La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) dio a conocer un documento estratégico en el marco de la Semana de la Prevención de los Ahogamientos, que se conmemora del 4 al 10 de diciembre. El trabajo, llevado a cabo por especialistas del Comité de Prevención de Lesiones de la SAP, ofrece un análisis riguroso sobre los factores de riesgo, las estadísticas más recientes y una batería de recomendaciones prácticas orientadas a la prevención de una tragedia que se cobra, en promedio, la vida de un menor de cinco años cada semana en nuestro país.
Los ahogamientos constituyen la segunda causa de muerte por lesiones no intencionales en el mundo y el 63% de los casos se produce en menores de cinco años. Aunque la tasa mundial ha disminuido un 38% desde el año 2000, el fenómeno sigue siendo dramático: en la última década, cada hora, una persona muere por esta causa, afirma el documento. Solamente en 2021 se produjeron 300 mil muertes en el mundo por ahogamientos.
Estremecedor y evitable
En Argentina, de acuerdo con el último informe del Ministerio de Salud, 48 niños menores de cinco años fallecieron por ahogamiento en 2023, lo que da el triste promedio de prácticamente un deceso cada siete días.
“El dato es tan estremecedor como evitable. Estamos hablando de muertes que pueden prevenirse con medidas sencillas, pero eficaces, como la supervisión constante, la eliminación de riesgos domésticos y la concientización comunitaria”, señaló la doctora Adela Armando, médica pediatra, secretaria consultora del Comité de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y una de las autoras del documento.
No solo en verano
La SAP insiste en que los ahogamientos pueden ocurrir en cualquier momento del año, no solo en época estival o durante vacaciones. En los niños más pequeños, especialmente menores de cinco años, los incidentes suelen suceder en el hogar o sus inmediaciones: bañeras, inodoros, baldes con agua sin vaciar, pozos sin tapar, estanques, canales, acequias e incluso bebederos para ganado. La vulnerabilidad se acentúa en los menores de un año, que dependen completamente de la atención de sus cuidadores.
“El ahogamiento en niños pequeños es rápido, silencioso y requiere muy poca cantidad de agua. Por eso hablamos de una vigilancia 100% dedicada: sin celular, sin distracciones, con un adulto atento y a no más de un metro del niño. Es una forma concreta de salvar vidas”, explicó la doctora María Cecilia Rizzuti, prosecretaria del Comité de Prevención de Lesiones de la SAP y quien también participó en la confección del trabajo.
“Necesitamos comprender que prevenir los ahogamientos no es una tarea individual, sino colectiva. Se trata de generar entornos seguros, reforzar la educación comunitaria y legislar en función de la infancia. Si se puede prevenir, entonces no es un accidente”, enfatizó por su parte la doctora María Florencia Barril, médica pediatra, secretaria del Comité de Prevención de Lesiones y también autora del documento.
Adolescentes: otros factores
El trabajo también aborda las particularidades del riesgo en adolescentes, quienes suelen exponerse a peligros en entornos naturales como ríos, lagos o el mar. En estos casos, las causas más frecuentes de ahogamiento son la imprudencia, la subestimación del riesgo, el uso de sustancias como alcohol o drogas, el equipamiento inadecuado y el desconocimiento del entorno.
“Con los adolescentes hay que trabajar la conciencia del riesgo y en conductas prudentes en entornos acuáticos. No zambullirse en lugares donde no se ve el fondo, no ingresar al agua en sitios no habilitados, bañarse en horarios donde estén los guardavidas, respetar indicaciones y señales, utilizar el equipamiento adecuado para actividades acuáticas y nunca hacerlo bajo los efectos de sustancias. La idea no es infundir miedo, sino promover el autocuidado responsable”, expresó la doctora Rizzuti.
Habilidades acuáticas
La SAP propone fomentar, desde edades tempranas, el aprendizaje progresivo de habilidades acuáticas. Aprender a nadar es una herramienta crucial, pero no suficiente por sí sola. Deben incorporarse también conductas prudentes y evaluar siempre las condiciones del entorno. Además, el informe recomienda que todos los cuidadores realicen cursos de reanimación cardiopulmonar (RCP) y que estas capacitaciones se incorporen en las escuelas.
Uno de los aspectos más desarrollados en el documento es la seguridad en el uso de piletas. Se detallan recomendaciones específicas para evitar situaciones de riesgo, entre las que se destaca:
- La instalación de un cerco perimetral completo, de al menos 1,30 metros de altura, con barrotes verticales separados por no más de 10 cm.
- Una única puerta con mecanismo de cierre no accionable por niños pequeños.
- La eliminación de objetos próximos al cerco que puedan facilitar su escalamiento.
- La remoción de juguetes o pelotas del interior de la pileta, que puedan atraer a los niños.
- La construcción de pisos y bordes antideslizantes.
- El diseño de escalinatas con poca pendiente, escalones amplios, rectos, con barandas y superficies seguras.
- El vaciado obligatorio de piletas inflables o desarmables cuando no se estén utilizando.
- La protección de bocas de succión mediante rejillas de trama estrecha.
- La advertencia de que los elementos inflables como flotadores de cuello o chalecos no homologados no deben considerarse dispositivos de seguridad.
Estos lineamientos apuntan a reducir las oportunidades de acceso no vigilado al agua y a establecer condiciones seguras para su uso. De todas maneras, la SAP insiste en que ninguna medida técnica reemplaza la supervisión activa de un adulto responsable.
Conclusiones
El documento también ofrece conclusiones directas y contundentes, que funcionan como lemas de acción:
- “Si se puede prevenir, no es un accidente.”
- “La supervisión constante salva vidas.”
- “Nunca dejar a niños al cuidado de otros niños.”
- “Los ahogamientos ocurren todo el año.”
- “Si desaparece un niño, buscar primero en el agua.”
- “En viviendas desconocidas, en fiestas y durante las vacaciones, no olvidar la seguridad de las infancias.”
- “Todos podemos ahogarnos, pero nadie debería.”
Estas frases resumen una filosofía de prevención que pone en primer plano el rol del adulto y la necesidad de pensar el entorno desde una mirada protectora.
Acción sostenida
“La prevención de lesiones y en particular la prevención de los ahogamientos deben ser parte integral de la consulta pediátrica. Nuestras recomendaciones deben considerar la edad, las habilidades y la exposición al riesgo de cada niño”, subrayó la doctora Armando.
“Más que una conmemoración, esta semana de Prevención de Ahogamientos debe ser una oportunidad de acción sostenida. La seguridad infantil requiere observación, planificación y compromiso. Los ahogamientos son evitables. Con herramientas simples y voluntad colectiva, podemos cambiar esta historia”, concluyó por su parte la doctora Barril.
Fuente: Agencia DIB