Una disputa legal en Suiza en medio de la pandemia: el rumbo a Tokio de Agustín Vernice

El olavarriense tuvo confirmada su plaza para los Juegos Olímpicos apenas unos pocos meses antes de la competencia. ¿Por qué? Francia se la quiso arrebatar.

Agustín Vernice, finalista y diploma olímpico en Tokio 2020. - Instagram: @agustin_vernice -

Por Gastón M. Luppi, de la redacción de DIB

Agustín Vernice fue noveno en el Mundial de canotaje que en 2019 se desarrolló en Szeged (Hungría). Él no lo supo en ese momento, pero aquella posición en la final del K1 1.000 le iba a dar la plaza para los Juegos Olímpicos 2020. La confirmación oficial se hizo desear, tardó un par de meses: en noviembre de 2019 la Federación Internacional de Canotaje (ICF) comunicó que Vernice tenía su lugar en Tokio. Sin embargo, esa certeza que estaba esperando el olavarriense no fue un cierre: fue el inicio de una disputa legal con la federación francesa de canotaje y el Comité Olímpico de Francia que el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) resolvió en Lausana (Suiza) recién en febrero de 2021. ¿El motivo? Francia reclamaba esa plaza.

“Fue una situación bastante complicada”, le resume Vernice a la agencia DIB desde Portugal, donde se encuentra entrenando. “El problema venía de hacía un tiempo, pero decidieron decírmelo en febrero de 2020, un par de semanas antes de que empiece la cuarentena”. Y repasa: “En ese momento traté de pensar en positivo, pero de todas formas tenía incertidumbre, miedo. Si bien me habían explicado que seguramente se iba a fallar a favor de Argentina, que Francia acostumbraba a hacer ese tipo de cosas, para mí estaba en juego la clasificación a los Juegos. Conseguir la plaza para Tokio fue algo recontra soñado, esperado. Por eso, estar ante esa situación no me resultaba nada fácil”.

En el agua

El 24 de agosto de 2019, Vernice fue noveno en la Final A del K1 1.000 senior del Mundial de Szeged, en Hungría. “Cuando terminé de competir pensé que no había logrado la plaza”, admite el bonaerense. Pero poco después se juntó con los palistas de España, que tenían una mirada distinta: “‘Vos clasificaste a los Juegos, mirá’. Y hacían todos los cálculos que son normales en un Mundial clasificatorio: ‘Que si este clasifica por esta plaza, libera un lugar, y entonces se redistribuye…’”. “Uy, ojalá, ¡sabés qué, sería una locura!”, recuerda haber respondido Vernice. Pero, precavido, “no lo quería ni creer”.

Llegado el momento de abandonar Hungría, el equipo argentino compartió vuelo con la delegación española -Vernice siguió siendo felicitado-, entre ellos José Perurena, por entonces presidente de la ICF. “‘Felicitaciones por la plaza’, me dice. ‘Pero no conseguí la plaza’, fue mi respuesta. ‘Sí, sí, quedate tranquilo’, insistió Perurena. Y me quedé con eso, aunque después empecé: ‘¿Será cierto?’”.

Tal como explicaban los deportistas españoles, el sistema es complejo: se van liberando plazas, se van redistribuyendo, pero teniendo en cuenta qué países ya están clasificados, con qué botes y cuántos deportistas, de qué continente son esos países… Es un rompecabezas, con bastante de dominó.

Fotografía oficial de Agustín Vernice en los Juegos Olímpicos de Tokio – Comité Olímpico Argentino –

El 4 de noviembre de 2019 la ICF resolvió reasignar plazas para la competencia masculina de kayaks de los Juegos de Tokio. Así, en esa nueva repartija, se oficializaba un lugar para Argentina. Sin embargo, según repasa el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), en el fallo al que tuvo acceso la Agencia DIB, el 20 de noviembre la federación francesa de canotaje (FFCK) apeló la decisión, aunque la ICF rechazó ese recurso.

Francia, que ya contaba con tres plazas aseguradas, tenía motivos más que suficientes para intentar arrebatarle su lugar a Argentina. Es que sumar un clasificado más le permitía poder presentarse también en la prueba de K4 500 con el bote de cuatro palistas, le explica a DIB alguien que siguió de cerca la disputa.

Es así como la federación francesa y el Comité Olímpico Francés (CNOSF) decidieron llevar el caso al TAS (máxima instancia mundial), contra la ICF, el Comité Olímpico Argentino y la Federación Argentina de Canoas. El TAS resolvió que la cuestión fuera resuelta por un árbitro único -tal como pedía Francia-: el doctor Stephan Breidenbach, profesor de derecho de Berlín, informó el TAS el 10 de marzo.

A todo esto, Vernice recién se había enterado de lo que estaba en discusión en Suiza. “Diego (Cánepa, DT Nacional) me lo comunicó una mañana, después de un entrenamiento. No me lo habían dicho antes porque no me quisieron alarmar. Pero dadas las circunstancias, probablemente me tuviera que preparar para una eventual audiencia”, explica Vernice hoy.

Tanto desde el cuerpo técnico encabezado por Cánepa, como desde la dirigencia, todos intentaban transmitir tranquilidad y seguridad. “Pero seguían pasando las semanas y no se resolvía”, recuerda Vernice. Además, se venía el Preolímpico de Curitiba (Brasil) que clasificaba a Tokio al primero de América. “Estaba seguro de que si iba a competir al Preolímpico, clasificaba”. Sin embargo, “podía darse la siguiente situación”, contextualiza Vernice: “Que no pudiera competir en el Preolímpico por estar clasificado y que después me sacaran la plaza. Ese era el peor de los escenarios, ese era mi mayor miedo”.

