jueves 25 de septiembre de 2025
24 de septiembre de 2025 - 09:27

"Es el momento de que salga la leona": a 25 años de un partido que marcó un antes y un después

El 24 de septiembre de 2000 nacieron Las Leonas, una bisagra en la historia del deporte argentino. El recuerdo de la delantera platense Laura Maiztegui.

Tres días antes, ese partido ante España, el 21 de septiembre de 2000, era especial para Laura Maiztegui. La joven delantera platense jugaba su segundo torneo internacional con la selección argentina femenina de hockey sobre césped. Y no era un torneo cualquiera, eran los Juegos Olímpicos, en Sídney.

Apenas unos meses atrás, Maiztegui había tenido su debut internacional en el Champions Trophy de Amstelveen, en la por entonces Holanda. En ese torneo las argentinas culminaron en el cuarto puesto, misma posición que en la edición de 1999, en Brisbane, Australia. Y en la Copa del Mundo de 1998, en Utrecht (Países Bajos), también se habían quedado a las puertas del podio.

A Sídney las argentinas habían llegado con la ilusión de romper esa barrera. “Yo era de las más chicas y, creo, la que menos experiencia internacional tenía”, le cuenta Maiztegui a la agencia DIB. “Y entré a un grupo en el que las más grandes venían con esa mentalidad: ‘Cuartas, cuartas, cuartas… Este año se tiene que dar’”. Y sigue Maiztegui: “No sé si acá nos tenían en cuenta, pero nosotras fuimos por una medalla. Fuimos pensando que estábamos cerca, que nos estábamos comparando con las mejores, que teníamos el nivel. Tal vez no a la altura de Australia, pero podíamos dar pelea, me iba dando cuenta de que algo podía pasar”.

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Laura Maiztegui, la delantera platense de Santa Bárbara, medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.

Laura Maiztegui, la delantera platense de Santa Bárbara, medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.

De La Plata a la selección argentina de hockey

Maiztegui jugaba en la Primera de Santa Bárbara Hockey Club, en Manuel B. Gonnet. En 1997 habían ascendido a la A y en aquel 2000 habían tenido que mudar la localía al club Alemanes de Quilmes, que sí tenía cancha de césped sintético -de arena, obvio-. “Muchos chicos no saben que antes el hockey no era un deporte muy conocido, que había pocos clubes, con mucha menos gente, que se jugaba en canchas de pasto… Así era antes del 2000”, resume.

Había una selección de hockey, tenía su historia, pero todo quedaba muy circunscripto a ese mundillo. “En el club, en el ambiente del hockey…”, da cuenta Maiztegui.

A las integrantes de la Selección se las conocía por su participación en los clubes del hockey metropolitano. “A Vanina (Oneto) la tenía allá arriba: ‘Vos eras mi ídola’, le dije cuando coincidimos en el seleccionado. Y lo mismo con Karina (Masotta). A ellas las veíamos jugar contra nuestras Primeras”. O como hinchas: “En 1995 fui a los Juegos Panamericanos de Mar del Plata, ahí desde otro lado, en la tribuna”. O cuando Maiztegui se entrenaba con el seleccionado de Buenos Aires: “Si entrenaba la selección mayor, nos quedábamos, nos despertaban mucha admiración”.

En Sídney 2000, ese seleccionado femenino se había fijado romper una barrera. “Y parte de eso fue decir un tiempo antes: ‘Pensemos un animal’”, explica Maiztegui. “‘Algo hay que romper, hay que transformar algo para salir de este cuarto puesto’. Y la idea fue pensar en algo que nos identifique, que nos empuje”. Un nombre clave en toda esta historia es el de Nelly Giscafré, psicóloga especializada en deportes de alto rendimiento.

