Juan Carlos Maqueda. Con la boleta sábana local y seccional, eliminación del efecto arrastre podría hacer resurgir las “testimoniales” que, obligados a reforzar las papeletas legislativas o de los consejos, claves para su gobernabilidad, y para fortalecerse de cara a 2027, los intendentes podrían verse impelidos a jugar personalmente. Y no solo intendentes: al menos una figura provincial de primera línea analiza la posibilidad de una postulación local, para asegurar la estabilidad política de su distrito, uno de los “peso pesado” del Conurbano.
Pero la iniciativa de Milei podría no prosperar. Eso entorpecería a Kicillof, porque tendría menos libertad para disponer el desdoblamiento, ya que ambas PASO están asociadas en la Ley, que manda hacerlas el mismo día. En ese escenario, para realizar las elecciones en fecha separada, el Gobernador debería pasar indefectiblemente por la Legislatura: en su equipo analizaron avanzar también por decreto, pero lo descartaron, por temor a una judicialización que sume incertidumbre.
Hay otra decisión en manos Kicillof, aunque menos perentoria: competir en el mismo espacio que el kirchnerismo, o ir por fuera del peronismo. Dependerá -como también ocurre en parte con el desdoblamiento- del estado de la relación con el cristinismo. Hoy es tenso, pero en La Plata prestaron atención a una doble aparición del viernes pasado: los senadores Parrilli y De Pedro se mostraron abiertamente conciliadores con Kicillof en dos entrevistas periodísticas en las que usaron los mismos términos para referirse al Gobernador. Nadie cree que ese nivel de coordinación, de parte de esos dos dirigentes en particular, sea ajeno a la voluntad de Cristina. Aunque no hay contactos con la Expresidenta, algunos en La Plata volvieron a hablar de la necesidad de aparecer unidos frente a Milei, ya que el cómputo bonaerense será determinante para establecer quién ganó y quién perdió la elección que viene. Por lo pronto, el nuevo acto del kicillofismo, el martes en San Pedro, profundizará la línea discursiva de enfrentamiento con el Presidente y sus políticas, y prescindirá de referencias a la interna.
El duelo bonaerense de CFK y Milei
Todo se da, como se dijo, en un momento de centralidad recobrado de CFK, que está bajo ataque directo del Milei, como lo demuestra la orden de retirarle la jubilación y la pensión, dada a sabiendas de que es ilegal y que la Expresidenta tiene altas chances de revertirla en la Justicia. El Presidente dispone la medida contra la Expresidenta en una lógica ambigua: cree que ella en el centro del ring favorece, por temor al regreso, la perfomance de cualquier libertario que sea candidato/a, pero a la vez teme la posibilidad de un triunfo de Cristina en la Provincia de Buenos Aires, una posibilidad que todas las encuestas muestran como muy factible, básicamente por cómo mide n el Conurbano, lugar en el que hoy hará su acto de lanzamiento como presidenta del PJ.
Mauricio Macri ensayó una estrategia similar, con resultados opuestos a los que buscaba, cuando llegó a la presidencia: CFK armó un partido (un frente) y le ganó la elección en 2019. Ahora, paragógicamente, podría verse beneficiado del calco que hace Milei de su jugada: una Cristina central en Provincia hace a Macri, y al PRO, tal vez más necesario para el Presidente. Mientras, el despliegue territorial bonaerense de La Libertad Avanza sumó una novedad: el lanzamiento en San Miguel de Las Fuerzas del Cielo, una agrupación de libertarios “puros” referenciados con Santiago Caputo. Figuran Daniel Parisini -El Gordo Dan-; el diputado Agustín Romo, el secretario de Culto y Civilización Nahuel Sotelo: provenientes de la estructura de agitación en redes del asesor presidencial, tal vez se transformen en un semillero de candidato para 2025. Convivirán con la estructura partidaria que viene desplegando Sebastián Pareja, de la mano de Karina Milei. (DIB)