La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el autocuidado como “la capacidad de las personas, familias y comunidades para promover y mantener la salud, prevenir enfermedades y hacer frente a enfermedades y discapacidades con o sin el apoyo de un trabajador de la salud”.
El Día Mundial del Autocuidado, que se conmemora el 24 de julio, fecha instaurada en 2011 por la Federación Global del Autocuidado, es una fecha que tiene por objetivo trabajar en la implementación de conductas saludables que contribuyan al bienestar de las personas.
Para la OMS, “a través del autocuidado -como complemento del sistema de salud- se puede avanzar en el derecho a la salud y en la reducción de las desigualdades”. Asimismo, define que las intervenciones de autocuidado ofrecen una estrategia para mejorar la cobertura sanitaria universal, llegar a las personas en situaciones humanitarias y mejorar la salud y el bienestar.
En paralelo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) resalta que los sistemas de salud deben adaptarse y evolucionar para satisfacer las necesidades de salud diferenciadas de la población, especialmente de las personas en situación de vulnerabilidad. Destaca que, desde la pandemia por COVID-19, se ha hecho más evidente la importancia de dar una respuesta coordinada a nivel mundial para hacer frente a la atención de la salud y de las enfermedades no transmisibles.
El concepto de autocuidado incluye medidas preventivas como, entre otras, mantener buena higiene corporal y dental, comer de manera saludable, realizar actividad física de acuerdo a la edad, contextura física y posibilidades de cada individuo, dormir la cantidad de horas necesarias, una alimentación equilibrada, no fumar y cuidar la salud mental. También considera conductas directas sobre el control de la salud, como visitar en forma periódica al médico, hacerse los estudios que éste indique y la toma de decisiones para el manejo de malestares pasajeros que, en algunos casos, pueden ser autogestionados a través de medicamentos de venta libre.
Descomprimir el sistema
En ese sentido, desde la Cámara Argentina de Medicamentos de Venta Libre (Capemvel), afirmaron que, ante la presencia de malestares menores, reconocidos por el individuo, y durante el tiempo indicado en cada prospecto, el uso de medicamentos de venta libre puede contribuir al bienestar de la persona y a descomprimir también al sistema de salud. “No obstante, si el malestar continúa o empeora, la recomendación siempre es la consulta con el médico”, afirmó Jimena Worcel, Directora Médica de Capemvel.
“También es importante diferenciar los actos de ‘automedicación responsable’, donde la persona reconoce la dolencia que padece y recurre a un medicamento de venta libre que sabe que la aliviará y lo utiliza durante un período de tiempo acotado, de la ‘autoprescripción’, donde un individuo intenta acceder a un medicamento de venta bajo receta sin la correspondiente prescripción médica. Esto último conlleva riesgo sanitario por potenciales errores en la indicación, en la administración o en la dosificación, y hasta por interacciones medicamentosas. Muchas veces la recomendación surge de un amigo o vecino, pero los medicamentos de venta bajo receta requieren indicación y seguimiento médico”, subrayó Worcel.
El acceso a medicamentos de venta libre como producto de autocuidado permite que las personas puedan tomar decisiones que contribuyan a cuidar su estado de salud, así como autogestionar malestares leves o dolencias comunes y fácilmente reconocibles sin la necesidad de consultar a un profesional de salud (como la pediculosis, el dolor menstrual, una cefalea y pie de atleta, entre otras).
La Declaración Política de las Naciones Unidas de 2018 de la tercera reunión de alto nivel de la Asamblea General sobre la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles, insta a los Estados Miembros a empoderar a las personas para que tomen decisiones informadas, proporcionando un entorno propicio y fortaleciendo la alfabetización en salud a través de la educación, y llevando a cabo campañas masivas en los medios de comunicación dirigidas a la población para concientizar al público general sobre los daños de muchos comportamientos de riesgo.
En cuanto al impacto del autocuidado en descomprimir los sistemas de salud, se estima que las intervenciones de autocuidado representan una reducción de US$ 7.2 mil millones para los Sistema de Salud en Latinoamérica en el tratamiento de condiciones simples y no graves, además de U$S 869 millones de horas ahorradas para los pacientes y 122 millones de horas productivas ahorradas para los profesionales de salud.
Otro aspecto destacado es el uso responsable de herramientas digitales que puedan facilitar el acceso a información oportuna y confiable de salud, para que las personas puedan tomar decisiones informadas y conscientes. Como ejemplo, la integración de códigos QR y etiquetado electrónico en los productos de autocuidado permiten ampliar el acceso a la información de uso más reciente y a través de diferentes formatos de contenido.