Escuchar a Luis Alberto Spinetta cantando en inglés no es moneda corriente, pero “Only Love Can Sustain” es una pieza de colección que uno puede disfrutar. También los fanáticos de la música conocen que se grabó “Peperina” en otro idioma, para que Serú Girán, los que muchos consideraban los Beatles argentinos, puedan ganar mercados mundiales.
Cuenta la historia del rock nacional que ya a finales de la década del ’70 importantes productores buscaron convencer a los músicos más destacados de la escena local en la necesidad de expandirse más allá de los países de habla hispana y jugar en las grandes ligas de la industria. Para lograr ello, había que ceder.
Una banda que en los ’80 grabó en inglés pero no como forma de ganar a nuevos mercados fue Soda Stereo. Las versiones “extranjeras” de las canciones del trío de Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti que se encuentran en YouTube no fueron parte de ningún plan de expansión, sino que fue como una especie de “juego” para medirse como banda fuera del país.
Por medio de Eduardo Oscar “Eddie” Symons, un marplatense descendiente de ingleses que se dedicaba, en esos días, a la venta de discos importados y entabló una muy buena relación con el trío al que produjo en sus recitales en la ciudad costera, el grupo entró en contacto con la cantante americana Lene Lobich, que puso a disposición su estudio personal para grabar a Soda en inglés.
Así lo reconoce el propio Zeta Bosio en su libro “Yo conozco ese lugar”, editado por Planeta. “Eddie hablaba muy bien inglés y -creo- tenía el negocio de viajar a comprar discos afuera y traerlos a la Argentina para venderlos en distintas disquerías. ‘Eddie’ nos acompañaba y también, en ese mismo viaje, hizo posible que nos encontráramos con Lene Lovich, una compositora norteamericana radicada en Inglaterra que había conseguido un par de hits a fines de los años ’70”, relata el bajista.
Ida y vuelta
Más allá de la rica vida musical de Soda Stereo, sus interminables giras y éxitos que aún no paran de sonar, detrás de esa relación con Symons, el productor ocasional de shows en Mar del Plata con quien después la banda organizó la Gira Animal, se escribe una historia trágica. Un salvaje crimen, del que se cumplen en pocos meses 20 años.
Según cuenta el periodista el periodista Bruno Verdenelli en el diario La Capital de Mar del Plata, en los ’80 Symons solía viajar seguido a Europa y aprovechaba para abastecerse de discos que luego comercializaba a los disc jockeys y comercios locales. Eso lo llevó a convertirse en productor de programas radiales y shows, y fue allí cuando dio con Soda, que iniciaba su camino.
Tras participar en Gira Animal, que llevó a la banda entre agosto de 1990 y mayo de 1992 a dar 81 conciertos por el mundo para presentar el disco Canción Animal, “Eddie” dejó Mar del Plata y con su primera esposa se instaló en Londres. Allí llegó hasta trabajar en la BBC, el servicio público de radio y televisión del Reino Unido.
Luego, se divorció y volvió a “La Feliz”, donde le quedaban contactos como para volver al ruedo artístico. Otra vez programas de radios y shows musicales. Pero también invirtió su dinero en una constructora, que se “derrumbó” con la crisis argentina de 2001. Si bien estuvo un tiempo en pareja, ya para esta altura estaba solo, viviendo “al día”, en un departamento que era propiedad de su madre, en la zona de la Plaza Colón.
Solitario final
Con 41 años y una vida intensa, “Eddie” se mantenía con la copia de CD’s para diversos clientes y con un espacio en una radio local, por el que conseguía alguna publicidad. El domingo 30 de septiembre de 2002, dos conocidos del productor llegaron hasta el departamento del séptimo piso y desataron la tragedia que quedó registrada en las crónicas del diario La Capital.
Según la reconstrucción de la Justicia, Adrián Echeverría, un hombre que hacía trabajos de electricista y vivía en un edificio tomado cercano, y Gustavo Larrea, un “patovica” de un bar, llegaron hasta la casa de Symons para “comprar” unos discos. Una vez en su interior, lo golpearon con una mancuerna, lo asfixiaron con un cable, y luego huyeron robándole su computadora y sus equipos de música importados.
Pocos días después, Larrea y Echeverría, que tenían antecedentes judiciales vinculados a la prostitución, fueron detenidos luego de que el dueño de un local de la Galería 2001, en la zona del Casino, los incriminara por haberle comprado a ellos los equipos sustraídos a “Eddie” hallados por la Policía en ese comercio.
Tras un juicio oral realizado en diciembre de 2004, ambos fueron condenados a la pena de reclusión perpetua. Y si bien la familia y amigos de “Eddie”, el amigo de los Soda, encontraron justicia, su historia quedó en el olvido. (DIB) FD