Coulrofobia. Así se llama el miedo irracional a los payasos, que sufren sobre todo chicos pero también afecta a muchos adultos, impresionados por el maquillaje, la nariz roja y los cabellos de colores extraños. La coulrofobia estuvo en auge en la década de 2010: a partir de 2014 comenzaron a viralizarse videos de payasos aterradores haciendo bromas pesadas a incautos en varios países y en 2016 ya se empezó a hablar de la “epidemia de payasos”, que empezó en EE.UU. y provocó espanto en todo el mundo. Y al año siguiente, casualidad o no, se estrenó la primera parte de la película del payaso terrorífico más famoso, el Pennywise de “It”, de Stephen King. Entretanto, uno de estos personajes insólitos hizo de las suyas en el corazón de la provincia de Buenos Aires, en Alberti, donde entre el Día de la Primavera de 2014 y la primera semana de octubre se desató una psicosis colectiva que provocó que decenas de vecinos hicieran guardia por las noches, preparados para cazar -y si era preciso, moler a palos- al “Payaso Asustador”, un escurridizo personaje de gran melena que aterrorizaba a chicos y jóvenes.
Los relatos que han quedado sobre estas dos semanas febriles son, como corresponde, vagos e imprecisos, y recuerdan lo que sucedió con el Hombre Gato de La Plata de las décadas del ’80 y el ’90. El núcleo central del asunto afirma que todo empezó el 21 de septiembre de 2014, con el festejo del Día del Estudiante. Un periodista de TN que llegó al lugar cuando el asunto comenzó a difundirse fuera de Alberti lo resumió así: “El 21 de septiembre, para hacer una broma, varios chicos se disfrazaron de payasos y otros los filmaron mientras atemorizaban a la gente. Pero pasaron los días y algunos personajes siguieron apareciendo por las noches así vestidos y asustando también sobre todo a chicos. La cosa fue creciendo, de la broma pasó a la paranoia y de la paranoia pasó a la agresión física”.
El 29 de septiembre, la web de Diario El Salado afirmaba que “la Policía recibió llamados telefónicos de algunas personas que contaban que había aparecido en determinados lugares de la ciudad en horario nocturno alguien vestido de payaso que habría asustado a los chicos”. Allí indican varios lugares donde se había visto al payaso: el barrio Cavagnaro, la zona de la estación de ferrocarril y el parque municipal. “Pero cuando acudió el móvil policial no encontró nada”, admitían.
Agregaron que “por lo que señala la Policía, la gente que habla del Payaso refiere que sólo asusta, más allá de que mencionan que lleva un objeto punzante en sus manos”.
Golpes y saltos
Pero el miércoles 1º de octubre la cosa pasó a mayores. Esa noche, una chica de 17 llegó a su casa, en la calle Miguel Fox al 400, abrió el portón y se disponía a entrar su moto cuando la abordó una persona “con una peluca de pelo oscuro, voluminosa, y con una careta”. Ese individuo la tomó del cuello y le pegó en la cara. La adolescente pegó tal alarido que el Payaso Asustador salió corriendo y escapó por un campo cercano. Según el relato, el extraño ser saltó con facilidad un alambrado de dos metros de altura y se perdió en la noche.
Ese caso fue denunciado ante la Policía y se instruyó una causa por averiguación de ilícito con la intervención de la Unidad Funcional de Instrucción Nº 3, a cargo de Pedro Yllanes. Más allá de la agresión, según Diario El Salado, “utilizar un disfraz para amedrentar a la gente está penado en el Código Civil”.
El hecho también provocó la eclosión de una especie de patrulla vecinal, formada por cerca de cien habitantes de la localidad que se decidieron a montar guardia por las noches, provistos de palos, para ver si podían encontrar al Payaso. Pero fue en vano.
Varios vecinos hablaron con medios de Buenos Aires y contaron historias. “Nosotros estábamos adentro y empezamos a sentir mucho ruido. Cuando salimos el tipo saltó el alambre como si nada y salió corriendo. No es un payaso, es una persona que está vestida de negro, con una peluca negra y con un machete”, dijo alguien. Otro lo secundó en esto de que “no es un payaso, porque es un tipo muy ágil, salta los alambres, los tapiales, como si fuera que anda en el aire”.
Pero para los medios, tanto locales, como del resto del país, seguía siendo el Payaso Asustador. Y los vecinos lo esperaban preparados: “Todas las noches salimos con palo o con lo que venga, porque si te agarra un chico, te hace una macana”.
Magia negra
El último testimonio de avistamiento del Payaso fue el 4 de octubre, y se armó bastante revuelo. Porque se cruzó con un chico de 10 años que andaba en moto, o en bicicleta (los testimonios varían), se cayó del susto y debió ser llevado al hospital en ambulancia. No tenía lesiones, pero la gente explotó de bronca. El ser casi “hizo una macana”. Según Diario El Salado, “los móviles se establecieron en el lugar conocido como la tapera de Chapela, donde se juntaron más vecinos. Algunos reclamaban por el estado de los terrenos con malezas, otros gritaban ante las cámaras pidiendo justicia, hasta hubo quien dijo que hace muchos años en ese lugar había alguien que hacía magia negra. Comenzaron las especulaciones respecto de la posibilidad de que el misterioso personaje pudiera estar en un sótano de la casa abandonada”.
El Payaso Asustador no apareció. Y no fue vuelto a ver por Alberti. Días después hay algún velado testimonio de su paso por Bragado, y el 8 de octubre azorados juninenses afirmaron que vieron al Payaso en esa ciudad pero munido de una motosierra. Ahí terminaron sus andanzas
Intentos de explicación del misterio hubo unos cuantos, pero quizás la más interesante fue la que surgió en el programa “Chiche en Vivo”, de Chiche Gelblung, entonces por el canal C5N. Allí el conductor deslizó que “hace 5 o 6 años pasó un circo por Alberti. Éste sería el fantasma del payaso de ese circo que fue asesinado en esta misma fecha”. Y el parapsicólogo Antonio Las Heras le respondió: “Si las apariciones son coincidentes con el aniversario de su muerte es posible pensar que sea la fuerza de alguien que desencarnó y se está manifestando porque algo quiere señalar”.
Fantasma, payaso, hombre de gran agilidad, sombra de la noche: lo que haya aparecido por Alberti durante esa extraña semana se fue para siempre, pero dejó una huella imborrable en la historia anómala de la provincia. (DIB) MM