Panorama político bonaerense: El ajedrez sin la reina

La ratificación de Cristina de que no serça candidato y su impacto en la Provincia. Los aprontes de De Pedro y Massa y las posibilidades de PASO y adelantamiento. Otra vez aparece el factor Milei, Bullrich movió el tablero de Juntos por el Cambio y el radicalismo comienza a quedar rezagado.

Por Andrés Lavaselli

Las pocas definiciones de Cristina Kirchner en su reaparición periodística del jueves dejaron entrever un escenario en el que el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses podría quedar en el archivo, aunque nadie por ahora se anime a dar por confirmada ninguna estrategia. Donde sí hubo definiciones inapelables fue en Juntos por el Cambio: esa fuerza va a una interna en todas las categorías y casi todos los distrititos, con el rol de la UCR notoriamente aún sin definir.

Fue instantáneo: no bien Pablo Duggan terminó con las preguntas a la Vice, La Cámpora puso en marcha un nuevo operativo claro. Pero esta vez no a favor de Cristina, sino para aupar a Eduardo “Wado” De Pedro al rol de candidato presidencial. Por otras vías, con una declaración y una reunión partidaria, hizo lo propio el ministro de Economía, Sergio Massa. Un detalle: ninguno ha dicho abiertamente que es precandidato, ambos se las ingenian para dejar en claro que quieren serlo en soledad, sin internas.

Del otro lado de la grieta de las PASO quedaron Daniel Scioli, que mide más que Massa y que De Pedro pero cuyas acciones parecen algo devaluadas. Eso ocurre tal vez porque varias veces avisó que no será candidato contra los deseos de Cristina. Y, en extraña convivencia, Juan Grabois, que se lanzó a Presidente en Ferro aunque ya aclaró que si el ministro del Interior encabeza una fórmula, el bajará la suya. Agustín Rossi sigue corriendo como representante de la Casa Rosada, al menos hasta nuevo aviso.

Lo cierto es que todo ese despliegue es muy condicional. Depende, básicamente, de lo que haga Cristina. Si su referencia a querer que el poder quede en manos de la “generación diezmada” fue un guiño a De Pedro, nadie imagina una PASO. Si cuando lo eligió por hacerse cargo de una “papa caliente” estaba habilitando a Massa, tampoco. Pero habrá que esperar señales más claras de la Vice. Y evaluar la posibilidad de combinaciones, como una eventual oferta con el ministro del Interior y la pareja de Massa, Malena Galmarini, en la misma fórmula.

¿Y Kicillof, a quién Cristina no nombró en la entrevista aunque le preguntaron expresamente por él? Se mencionó como explicación de esa omisión un enojo de la Vice con el Gobernador por juguetear con el adelantamiento. Pero es una opción muy poco probable ¿Alguien puede imaginar a Axel, cuyo único sostén real es Cristina, mencionando esa posibilidad sin consultarla previamente? Lo que sí sospechan en La Plata es que si “Wado” es el elegido, a gobernador la Vice le prohíba desdoblar. De más está decirlo: él acatar.

En las mesas de arena de Gobernación se juguetea con otra variante: que, pese al desgaste, sea Massa en candidato. Eso, a favor de la teoría de la elección de “dos tercios” que exige pisos más bajos para alcanzar un balotaje, donde su perfil moderado podría ser favorable. Ahí sí fantasean con un desdoblamiento posible ¿Razones de la diferencia con el caso “Wado”? Un triunfo previo a la general podría producir un efecto similar al que María Eugenia Vidal causó cuando ganó la Provincia en 2015. Añaden un detalle: en una elección adelantada la presencia de Javier Milei en las boletas bonaerenses podría compensar una perfomance floja del candidato presidencial.

A todo o nada

A esos juegos mentales del oficialismo, la oposición esta vez opone realidades. Al menos lo hace PRO, donde Patricia Bullrich designó a Néstor Grindetti como su candidato a Gobernador. Lo eligió, básicamente, por tres motivos 1) Evitar una ruptura en su espacio, que hubiese sobrevenido de haber optadpo por un “outsider” como Cristian Ritondo. 2) La buena relación del postulante con Mauricio Macri, del que fue funcionario y, antes, gerente. 3) Su pertenencia a la tercera sección, que es en la que ella peor mide y dónde necesita mejorar.

Con ese movimiento, queda perfilado un combate a todo o nada en todas las categorías y en prácticamente todos los distritos entre las escuderías Larreta-Santilli y Bullrich-Grindetti. Ni esquema en “Y”, ni esquema en “V”. Al final, se impuso la lógica que empujaban cerca de la exministra: la “I”. Queda un último golpe por dar: que Ritondo, despechado como su jefa Vidal, se pase al larretismo. La oferta fue hecha, pero no hay muchas chances de que ocurra, además de que nada indica que el impacto fuese a ser en algún sentido determinante.

¿Y el radicalismo? Su demora en definir un juego puede costarle cara. Por ahora, tiene un candidato oficializado: el titular del partido, Maxi Abad. Pero es una candidatura que no levanta vuelo. De hecho, en un encuentro en La Plata la semana que pasó alguien cercano mostró una encuesta que sugería la conveniencia de un acercamiento a Bullrich. Ahí, sin embargo, hay un problema: la mayoría de los intendentes lo rechaza. Esos alcaldes miran con simpatía a Facundo Manes, el neurólogo que acaba de reafirmar su postulación presidencial. Algunos, fantasean incluso con un acercamiento a Larreta, con Gerardo Morales corriéndose a postulante a Senador. Hay, claro, otro problema: es muy difícil convencer a Manes de ser número dos. (DIB)

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