El fallo de 25 páginas al que tuvo acceso la agencia DIB.

Patas para arriba

Para darle mayor dramatismo a la situación, el mundo fue declarado en pandemia. Y no solo se suspendió el Preolímpico en cuestión, sino que además también se pospusieron los Juegos Olímpicos. “La pandemia terminó tapando todo, entonces ya nadie me preguntaba cómo me estaba preparando, sino que se hablaba de covid, y de si los Juegos se iban a hacer o no. Esta situación sobrepasó lo del juicio; no es que el miedo pasó a un segundo plano, pero ahora tenía la cabeza en muchas otras cosas”.

Y prueba de ello, el de Vernice fue el primer caso resonante de deportista que contrajo covid. “Ahora, mirando para atrás, no puedo creer lo que sucedió: estaba preso en una clínica de Tucumán sin tener ningún síntoma. Estuve en una habitación con ocho personas, todos sintomáticos, y yo no. En ese momento no sabía si había sido un error, porque un test me dio negativo y otro positivo. Nunca tuve un síntoma, y el día que me fui, la médica que estuvo tratándome me dijo: ‘Para mí nunca tuviste covid’”.

Con los permisos de entrenamiento correspondientes, en plena pandemia Vernice había viajado en auto desde Olavarría a Tucumán. En aquella provincia, los seleccionados de canotaje suelen entrenar en altura, en Tafí del Valle. “Fue una situación bochornosa. Llegué, me dio covid positivo y me encerraron en una clínica por doce días para que no me escape ni salga a ningún lado. Yo me quería volver a mi casa, quería subirme al auto con el que había ido y encerrarme en mi casa, o en un hotel, solo en una habitación”.

Tokio 2020 ya había sido reprogramado, es cierto. Pero “a un mes de la fecha original de los Juegos, me encontré con una pandemia, un juicio, ni siquiera sabía si tenía la clasificación y encerrado en una clínica. Fue una situación recontra adversa, haciendo flexiones de brazos y ejercicios en una sala de terapia intensiva”.

Días después, revuelo mediante, la situación dio un giro: le dijeron que era bienvenido a la provincia y que podía quedarse entrenando allí. Pero la decisión ya estaba tomada, los entrenamientos continuarían en el Gran Buenos Aires.

El olavarriense Agustín Vernice, máximo referente del canotaje argentino en la actualidad. – Instagram: @agustin_vernice –

A la distancia

Vuelta de página para el capítulo covid, no obstante, el doctor Stephan Breidenbach seguía estudiando el caso y convocando a las partes. “Me dijeron que habían presentado material suficiente como para que yo no tuviera que intervenir en una audiencia”, recuerda Vernice. “No digo que me había acostumbrado al problema, pero decidí preocuparme en lo que tenía que hacer yo, avanzar con los entrenamientos, prepararme para Tokio. No hablábamos mucho del tema y dejamos la cuestión a otras personas”.

No habría audiencia, pero por las dudas le pidieron que la prepare. “Me acuerdo que me senté en el sillón de la casa de mis papás y en diez minutos escribí algo que al día de hoy estoy sorprendido, que me parece que estuvo bien, y que era sincero, me salió de corazón”. El tema se volvía tedioso: “Estaba preparado, si tenía que estar en una audiencia no había drama. Hasta me parecía mejor, encantado: ‘Esta situación me compete a mí más que a nadie, es mi sueño, mi esfuerzo, trabajé un montón para esto. Creo que me lo merezco y por un gris en el reglamento hay personas que se quieren aprovechar…’. Pero no hizo falta”, risas.

Esta historia se conoce recién ahora. En aquel momento, Vernice ha brindado notas periodísticas contando cómo se preparaba para los Juegos, para los cuales, suponían los medios -suponíamos-, ya tenía un lugar asegurado. “Preferimos guardar silencio por una cuestión también personal, me hubiese tenido que preparar para contestar sobre un tema que no podía explicar mucho. No quería cargarme esa mochila, prefería centrarme en el trabajo y hablar de otra cosa”.

Finalmente, y fechada el 4 de febrero de 2021, se conoció la decisión del profesor Stephan Breidenbach: rechazó el recurso interpuesto por Francia y consideró que la Federación Internacional había reasignado correctamente las plazas después del Mundial de 2019.

Sueño cumplido

Agustín Vernice tuvo su debut olímpico el 2 de agosto de 2021, con un segundo puesto en su serie del K1 1.000 metros, posición que le aseguró un lugar en la semifinal. Al otro día fue cuarto en la semi y logró meterse en la Final A. Rato después, en el mediodía japonés, terminó su primera participación olímpica con un octavo puesto en esa gran final.

“Siempre lo mejor es estar preparado para el peor de los escenarios. Recuerdo que en algún momento hablaba con mi psicólogo, parecía que los Juegos no llegaban nunca, siempre pasaba algo. Tal vez era porque algo grande iba a suceder, y sucedió. Fueron inolvidables los Juegos para mí. Ahora, pensando en París, no le dedico tanto tiempo a pensar en lo que fue Tokio, pero la verdad que todo esfuerzo valió la pena. Eso sí, se hizo esperar”. (DIB) GML

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