domingo 09 de noviembre de 2025
16 de septiembre de 2025 - 18:03

Campo de Mayo vibró con las Carreras Legendarias

Motores, historia y estética retro. La cuarta edición del festival reunió más de un centenar de autos, motos y aviones fabricados antes de 1953.

La pista de la Escuela de Vuelo del Ejército Argentino en Campo de Mayo fue escenario de una jornada que conjugó velocidad, memoria y estética retro. La cuarta edición de Carreras Legendarias fue un éxito desde el inicio de un sábado soleado.

El evento reunió más de un centenar de autos, motos y aviones históricos en un festival que, lejos de la competencia, buscó rendir homenaje a los pioneros del automovilismo y la aviación, recreando un auténtico viaje en el tiempo.

Desde las primeras horas de la mañana, el rugido de motores antiguos y el olor a combustible se mezclaron con música en vivo y feria vintage, configurando un ambiente que trasladó al público a la década del 50.

Vehículos fabricados antes de 1953 recorrieron la pista militar en exhibiciones dinámicas, mientras aviones de época surcaban el cielo en pasajes que arrancaron aplausos y miradas asombradas.

Campo de Mayo, el escenario de una cita única

El encuentro no fue un evento más. Campo de Mayo, habitualmente reservado para la actividad castrense, abrió sus puertas a miles de fanáticos que ingresaron entre barracas militares y controles estrictos, para encontrarse luego con un escenario cargado de historia. La ceremonia inaugural, el arribo de aeronaves y las primeras largadas marcaron el pulso de una jornada que combinó tradición y espectáculo.

Entre los momentos más destacados estuvo la presentación de la Brigada Blanca de Motociclistas de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, que desplegó una exhibición especial, así como el show del escuadrón acrobático en moto de la Policía Federal. Los aviones AT6 y Broussard protagonizaron vuelos rasantes y piruetas que encendieron al público antes de que volviera la acción a la pista con autos, motos y baquets clásicos.

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Una carrera de 400 metros

La consigna fue clara: más que una competencia, una fiesta. Cada carrera, planteada como una picada de 400 metros, fue excusa para que pilotos y espectadores compartieran risas, emociones y camaradería. El resultado quedó en segundo plano frente al disfrute colectivo y el asombro ante piezas únicas, como los Volpi que alguna vez condujo Juan Manuel Fangio o el MG SA de 1936 de Margarita Tonconogy, una de las referentes del automovilismo de regularidad en el país.

La ambientación fue otro de los grandes atractivos. Vestidos de época, mamelucos, uniformes militares y trajes elegantes acompañaron a los fierros y a las bandas en vivo, generando la sensación de estar en un verdadero túnel del tiempo. La feria de coleccionismo y la gastronomía completaron una propuesta que sedujo tanto a fanáticos del automovilismo como a familias que encontraron en el evento un plan distinto.

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Detrás de esta iniciativa se encuentra Óscar Campana, referente en la preservación del patrimonio histórico y cultural, que con Garage Legendarios y su rol en Campanópolis ya había mostrado su vocación por fusionar tradición, arte y cultura vintage.

Experiencias internacionales

Tras inspirarse en experiencias internacionales como The Race of Gentlemen en Estados Unidos o la Normandy Beach Race en Francia, lanzó en 2019 las Carreras Legendarias, que en esta edición sumaron por primera vez la participación de aviones históricos.

Campana remarcó “Algunos son autos de casi cien años, lo que es una locura”. Señaló que las carreras están ligadas a aquellas que se realizaban “en Estados Unidos en la época que se contrabandeaba alcohol en los años 30, 40 y 50”. Después de eso nacen las carreras en Estados Unidos. “La idea es homenajear a estos autos en movimiento”, destacó.

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Agregó que este año se sumaron los aviones. “La gente vino vestida de época y ese es el sentido. Es un evento diferente a lo que se ha visto en todas partes y además se realizó en un lugar icónico en el que algún momento se corrió el TC”.

El cierre, al atardecer, llegó con la partida de las aeronaves y los últimos rugidos de motores sobre la pista. Para entonces, el público ya se retiraba con la sensación de haber vivido algo único: un día donde los fierros, la aviación y la estética de época se fundieron en una experiencia irrepetible.

“Todos los fans de los fierros deberían vivir al menos una vez en la vida una Carrera Legendaria”, resumió un asistente, sintetizando el espíritu de un encuentro que ya se ganó un lugar en el calendario cultural y fierrero argentino.

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