En septiembre de 2020 y luego de cuatro días de tensión que incluyeron una manifestación frente a la Quinta de Olivos, un grupo de policías de la provincia de Buenos Aires levantó una protesta en la que reclamaba mejores salarios y condiciones laborales. El Gobierno nacional prometió más fondos y el gobernador Axel Kicillof otorgó un incremento en los haberes de los uniformados, lo que terminó de desactivar un cóctel explosivo.
En enero de 2014, el levantamiento de la Policía se extendió por todo el país, con reclamos aireados en la provincia de Buenos Aires pero también con focos de máxima tensión en Santa Cruz, Córdoba y Entre Ríos. Ese conflicto, sin embargo, se había desatado un mes antes, en diciembre de 2013, en el territorio bonaerense, por entonces gobernado por Daniel Scioli. Hubo saqueos y varios días donde el descontrol tomó las calles. “Debe haber sido de los días de más tensión de mi carrera política”, reconoció tiempo después el entonces mandatario.
Los autoacuartelamientos policiales en el país, que en algunos casos llegaron a ser motines, tienen un largo prontuario y récords llamativos: en 1989 se registraron 23 en el año, y en 1990 llegaron a 29. Córdoba tuvo una prolongada huelga policial en 1958, que tuvo cierto vínculo con la resistencia peronista. En 1974, esa misma Policía se amotinó, provocando la renuncia del gobernador en el episodio conocido como el “Navarrazo”.
No obstante, hace 50 años, en 1973, tuvo lugar una gran huelga de la Policía bonaerense que se amotinó con armas en la Jefatura de La Plata. Fue reprimida con energía por el Ejército, que utilizó blindados y cañones antitanques y rindió a los efectivos amotinados. Hubo muertos y hasta el día de hoy resuenan los disparos en la memoria de la historia de la capital provincial.
El gen de la protesta
La huelga se dio en el contexto histórico de la transición de la dictadura militar del general Alejandro Agustín Lanusse al Gobierno justicialista de Héctor J. Cámpora., quien se había impuesto en las elecciones del 11 de marzo de ese año. Por el operativo no se pagó viático de ningún tipo, lo que se sumó a los bajos salarios y al recorte de servicios adicionales.
Todo ello hizo que germinara una protesta que vio la luz el 19 de marzo, y que tuvo epicentro en la ciudad de La Plata. Y la toma del edificio de la Jefatura de Policía de la capital provincial, en el mediodía del 21, fue el momento culminante del reclamo encabezado por el denominado Movimiento Policial (MoPol).
Sin embargo, las transcripciones de las comunicaciones radiales hicieron que la mayoría de las comisarías y dependencias policiales estuviesen informadas, a cada momento, de lo que sucedía. Por eso la protesta se fue replicando en otros distritos.
En Mar del Plata, un millar de efectivos se atrincheraron en la IV Unidad Regional de Policía para hacer oír sus reclamos, mientras que los militares tuvieron que salir a patrullar las calles. Algo similar sucedió en Bahía Blanca: con policías y bomberos autoacuartelados, efectivos del V Cuerpo de Ejército se abocaron a cubrir la falta de vigilancia y prevenir actos violentos. A esas dos grandes ciudades se sumaron los reclamos en Necochea, Miramar, General Madariaga, General Guido, Maipú, Mar Chiquita y Morón.
El asalto
Debido a la gravedad de la protesta en La Plata, delegados del Ejecutivo llegaron hasta el edificio de la I Unidad Regional en la manzana enmarcada por las calles 2, 3, 51 y 53, donde el MoPol había constituido su Comando de Resistencia. Las conversaciones fueron infructuosas y el motín no se desactivó, por lo que el Ejército movilizó unos 900 hombres. Con ametralladoras, morteros y cañones, coparon los jardines del comedor universitario y el Colegio Nacional, en lo que hoy es la entrada al Bosque platense.
“El Ejército no parlamenta”, fue el último aviso del alto comando, por lo que los policías no tuvieron más que prepararse para resistir, sobre todo después que le llegaran a sus oídos que tanques y carriers avanzaban hacia la ciudad proveniente de Magdalena.
Ya en horas de la noche, y tras un corte de luz del edificio que hoy es el actual Ministerio de Seguridad bonaerense, un vehículo militar arrancó la puerta de ingreso, mientras que una ametralladora abrió fuego desde los techos hacia la plaza que está frente al lugar. El saldo: un muerto y un herido de gravedad. Segundos después, más disparos y nuevas víctimas, y finalmente el asalto de los soldados al edificio.
Tras la “recuperación” de la Unidad, los medios nacionales que cubrían el enfrentamiento hablaron de tres a cuatro muertos. Incluso otras versiones indicaban que el número era mayor. Lo cierto es que los policías consiguieron en parte las mejoras que reclamaban, como la suba de sus salarios. Y si bien durante unos días quedó el hecho en la retina de los argentinos, la cabeza del pueblo estaba en la asunción de Héctor Cámpora, quien juró en la presidencia el 25 de mayo de 1973, para estar 49 días intensos en el gobierno. (DIB) FD
Recuerdo ese día. Yo tenía 11 años y mi padre y mi tío trabajaban en la Jefatura. Un cañonazo hizo explosión en una oficina del frente sobre calle 2. Recuerdo que mi tío contaba que el había estado en esa oficina ese día y se salvó de milagro