La ANSV difundió pautas de conducción segura ante las lluvias y tormentas. Reducir la velocidad, mantener distancia y estar atentos a peatones, las claves
Luchemos por la Vida subraya que el pavimento mojado exige aumentar la distancia de seguridad
Conducir con lluvia nunca es lo mismo que hacerlo en seco. El asfalto mojado acumula agua, se vuelve resbaladizo y obliga a frenar con mayor distancia. A esto se suman la visibilidad reducida y el apuro de peatones que, paraguas en mano, esquivan charcos con poca atención al tránsito. En ese escenario, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) difundió una serie de recomendaciones para circular de manera más segura.
El primer consejo es elemental: bajar la velocidad. Cuanto más despacio se circule, mayor será la superficie de contacto de las ruedas con el suelo y menor el riesgo de perder adherencia. La ANSV también recuerda encender las luces bajas aun de día, usar el aire acondicionado en modo desempañante y evitar cualquier maniobra brusca.
El organismo hizo hincapié en un peligro cada vez más frecuente: el aquaplaning o hidroplaneo, cuando las ruedas dejan de tocar el asfalto y el vehículo se desliza sobre la película de agua. Ante esa situación, lo indicado es soltar suavemente el acelerador, no frenar y mantener firme el volante hasta recuperar el control.
Desde la ONG Luchemos por la Vida subrayan que el pavimento mojado exige aumentar la distancia de seguridad hasta al menos cuatro o cinco segundos con respecto al vehículo que va adelante. También recomiendan frenar de manera progresiva, maniobrar con suavidad y, en caso de una patinada, no pisar el freno sino dejar que el auto recupere adherencia antes de volver a acelerar.
El cuidado no es solo hacia los otros conductores. Con lluvia, los peatones se vuelven más vulnerables: con paraguas y capuchas tienen menos visión, caminan apurados y pueden resbalar o aparecer de golpe entre autos estacionados.
En dos ruedas, la lluvia multiplica los riesgos. Por eso, además del uso obligatorio del casco, se recomienda ropa clara o elementos reflectivos para mejorar la visibilidad y evitar las superficies irregulares o zonas con agua acumulada.
La prevención no empieza cuando ya está lloviendo. Especialistas sugieren revisar periódicamente el estado de limpiaparabrisas y neumáticos, ya que son los elementos que garantizan visibilidad y agarre. Unas escobillas gastadas o una cubierta sin dibujo pueden ser la diferencia entre frenar a tiempo o no.
También es clave controlar el sistema de climatización para desempañar vidrios rápidamente. Si el auto no tiene aire acondicionado, basta con abrir un poco las ventanillas para igualar la temperatura interior y exterior y evitar el vaho.
En días de tormenta, el mensaje de la ANSV y de las organizaciones viales es claro: menos velocidad, más distancia y máxima atención. La lluvia no es excusa para manejar distraído, sino un llamado a extremar los cuidados para que todos —conductores, peatones, motociclistas y ciclistas— lleguen seguros a destino.