Por Gastón M. Luppi, de la redacción de DIB
Mar de Ajó tiene handball y también tiene arena. De allí es Giuliana Gamba, integrante del seleccionado argentino de beach handball, “Las Kamikazes”. Sin embargo, vaya paradoja, en la vida de Giuliana la arena no se cruzó con el handball en Mar de Ajó, sino en Quilmes, y con el lanzamiento de jabalina de por medio.
“Es muy loca la historia”, le admite Giuliana a DIB. Ella en La Costa jugaba al handball indoor, el más conocido. Hasta que un día se encontró en el Centro Municipal de Alto Rendimiento Deportivo (Cemard) con el reconocido preparador físico Horacio Anselmi. Era una jornada de evaluaciones, con saltos, toma de medidas, tests y demás. “Éramos unas 300 mujeres haciendo el ‘yo-yo test’ y a mí no me gusta que me ganen a nada; ‘o lo gano o me muero corriendo’, me prometí. Y lo gané”.
Anselmi no se anduvo con vueltas: “Tenés un brazo de león. Tenés que tirar jabalina para en 2024 estar en París, sos una vikinga”, la elogió. Giuliana nunca había hecho jabalina, a excepción de alguna vez en el colegio, pero de manera muy recreativa. “No me gusta el deporte individual, yo hago handball”, fue la respuesta. Y en ese momento, Anselmi propuso: “Vas una semana a practicar con Gustavo Osorio [formador de Braian Toledo] y yo te consigo un club para que sigas jugando al handball”. Y fue así que “Tuli” viajó a Buenos Aires para probar jabalina y, además, sumarse a Mariano Acosta de Don Bosco, en el partido de Quilmes.
No estaba errado Anselmi: Giuliana era buena para el lanzamiento de jabalina. “Osorio me dio la jabalina, me dijo ‘lanzá’, agarré la jabalina a lo gaucho y tiré tipo handball. Habré tirado unos 40 metros, Osorio no lo podía creer. Me pidió que me quede, me quería entrenar. Pero en ese momento yo estaba con otros objetivos, si lo hacía, lo iba a hacer más por compromiso que por otra cosa”. Quedó la puerta abierta.
Giuliana quería jugar al handball. En Mariano Acosta conoció a Leticia Brunati, entrenadora de las juveniles del club que, además, estaba al frente del seleccionado femenino de beach handball que se preparaba para los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018. “Y Leticia me dijo: ‘Quiero que vengas a probar beach’. No faltaba mucho para los Juegos y la lista ya casi estaba. Además, yo no entendía nada, pero ella quería que fuera como sparring”.
Así Giuliana, que viajó a Buenos Aires para lanzar jabalina pero estaba convencida de que quería jugar al handball, de repente conoció el beach handball.
Ida y vuelta a Quilmes
“Las Kamikazes” -así bautizadas durante los Juegos de la Juventud- ganaron la medalla de oro en Buenos Aires 2018. Giuliana se sumó a ese grupo muy cerca de la competencia, sin chances de poder formar parte de las seleccionadas. Al año siguiente, no fue convocada; en 2020, pandemia; y el primer semestre de 2021 tampoco hubo actividad. La citación a la selección mayor le llegó en la segunda parte de 2021 y al año siguiente jugó el Mundial de Grecia. “Fue todo muy rápido”, dice a la distancia.
“Hay chicas que están hace siete años y todavía no debutaron. Y en mi caso fue un año entrecortado y jugué un Mundial”. Sin embargo, sabe Giuliana, es más que un año y pico de dedicación. “Mi proceso viene desde hace un montonazo. Cuando vivía en Mar de Ajó, en la escuelita municipal me tomaba los partidos como si fueran un Juego Olímpico. El día anterior, a las 10 ya estaba durmiendo, o planeando lo que se podía hacer. Y el día del partido, llegaba una hora antes que todas las chicas”.
En la escuela municipal de Mar de Ajó comenzó a jugar handball a los 14, casi 15. Y cuando cumplió 17 surgió la posibilidad de irse a Mariano Acosta. Tenía que hacer quinto año de la secundaria y con apoyo del municipio de La Costa pudo combinar ambas. Viajaba cinco horas desde Mar de Ajó a Don Bosco, entrenaba un par de horas y volvía. “Era una locura, realmente una locura”.
