La experiencia del vino en bodegas top

Cuatro bodegas argentinas terminaron entre las 50 mejores del mundo. Un repaso por sus espacios, rodeadas de paisajes únicos.

Los caminos del vino no paran de extenderse a lo largo y ancho del país, incluso en horizontes impredecibles. El enoturismo ya barrió con las barreras que hace años centraban la actividad en Mendoza, Salta y San Juan, y en la actualidad hay bodegas en más de la mitad de las provincias del país, y con vinos de calidad.

La historia cuenta que hacia 1556, el presbítero Juan Cedrón llevó a Santiago del Estero variedades europeas de uva moscatel y comenzó con la historia del vino en el actual territorio argentino. Poco después, misioneros franciscanos empezaron a producir en Salta vinos blancos y suaves, también con uvas del viejo continente. Pero esos religiosos también introdujeron las primeras cepas en Córdoba, Mendoza y las cercanías del Río de la Plata.

Paso a paso la actividad creció no solo con el impulso de inmigrantes sino con argentinos que apostaron, y muy fuerte. De las 220 mil hectáreas de viñedos del país que producen casi 1200 millones de litros anuales de vinos de alta calidad, algo más de tres cuartas partes se encuentran en Mendoza y San Juan. Solo la primera de las provincias cuenta con unas 1200 bodegas.

A las ya clásicas Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, en los últimos años tomaron impulsos los emprendimientos en Córdoba, Río Negro, Neuquén, Buenos Aires, Entre Ríos y La Pampa, con viñedos que elaboran tintos y blancos de gran calidad y que además se abren al turista para que conozca sus secretos.

En Mendoza, la cuna del Malbec, el Turismo del Vino atrae a más de 1,2 millones de visitantes, según el Observatorio Vitivinícola Argentino. Los visitantes eligen a las bodegas para degustar sus vinos y gastronomía de producto regional, recorrer sus viñedos, y alojarse en sus exclusivos resorts.

El vino es para distintas regiones del país, como Cuyo, el Noroeste y la Patagonia, el principal atractivo de llegada del turismo extranjero. Primero los brasileños, luego paraguayos, uruguayos, norteamericanos y europeos. Sin embargo, son muchos los viajeros argentinos que cuando pasan por estos destinos hacen una escapada a las bodegas para conocer los pormenores de una industria apasionante.

Recientemente, una bodega italiana ganó el primer premio de los World’s Best Vineyars que se entregaron en Valle de Uco, Mendoza, que fue sede de la edición 2022 de este encuentro internacional donde se anunciaron las 50 experiencias vitivinícolas más importantes del mundo, en la que cuatro bodegas argentinas figuran en ese ranking.

El podio lo completaron en el segundo puesto Marqués de Riscal (España) y la chilena Viña Montes en el tercer lugar. Sin embargo, la nota la dieron las cuatro bodegas del país que lograron clasificar entre las 50 mejores del mundo: 9°) Catena Zapata; 17°) Trapiche; 21°) El Enemigo Wines; y 25°) Bodegas Salentein.

Catena Zapata

Además de tener un portafolio de vinos admirado en todas partes del planeta, la bodega Catena Zapata, desde el punto de vista de la arquitectura es una visita imperdible para quienes deciden pasear por esta bella región de Luján de Cuyo, en Mendoza.

El edificio se inauguró en abril de 2001. Conocida como “la pirámide”, es verdaderamente un edificio inspirado en los templos piramidales mayas. Fue levantada usando piedras locales de los Andes, y parte de esas rocas se molieron y se transformaron en un polvo de tonos amarillentos que se usó como estuco natural.

En lo que respecta a las visitas, la compañía tiene tres opciones con diferentes valores que incluyen tour por la bodega, degustaciones y hasta música en vivo.

La mano de los trabajadores en la bodega Trapiche. (Gentileza Trapiche)

Trapiche

Construida en 1912, la bodega Trapiche, una de las más antiguas de Mendoza, incluye un museo que expone su filosofía biodinámica y los jardines que abastecen al restaurante Espacio Trapiche, honrando así la filosofía kilómetro 0 que rige los preceptos de la cocina que lidera al chef Lucas Bustos.

Trapiche, perteneciente al grupo Peñaflor, además amplió sus horizontes con el enclave levantado en Chapadmalal en 2015, donde a sólo 6 km del océano Atlántico elabora notables vinos, especialmente los blancos.

Las visitas, de 1 hora y quince minutos permiten degustar sus vinos y conocer las instalaciones.

Enemigo Wines

Enemigo Wines, un establecimiento ubicado en Chachingo, Maipú, se volvió de culto dentro de Mendoza y es el lugar en el mundo del reconocido enólogo Alejandro Vigil, de gran carrera en Catena Zapata, y Adrianna Catena.

Con huerta propia, un restaurante que la consagra, espacio de arte, y vinos que están entre los mejores de la Argentina, este sitio atrae a muchos extranjeros que quieren tener una experiencia única. A la visita guiada se suma una cena en su menú de siete pasos.

Salentein

Un clásico argentino y del Valle de Uco es la bodega Salentein. Su hermoso edificio, levantado en los inicios del nuevo milenio, alberga un destino turístico creado para lograr sinergia entre el vino y el arte.

Desde el centro cultural Killka, que alberga una impresionante colección de obras argentinas de la segunda mitad del siglo XX, así como una exposición permanente de obras holandesas de los siglos XIX y XX, hasta la Posada Salentein, pasando por su restaurante, la experiencia que ofrece la bodega debe sí o sí completarse con los notables vinos ideados por José Galante, su director de enología. (DIB) FD

*Nota publicada en el suplemento De Viaje

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