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Las jugadoras de la selección argentina de hockey sobre césped, en Sídney 2000,

Las jugadoras de la selección argentina de hockey sobre césped, en Sídney 2000,

A la distancia, los recuerdos varían. “Creo que se tiraron tres, cuatro animales. ‘Votemos entre todas para ver cuál es el que nos identifica’. Así se eligió la leona”. Cuenta Maiztegui, “se había hecho como una ‘investigación’ sobre las características de cada uno de esos animales. Y cuando elegimos la leona, ‘Ine’ (Inés Arrondo) dice ‘yo la dibujo’”, es la versión, el recuerdo de Maiztegui, que aclara: “El proceso en detalle no lo sé, tal vez haya habido otra discusión en mesa chica”, y menciona a la capitana Masotta, la subcapitana Magdalena Aicega y a Oneto, entre otras.

Antes de los Juegos Olímpicos, el seleccionado argentino realizó una gira previa en Nueva Zelanda. “Cuando llegamos, nos dieron un par de remeras, una de ellas la de la Selección, con la leona estampada. ‘Como para usar en un momento en que lo necesitemos, o algo así’”, parafrasea Maiztegui. Y quedó ahí. “Nadie dijo juguemos con esa camiseta, ‘fue pensado para un momento especial’, dijimos”.

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Festejo de las jugadores de la selección argentina de hockey, ya con la leona estampada en la camiseta.

Festejo de las jugadores de la selección argentina de hockey, ya con la leona estampada en la camiseta.

La camiseta número 13

Entre finales de mayo y principios de junio de 2000, Laura Maiztegui tuvo su primer torneo con la Selección: el Champions Trophy de Amstelveen. Esa convocatoria le permitió sospechar que tenía chances de ganarse un lugar en los Juegos Olímpicos de Sídney. “Fue la primera vez que viajé con la Selección, concentración, hotel…”. Allí jugó algunos partidos, en otros quedó fuera de las convocadas, pero ganó rodaje en la Selección con la camiseta 13. “Me cayó ese número y quedó”, explica sin más argumentos.

Después hubo unos amistosos contra Sudáfrica (“jugué bien, metí un par de goles”) y fue allí cuando llegó por fin la lista de convocadas para Sídney, con Laura Maiztegui confirmadísima. “No lo podía creer”.

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Laura Maiztegui, y un recuerdo de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.

Laura Maiztegui, y un recuerdo de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.

Maiztegui era olímpica. “En el momento, cuando me preguntaban, ‘sí, sí, sí’. Pero ahora, a la distancia, creo que no tenía ni idea adónde iba. Era un Juego Olímpico, sabía lo que representaba, pero pasan los años y uno le va dando cada vez mayor dimensión”.

En los Juegos, “yo estaba fascinada”, recuerda. “La Villa, el lugar donde dormíamos, era relindo. Yo dormía con Mechi (Mercedes Margalot) y estaba mucho tiempo también con Sole (García), que era otra de las más chiquitas. Todos los recuerdos que tengo son espectaculares, siempre apoyándome en las más grandes, me les pegaba. La convivencia con todos los argentinos, poder recorrer, las banderas de los distintos países en los edificios… Hermoso todo”.

Cumpleaños nada feliz

El partido ante España era especial: ese 21 de septiembre Laura Maiztegui cumplía 22 años. España era un rival ganable, sobre todo para un equipo que había llegado a Australia con ganas de meterse en el podio. Las argentinas ya habían superado a Corea del Sur (3-2) y a Gran Bretaña (1-0), y previsiblemente habían perdido con Australia (3-1). Pero España, que empató con Corea, le arrebató un empate a Australia (1-1) y sorprendió a las argentinas: 1-0.

“No estaba en los planes perder ese partido”, admite Maiztegui. “Jugamos horrible: atacamos, atacamos... y ellas de corto nos metieron un gol”. Y era su cumpleaños, “un garrón”. “Afuera estaban mis papás con Vero, mi hermana melliza, y mi hermano Santiago. Me esperaban con una tortita para soplemos una velita. Fue: ‘Sí, bueno, gracias. Que lo cumple feliz’, soplé y chau”.

