Egipto siempre está de moda

Pese a las reiteradas crisis, el país recibe a miles de turistas cada día. El Cairo es el máximo imán, con las Pirámides y la Esfinge.

Tierra de contrastes como pocas, Egipto sorprende con hermosos paisajes desérticos dotados del esplendor que les otorga el inagotable río Nilo, con mezquitas y mercados, con historia de faraones y con las siempre promocionadas pirámides. Pero todo ese abanico de maravillas choca con un país atravesado por reiteradas crisis, con una relación deuda/PBI cercana al 95% y con uno de los mayores éxodos de efectivo internacional recientes.

Pese a atravesar convulsiones políticas en los últimos años, Egipto siempre está de moda para el viajero, gracias a sus majestuosos templos y maravillas de la antigüedad conservadas a la perfección. La aventura por estas tierras se mezcla a la perfección con una rica cultura, lo místico y una historia de 5 mil años, bien documentada, y que comenzó con sus primeros habitantes estableciéndose en las riberas del Nilo, huyendo del feroz desierto.

Además, en este 2022 se cumplen cien años desde que Howard Carter descubriera la tumba intacta de Tutankhamon, y 200 años desde que Jean-François Champollion descifrara el significado de los jeroglíficos egipcios gracias a la piedra Rosetta. Todo un atractivo para los viajeros que no dudan en llegar a este mágico sitio de unos 100 millones de habitantes.

Cuenta la historia que en el país existían dos reinos, el Alto y el Bajo Egipto, que fueron unificados hacia el 3100 a. C. gracias a la mano invasiva del rey Menes. Con él se inició un periodo histórico y la primera de las treinta dinastías que gobernaron el territorio hasta la conquista del rey persa Artajerjes. Durante el Imperio Antiguo (del 2635 al 2155 a. C.), una época dorada, se construyeron las Pirámides de Giza.

El Cairo, la “Madre del Mundo” como la llamaron desde la Antigüedad, es la capital del país. Esta ciudad de 10 millones de habitantes, con un caos organizado, es sencillamente monocroma. Su marrón “arena del desierto” se mezcla con la agobiante polución y el “mar de autos” que surca las calles. Los carriles prácticamente no existen y son marcados por la distancia mínima para que dos vehículos no colisionen. Tampoco hay giros prohibidos; es una especie de “todo vale”.

Muchas de las calles se ven repletas de gente que viene y va, mientras vendedores ambulantes improvisan ventas donde sea y llaman a los gritos a los potenciales consumidores. Los egipcios son embaucadores por naturaleza y por necesidad, ya que tienen alrededor del 40% de la población con algún tipo de pobreza.

Turistas visitan sarcófagos de momias en el Museo Egipcio. (Agencia Xinhua)

Hacia las pirámides

Un sitio que se ve repleto de viajeros es el Museo Egipcio de El Cairo, con sus más de cien salas con tesoros fascinantes, desde deslumbrantes joyas de oro hasta ropa interior de Tutankamón. También uno se puede cruzar con momias de los más grandes faraones y sus mascotas preferidas, o bien con un papiro de 4.500 años.

Pero sin duda el punto máximo de todo itinerario y que cautiva más flashes está a situado en la meseta de Giza, a 20 kilómetros de la ciudad, y a la que es recomendable llegar con un tour. Se trata de las Pirámides y la Esfinge. Durante casi 4000 años, su insólita figura, impecable geometría y descomunal tamaño siempre han llevado a preguntarse cómo se construyeron y por qué. Siglos de investigación dieron por tierra la teoría extraterrestre que algunos se animaban a trazar; estas tumbas colosales las construyeron cuadrillas formadas por decenas de miles de trabajadores por orden de los faraones.

Las pirámides principales son tres: Keops, Kefrén y Micerinos. La primera de ellas es la más grande y famosa, con 140 metros de altura y 230 metros de base (casi 1 kilómetros de perímetro). En un principio, todas tuvieron un revestimiento de caliza blanca, pero tras un terremoto se empezaron a usar estas piedras para la construcción de edificios en El Cairo.

Actualmente se puede ver parte del revestimiento en la parte superior de la pirámide de Kefrén. La otra atracción es la Gran Esfinge de Giza. En época de la dinastía IV, se esculpió en la meseta ese increíble monumento. Se atribuye al rey Kefrén, aunque algunos autores creen que es obra del faraón Keops, artífice de la Gran Pirámide.

Otro de los principales puntos de interés de la necrópolis es el Museo de la Barca Solar. Con los restos de una gran barca desmontada encontrados cerca de la Pirámide de Keops, se reconstruyó el navío original. Fabricado en madera de cedro del Líbano, tiene más de 43 metros de eslora, más de cinco metros de manga y 1,5 metro de calado. Lo asombroso es que, debido a sus características, se cree que se le dio uso real y por ello permitió un amplio conocimiento sobre los avances en navegación de los egipcios. (DIB) FD

*Nota publicada en el suplemento De Viaje.

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