Viaje a San Marino, una rareza entre montañas

Con sus 61 km cuadrados de superficie, esta república rodeada de Italia sorprende al viajero con construcciones e historias de varios siglos.

El fantástico monte Titano, con sus 739 metros de altura. (Turismo de San Marino)

Nada más que 33.000 habitantes pero más de 50.000 vehículos; sólo 61 km cuadrados de superficie; no pertenece a la Unión Europea, pero usa el euro como moneda; no cuenta con un local de la cadena McDonald’s ni tampoco con un Ejército; y es la única república donde se eligen dos jefes de Estado. Así es San Marino, el país rodeado totalmente por Italia, sin salida al mar, pero a solo diez kilómetros del Adriático.

Aunque no suele aparecer como un destino turístico en las grandes guías, es una linda de 48 horas para aquellos que realizan un viaje a la Emilia-Romaña o a la Toscana. Está a 130 de Bolonia y alrededor de 160 de Florencia.

Con el tamaño de la isla de Manhattan, es considerada, por los expertos, como la república más antigua del mundo. El tercer país más pequeño de Europa, por detrás del Vaticano y Mónaco, suele ser un destino de paso para los viajeros, que llegan hasta allí para conocer el centro histórico y el monte Titano, sus principales atractivos, reconocidos como patrimonio de la humanidad por la Unesco.

A la hora de conocerlo, el monte Titano, con sus 739 metros de altura, es el gran imán para los turistas y se ha convertido en la imagen de la ciudad medieval de San Marino, que también seduce con sus calles estrechas y edificios históricos. Como es lógico, el viaje de subida por las laderas del monte tiene unas cuantas curvas, aunque no es especialmente complicado.

En la cima existen tres construcciones que se destacan. La principal es el castillo de la Guaita, con sus orígenes en el siglo XI. También están el castillo de la Cesta o Fratta, desde donde se disfruta de las vistas más espectaculares de la ciudad, y la torre Montale, una edificación interesante para conocer.

Entre sus estrechas calles, sobresale la piazza della Libertá. Allí está el Palazzo Pubblico, la majestuosa construcción de finales del siglo XIX que alberga el Ayuntamiento y la sede del Gobierno. Es el escenario del cambio de guardia de la Unidad Uniformada de la Guardia di Rocca.

Si bien es una ciudad pequeña, son esos sitios que a cada paso uno puede descubrir iglesias, conventos y palacios que permitirán retroceder en el tiempo. Ejemplos de ellos son la basílica del patrón del país, la de San Marino, que data del siglo XIX, o el teatro Titano, que se remonta al siglo XVIII.

También hay museos para internarse un par de horas. Uno de ellos es el Museo Estatal, con una muestra arqueológica y artística relacionada con la historia de la república, y que cuenta con una galería con pinturas de los siglos XIV al XIX. En tanto, el Museo de Curiosidades, tiene en sus salas una colección de un centenar de excentricidades y rarezas, tales como una trampa de pulgas del siglo XIX, el reloj de la nariz o las uñas más largas del mundo. (DIB)

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