“Homero Giles, salí da la cara, no es placentero para mí venir acá y gritar como una loca (…) Necesito una respuesta ahora, que no se me acerquen los policías porque no soy una delincuente”, expresó a los una mujer que irrumpió en la sede del Instituto Obra Médico Asistencial (IOMA) de La Plata para exigir la atención de su hijo de seis años, quien necesita rehabilitación.
La situación se hizo pública ya que todo quedó registrado en un video que se viralizó a través de las redes sociales.
La mujer, en estado de alteración y desesperación, fue contenida por personal de la obra social y, según comunicaron desde el organismo que preside Giles, el reclamo fue solucionado. El hijo de la señora se operó y comenzó con su rehabilitación.
El caso no pasó desapercibido y se suma a otro similar ocurrido en los últimos días en González Catán, donde una mujer destruyó una oficina del Registro de las Personas porque no podía solucionar un trámite. Igual que en esta oportunidad, la situación quedó registrada en un video que se viralizó por las redes sociales.
Ambos episodios parecen formar parte de una especie de nueva modalidad de reclamo, que mezcla cansancio ciudadano, falta de respuesta de organismos públicos ante la digitalización de algunos trámites y el desconocimiento de las personas para resolverlos.