Dura crítica del embajador de Ucrania ante la ONU a su par argentino

Esa foto iba acompañada de un mensaje de Villegas que decía: “Ahora más que nunca necesitamos incrementar el entendimiento mutuo y la cooperación, independientemente de nuestras diferencias”. Y le agradecía a los embajadores con los que se había reunido por la gran discusión mantenida sobre “cómo preservar la diplomacia multilateral”.

La foto se produce horas después de que Rusia fuera suspendida, con voto argentino incluido, del Consejo de Derechos Humanos de la ONU por las violaciones a los derechos humanos durante la invasión a Ucrania.

Desde la Cancillería defendieron la actitud de Villegas y sostuvieron que su obligación es hablar con todos los integrantes de las Naciones Unidas. “Es argentino pero está como presidente del Consejo, es una reunión de rutina. Para que lleguen las inspecciones a los sitios controlados por los rusos, el Consejo tiene que tener vínculos con ellos”, dijeron a LA NACION cerca del canciller Santiago Cafiero.

De extensa carrera diplomática, Villegas asumió la presidencia del Consejo de Derechos Humanos en enero, luego de ser el representante argentino en el organismo. A diferencia del representante argentino en la OEA, Carlos Raimundi, Villegas coincidio con el “diagnóstico” del informe de la expresidenta chilena Michelle Bachelet sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela, aunque abogó por un “diálogo constructivo” con Nicolás Maduro. También fue crítico con la violación de los derechos humanos en Nicaragua, antes de las elecciones que ganara Daniel Ortega en noviembre con la mayoría de sus rivales presos o exiliados.

En Buenos Aires, la vicepresidenta Cristina Kirchner evitó ayer criticar al presidente ruso Vladimir Putin durante la apertura de la asamblea de la Eurolat. Se centró en criticar a la OTAN, que “tiene una base en Malvinas”, y afirmó que “todos los países del Consejo de Seguridad de la ONU, salvo China, ”han violado el derecho internacional“ en algún momento”. Sus palabras merecieron críticas de eurodiputados que la acusaron de “partidizar” el evento.