Hasta hace tres días Bariloche parecía encaminada a atravesar un agosto sin nieve, con pronósticos que anticipaban el invierno más seco de la última década. Mientras en Buenos Aires precipitaron 70 milímetros en una sola jornada —el mismo caudal de agua que suele caer durante todo el mes de agosto—, en el norte de la Patagonia se verificaba un escenario inverso: junio y julio habían sido los más áridos de los últimos años, con lluvias inferiores a la mitad de lo esperado.
El panorama cambió abruptamente. Una nevada imprevista sorprendió el viernes a turistas y residentes en Las Leñas, lo que prolongó el cierre de la temporada en el centro de esquí ubicado en el departamento de Malargüe. El complejo amaneció con unos 40 centímetros de nieve fresca en la base, suficiente para mantener habilitados los sectores Eros 1, Eros 2 y el Sector 1.
Voceros del centro celebraron la novedad: “Estamos felices porque tenemos unos 40 cm de nieve fresca en la base. Esto hace que la parte habilitada de la montaña (Eros 1, Eros 2 y el Sector 1) pueda seguir disfrutándose a pleno”. Al mismo tiempo aclararon que la nevada no alcanzó para reabrir los Sectores 2 y 3. El acceso al valle fue despejado por personal de Vialidad, aunque el uso de cadenas en los vehículos continuó siendo obligatorio ante la posible presencia de nieve o hielo en la ruta.
El pronóstico en la zona indicó temperaturas extremas: este sábado oscilaron entre los -13 °C y los -5 °C, con sensación térmica de hasta -18 °C en las cotas más altas.
La nieve también llegó a Bariloche. El cerro Catedral amaneció con 7 centímetros nuevos y temperaturas de hasta -15 °C en la cumbre, acompañadas de fuertes vientos. La empresa Catedral Alta Patagonia confirmó que la temporada se extenderá más allá de septiembre, gracias a las nevadas recientes y a las perspectivas de nuevas precipitaciones. “Se descarta cualquier cierre anticipado: la montaña tiene buenas condiciones de nieve para sostener la actividad”, afirmaron.
La extensión de la temporada entusiasma tanto a turistas como a residentes y genera un impacto directo en la economía regional, con beneficios para la hotelería, la gastronomía y el comercio de Bariloche.