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Pero a ese jueves australiano le quedaba más. “Cuando nos estábamos yendo, en el micro alguien dice: ‘Pasó esto’”. El sistema de clasificación no era como creían los argentinos -jugadoras, cuerpo técnico, todos-. De cada grupo de cinco, los mejores tres pasaban a un hexagonal. Las argentinas habían terminado segundas, pero para la próxima instancia se arrastraban los puntos cosechados contra los otros clasificados: Australia y España. O sea: 0 puntos para Argentina. Y del otro grupo, Nueva Zelanda, China y Holanda, 3 puntos cada una. Entonces, las albicelestes arrancaban últimas el hexagonal decisivo, con Holanda, China y Nueva Zelanda como próximos rivales.

“El viaje a la Villa Olímpica fue un tirar culpas para todos lados”, recuerda Maiztegui. “Llegamos a la Villa y por mi cumpleaños me regalaron un reloj, relindo, pero yo no quería saber nada, cero festejo. Era una sensación de: ‘Listo, chau, ya está’. Un ‘se va a hacer más difícil de lo que pensábamos’. Holanda era bueno, Nueva Zelanda nos había ganado en la gira... Se me venían a la cabeza todas esas cosas malas”.

Les dieron un día libre, algo excepcional. “Fue tipo: ‘Salgan’”. Las argentinas volvían a jugar tres días después, el domingo 24, contra Holanda: “Había que ganar o ganar”. Ese partido y los otros dos, sin margen de error, y encima esperar por otros resultados.

Hockey Leonas Sídney 2000 Laura Maiztegui Vanina Oneto
Laura Maiztegui junto a la también delantera argentina Vanina Oneto.

Laura Maiztegui junto a la también delantera argentina Vanina Oneto.

“La casa de los sueños realizados”

A 25 años de aquellos Juegos Olímpicos, las jugadoras y cuerpo técnico del plantel tienen previsto un encuentro, el próximo domingo 28, en la previa del lunes 29: a 25 años de. Seguramente ese día repasen aquellos días de 2000, y tal vez Laura Maiztegui confirme o corrija algunos de sus recuerdos.

Fue la noche del sábado 23. Reunido el plantel, después de que hablara el director técnico, Sergio Cacho Vigil, tomó la palabra el preparador físico, el profe Luis Barrionuevo: “Les voy a contar un cuento. Por favor escúchenme con atención. Se llama ‘La casa de los sueños realizados’”.

Tiempo después, Barrionuevo recordó aquel cuento: un Viejito le explica a un Buscador cómo se llega de “La casa de los sueños” a “La casa de los sueños realizados”, atravesando “las salas de las debilidades humanas”. Y en el relato “hay un grupo de argentinas que están en la última sala, si pasan esa prueba de debilidad, conseguirán su objetivo”. Ya superaron “la mediocridad”, “el egoísmo”, “el desgano y la desidia”, “la envidia” y “la soberbia”, y solo les queda por delante “la sala de la resignación”.

En ese momento, el Buscador descubre que aquel Viejito era un dios: “Para todos nosotros hay un Dios, a la manera de cada uno, quizá con distinto nombre, con significaciones diversas, pero creemos… creemos que hay motivos para no resignarse”, sigue el relato. “Las que están en la última sala del túnel -la ‘sala de la resignación’- son ustedes”, les dice Barrionuevo a las jugadoras.

“Ustedes, que en estos últimos cuatro años han ido venciendo todas esas debilidades de la narración. Cada una sabe bien por qué y para qué llegaron hasta aquí. Soñaron con eso. Y ahora tienen dos alternativas: resignarse y conformarse con haber alcanzado la segunda fase, total tenemos la excusa perfecta de que el desconocimiento del reglamento de clasificación nos afectó anímicamente, o dejan todo por llegar a ‘La casa de los sueños realizados’”. Y cierra: “‘¿No se merecen la oportunidad de llegar a ella?’ -les pregunté-. ¿Saben? A esa Casa llegan solamente las que son auténticamente distintas. ¡Ustedes se deben el intento!”.