El colegio era innegociable. Al año siguiente, Giuliana se cambió de club: para reducir las horas de viaje, se fue a jugar a Acha de Mar del Plata y cursó sexto año en Mar de Ajó. Y una vez terminado el colegio, se fue a vivir a Buenos Aires, en 2019.
«¿En qué me metí?»
Giuliana Gamba recuerda todavía cuando le llegó la invitación para sumarse a los entrenamientos de la selección argentina. “‘¿Qué?’, pregunté cuando me dijeron beach handball. Tenía las mismas preguntas que ahora me hacen todos a mí: ¿cómo se pica la pelota?, ¿cuántas jugadoras hay? [NdR: son cuatro en cancha -van rotando- en lugar de siete]. Y cuando vi que giraban y saltaban en el aire; que eran un montón de jugadoras menos; que la arquera entraba y salía; que había una con camiseta diferente… ‘Uy, en qué me metí’”.
Uno de los mayores atractivos del beach handball son los giros en el aire [esos goles valen doble]. “Ya en el primer entrenamiento saqué el giro, al toque”, cuenta Giuliana. “‘De acá me tengo que ir con el giro’. Me obligué a que me saliera, caí mal, con el codo hiperextendido: tendinitis”, recuerda hoy entre risas. “Pero me encantó. Y cada vez que viajaba a La Costa le decía al Intendente: ‘Tenemos lo que más cuesta conseguir, que es la arena. Acá hay kilómetros de arena, solo hace falta tirar dos arquitos, un fleje y ya está. Y así arrancamos la movida del beach en La Costa”.
En verano funcionan en La Costa escuelas municipales de beach handball, beach volley y beach rugby. Y en sus vacaciones, Giuliana es profe del beach handball. “Vienen pibes de todas las edades, me aman: yo les voy enseñando y ellos quedan fascinados”.
Resulta una obviedad que para el beach handball la arena es imprescindible. Pero bien vale la pena una aclaración: “Hace dos años que estamos entrenando en el Cenard pidiendo arena. Pedimos arena porque casi no hay, es como entrenar en el suelo. Duelen las caídas, duelen los saltos, las chicas tienen problemas en las rodillas. El año pasado fui a jugar a Brasil como refuerzo y ahí sentía que la arena me llegaba hasta la rodilla, pero porque había arena, no es que había de más”.
Jabalina, el deporte que no fue
Giuliana Gamba viajó para practicar jabalina, aunque a ella le tiraba el handball. Practicó solo una semana pero después retomó, ya cuando se había instalado en Buenos Aires por el handball y para estudiar Kinesiología en la UBA. “Estaba en primer año de la carrera y me picó el bichito, porque me lo cruzaba a Horacio Alselmi en el Cenard y me pedía: ‘Por favor, andá a tirar jabalina’. Acepté: iba a la mañana al Cenard a entrenar jabalina, volvía a casa, almorzaba, preparaba todo y otra vez al Cenard a entrenar beach. Así medio año, más las cursadas y el club. No me daba el tiempo”. Y volvió a dejar la jabalina, no sin lástima.
“Me encantó la jabalina. Cuando uno logra meterse en el deporte, es súper artístico. Tiene una técnica hermosa, la posición de los dedos, cómo hacer el empuje… Es fantástico”. Y encima con toda la historia que tiene: “Es uno de los deportes más antiguos”.
“Kamikazes”: “Es inexplicable, es algo que se siente”
Giuliana Gamba se entrenó con aquel equipo que en Parque Sarmiento se preparaba para los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires, en 2018. Las canchas del Cenard todavía no existían y las de Parque Sarmiento prácticamente tampoco. “Era entrenar en pasto”, recuerda. “Y es un poco lo que nos destaca a los argentinos”, reflexiona y cuenta: “En los Juegos Suramericanos de Playa, el año pasado en Santa Marta [Colombia], nos tocó jugar contra Venezuela. Era un día de lluvia torrencial, no se veía nada, y nosotras estábamos acostumbradas. Ellas se quejaban, no querían saber nada, tenían frío. Y para nosotras era: ‘¿Vamos a jugar?’. Vamos afuera y hay gente que tiene la canchita con aire, y nosotras no tenemos nada, nos la rebuscamos. De ahí salió el nombre ‘Kamikaze’”.
