A casi un mes del derrumbe del Apart Hotel Dubrovnik, en la localidad bonaerense de Villa Gesell, falleció la única sobreviviente, María Josefa Bonazza. La mujer, esposa de Federico Ciocchini, pasó alrededor de ocho horas atrapada bajo los escombros muy cerca del cadáver de su marido, en el edificio lindero al hotel.
La mujer de 79 años falleció en el Hospital Municipal Felipe A. Fossati, de Balcarce, su ciudad natal. Con su muerte, son nueve las víctimas fatales del siniestro.
Ella había sido trasladada de urgencia al nosocomio el 13 de noviembre, como producto de una descompensación. Luego de pasar una semana en terapia intensiva fue dada de alta pero, producto de una recaída, volvió a ingresar al establecimiento sanitario, en donde finalmente murió.
Su esposo, Federico César Ciocchini, de 84 años, se había convertido en la primera víctima fatal encontrada de la tragedia ocurrida durante la madrugada del 29 de octubre.
Además del hombre, fueron hallados bajo los escombros los cadáveres de Rosa (52) y Nahuel Stefanic (25), Fabián Gutiérrez (54), Mariano Troiano (47), Matías Chapsman (27), Ezequiel Matu (38) y Dana Desimone (28).
Horas de oscuridad
Josefa, conocida en su entorno como “Pelusa”, era dueña de un local de ropa junto a sus hermanas. Desde el hospital dejó su testimonio de la tragedia. “Escuchamos dos explosiones muy fuertes y luego se produjo el desplome del edificio”, relató la mujer en una entrevista con Radio 100.9. Cuando el estruendo se disipó, se encontró inmovilizada entre los restos de lo que había sido su departamento. Lo último que escuchó de su esposo fue un quejido de dolor.
Bonazza recordó durante la entrevista: “Trataba de tranquilizarme, al tiempo que notaba que mi marido no me respondía. En los primeros minutos, le pedí que no se moviera, que ya nos iban a rescatar”.
A pesar de no recibir respuesta, mantuvo la calma. Las extremidades del lado derecho se encontraban presionadas y solo podía mover la mano, el brazo y la pierna izquierda. A su vez, había dos corrientes de aire tenues que le permitían respirar.
Atrapada y sin posibilidades de movimiento, Josefa se concentró en sobrevivir. “Siempre estuve lúcida. Me encontraba aprisionada y sin posibilidad de moverme. Entonces, empecé a utilizar las técnicas de yoga para poder respirar mejor, aun sabiendo que estaba bajo los escombros”, describió.
Código Morse
Con las horas empezó a recuperar cierta movilidad en las manos y, entonces, intentó atraer la atención de los rescatistas. “Comencé a hacer sonidos en código Morse pidiendo auxilio. Marcaba la palabra S.O.S.”, explicó, golpeando el concreto que la rodeaba para que alguien pudiera oírla.
Cerca de las 10 del del día de la tragedia, los ecos de las voces de un equipo de rescate la llenaron de esperanza. En medio de una nube de polvo, vislumbró un pequeño haz de luz a través de un hueco. Al escuchar los sonidos de los rescatistas continuó emitiendo golpes hasta que lograron ubicarla. Luego de un arduo esfuerzo, el equipo de bomberos logró sacarla con vida. Sin embargo, su esposo no tuvo la misma suerte.
El matrimonio había llegado a Villa Gesell un día antes del colapso del Dubrovnik. Estaban alojados en una vivienda de su propiedad en el edificio “Alfio 1″, contiguo al hotel derrumbado. Habían viajado con la idea de acondicionar su departamento con vistas a la temporada de verano.
Tras el rescate recibió atención inicial en el hospital local y fue trasladada en un helicóptero sanitario al Hospital Interzonal de Mar del Plata. La tragedia le dejó fracturas en el hombro izquierdo y en la muñeca derecha, lesiones que luego trató en el Hospital Felipe A. Fossati de Balcarce, donde finalmente falleció. (DIB) MM