25 años de Las Leonas Leona Original
La primera versión de la camiseta argentina con la leona estampada.

La primera versión de la camiseta argentina con la leona estampada.

Y Vuelve Maiztegui: “Cuando termina el cuento, Karina (Masotta) dice: ‘Es el momento de que salga la leona’. Y cuando volvemos a nuestras habitaciones, estaban todas nuestras remeras con la leona estampada puestas arriba de la cama, preparadas para jugar al día siguiente. ‘Es el momento de usarla’”.

Las Leonas a la cancha

Maiztegui no puede reconstruir por ahora cómo se dio esa escena: “Seguro todo planificado por Luis, por Cacho, por Gabi Minadeo, por Claudia Medici, la jefa de equipo, que era ‘nuestra mamá’. Por ahí pienso que lo tenían preparado para una final, pero se dio así, se adelantó. El profe estaba muy presente en todo, era de poner carteles motivadores en las puertas, esas cosas, siempre. Ese día, no sé cómo entraron en las piezas, quién organizó toda la movida”.

Y al otro día, el partido contra Holanda, 3-1 para las argentinas. Y al otro, contra China, 2-1. Y el 27, contra Nueva Zelanda, 7-1. “Fue fuertísimo. Sí, sí, sí: realmente sentíamos que teníamos un plus”, sintetiza Maiztegui, que agrega un dato no menor: “Ahí Lucha (Aymar) empieza a ser Lucha: nacen Las Leonas y nace Lucha ”. E intenta recordar: “Nosotras nos pusimos leonas desde ese momento, enseguida. Y se empezó a usar, se nos identificó con el nombre. Había unas salas con computadoras con acceso a Internet y revisábamos los mails, veíamos en los diarios, estábamos ahí, se hablaba de nosotras. Ese 24 fue el momento del nacimiento de Las Leonas ”. Y a la distancia, “no sé si alguna se lo imaginó, yo por lo menos no, de que ese nombre iba a ir de generación en generación, Las Leonas. Es sentir que algo te identifica, ‘no sos el seleccionado argentino, sos Las Leonas”.

Juegos Olímpicos Sídney 2000 Laura Maiztegui
Laura Maiztegui, en acción ante Holanda.

Laura Maiztegui, en acción ante Holanda.

Las Leonas, objetivo cumplido

Con la leona estampada en la camiseta, las argentinas, perdón, Las Leonas ganaron sus tres partidos y con 9 puntos fueron segundas del hexagonal que se quedó Australia, con 13 unidades. Por detrás, España y Holanda con 6; China y Nueva Zelanda con 4. Australianas y argentinas a la final.

El viernes 28 de septiembre a las 8 de la noche de Sídney fue la definición del hockey sobre césped femenino de esos Juegos Olímpicos. Ganó Australia y plata para Las Leonas, primera medalla olímpica para el hockey argentino. Primera de varias que vendrían después, junto con títulos en Copas del Mundo y en cuanto torneo se disputó.

Se estaba cerca, y entre los antecedentes cuentan el campeonato mundial juvenil de 1993 (las argentinas campeonas), el subcampeonato en la Copa del Mundo de mayores en 1994 y la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995. El séptimo lugar en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 fue un golpazo, y luego vino aquella sucesión de cuartos puestos. Varias de esas jugadoras venían desde 1993 y 1994. A ellas se sumaron otras, como Maiztegui. Había que romper esa barrera. El click se dio ahí: cuando se pensó en la leona, cuando se perdió con España, con el cuento de Barrionuevo, con la decisión de jugar con esa camiseta, con las tres victorias…

“Marcó la transformación de un deporte a nivel de un país. Eso es un montón”, concluye Laura Maiztegui, a 25 años de. (DIB)

Hockey Leonas Sídney 2000 Laura Maiztegui y Familia
El regreso a casa de Laura Maiztegui, con la medalla de plata de Sídney 2000.

El regreso a casa de Laura Maiztegui, con la medalla de plata de Sídney 2000.

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