El ser una “kamikaze” es identitario y genera un fuerte sentimiento de pertenencia. “Absolutamente”, coincide Giuliana. “Entrenamos sin arena; llueve y vamos igual; nos morimos de frío y estamos igual; nos tenemos que comprar toda la indumentaria térmica nosotras; doble media… Siempre estamos todas: lluvia torrencial, tormenta eléctrica, lo que sea, estamos todas. Es inexplicable, es algo que se siente, y cuando estamos todas juntas, nos potenciamos”. Y completa: “Todo lo que implica llevar el ‘kamikaze’ por la historia que tuvo, cómo nació, es genial. Es un sentimiento que compartimos todas, desde el cuerpo técnico, que son los más ‘kamikazes’”.
De Córdoba capital
Giuliana Gamba nació en Córdoba capital, el 22 de marzo de 2001. Tiempos convulsionados los que siguieron, su madre -oftalmóloga- y su padre -profesor de Educación Física- decidieron cambiar de aires. Fue así que llegaron a Mar de Ajó, cuando Giuliana tenía un año. Desde el año hasta los 18, ella vivió en La Costa y ahora representa a sus pagos a nivel nacional e internacional. “Lo tomo como algo relindo. Hay mucho talento en La Costa”, y a modo de ejemplo menciona al ciclista Lucas Vilar. “Si bien mi mamá siempre me decía: ‘Dios está en todos lados pero atiende en Capital’, para mí es espectacular que desde un municipio haya una mirada más amplia, que se pueda aportar como se hace desde el Cemard. Y ni hablar de representarlo, es un orgullo. Está buenísimo que digan: ‘Tal chica es de la Municipalidad de La Costa’, o ‘tal chico’”.
El ambiente del beach handball
Si tiene que elegir, del beach handball Giuliana Gamba empieza por “el ambiente. Sin duda”. “Es un deporte que se juega con música de fondo”, destaca. Y describe: “La música y la buena onda que hay en el beach… Se puede jugar una final, se termina y somos todas amigas, todas para el mismo lado. Creo que el ambiente es lo más lindo, sin duda”.
Campeona del «Súper 8»
Giuliana Gamba fue campeona recientemente del “Súper 8” del handball metropolitano con Mariano Acosta. En la final le ganaron a River, club del que es hincha fanática. “Fue histórico, para el club, para todas. Nunca me lo imaginé, jamás en la vida”.
Por ahora, Giuliana sigue jugando tanto al handball indoor como al beach. Aunque la Universidad demanda rotación de hospitales. De hecho, ahora realiza prácticas en el Hospital Municipal Bernardo Houssay, en Vicente López; algunos días se entrena en Quilmes con el club; otros días va al Cenard; y a veces coinciden Quilmes y Cenard.
La ilusión de Los Ángeles 2028
El beach handball debutó como disciplina olímpica en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires, en 2018. Este año, en los Juegos de mayores de París, el beach estará como deporte de exhibición, y habrá presencia argentina. A futuro, las jugadoras se ilusionan con la posibilidad de que el deporte forme parte del programa de Los Ángeles 2028. “Ya lo de París es un paso importantísimo, estamos en la previa de que sea un deporte olímpico. Eso ya te abre un montonazo de puertas”, opina Giuliana Gamba.
“La Muni Beach Handball”
Giuliana Gamba y varias de su compañera de la selección comparten equipo en las competencias domésticas: “La Muni Beach Handball”. “Como no hay clubes de beach, en la Municipalidad me dieron el okey para que formemos un equipo y los representemos en las competencias nacionales, como los Juegos de Playa. Es que a nosotras nos sirve jugar, nos da rodaje. Así que cuando hay torneos a nivel nacional, nosotras vamos como ‘Muni de La Costa’, nuestro club”. (DIB) GML