Máncora, la joya del noroeste peruano

La pequeña localidad costera sorprende por sus playas y ofrece extraordinarios manglares y escenarios naturales únicos.

En la geografía de la costa peruana, se encuentran playas paradisíacas, de aguas cálidas y cristalinas, algunas famosas en todo el mundo como Punta Sal y Máncora. Estas zonas brillan por su belleza, clima cálido y soleado y la amabilidad de sus habitantes, lo que las hace populares entre los turistas nacionales e internacionales.

Máncora, sobre el noroeste del país, gracias a su tranquilidad es un destino recomendable para familias y parejas. Pero también atrae a surfistas y turistas amantes de la naturaleza y las olas. También es conocida por sus aguas termales y sus baños de lodo, lo que la convierte en una de las favoritas de cuantos buscan descanso y relajación.

Este paraíso, ubicado a 82 km al norte de la provincia de Talara, en Piura pero a 1167 km de Lima, es bastante pequeño, ya que tiene una población de solo 13 000 habitantes. Sin embargo, ofrece hoteles, spa, restaurantes y excelentes servicios.

Las olas atraen cada año a surfistas de todo el mundo, tanto principiantes como expertos. Una variante interesante es el kitesurf, del cual se puede disfrutar por un precio menor. Además del surf, aquellos que desean profundizar en su experiencia playera pueden disfrutar de otros deportes de aventura, como el buceo y el snorkeling. Si deseas quedarte en la orilla, puedes pasear en cuatrimoto o disfrutar de la brisa marina a lomo de caballo.

Sus playas ofrecen extraordinarios manglares y escenarios naturales únicos, como el parque nacional Cerros de Amotape, cuyos bosques ecuatoriales secos contienen orquídeas, espinos, osos de anteojos, boas constrictor, cocodrilos americanos y más de cien especies de aves.

De día, sus estupendas playas, como El Ñuro o Pocitas, y sus espacios comerciales aseguran diversión y talante. De noche, la ciudad es un hervidero de música, diversión y buen rollo, gracias en gran medida a discotecas como Wiracocha Club, Malecón de Máncora y L’Atelier de Máncora.

Escapada

Sin duda, uno de los momentos más maravillosos que vive la costa peruana es en el que las ballenas jorobadas salen a hacer sus majestuosos saltos por el Océano Pacífico. Cada mes de agosto, alrededor de 2000 ballenas llegan desde la Antártida a las playas de Punta Sal, los Órganos y Cabo Blanco, para tener sus crías y comenzar con ellas el viaje de vuelta a la zona sur del planeta.

Otro de los atractivos turísticos en la región de Piura es poder nadar con las gigantes tortugas verdes. Esta actividad se realiza en la Caleta El Ñuro, donde se encuentra un centro dedicado a la investigación de esta especie, en el que podrás aprender los detalles de este animal antes de pegarte un baño con ellas.

Pero también un buen plan es pasear por la Plaza de Armas de la cercana localidad de Piura y admirar la arquitectura colonial que la adorna. Se puede apreciar los veinticuatro tamarindos donados por Fernando Reuche, así como los ficus y las poincianas que la rodean, antes de disfrutar de los hoteles, los restaurantes, las boutiques y las cafés que irradian vitalidad. En el centro de la plaza se encuentra una vistosa estatua de mármol de Pola que fue donada a la ciudad en 1870 por el presidente José Balta.

Otra escapada que se puede hacer desde Máncora es llegar hasta Cabo Blanco, un pueblo pequeño a 33 kilómetros y que apenas cuenta con dos hoteles pero con playas mágicas. Sus poderosas olas y su abundante pesca, atrae a los viajeros.

Cabo Blanco se hizo famoso en las décadas de 1950 y 1960 por las diversas celebridades que llegaron a disfrutar de su oleaje maravilloso y el reto de su pesca. Sin duda, el más famoso de estos visitantes fue el ilustre escritor Ernest Hemingway, cuya relación con el mar de Cabo Blanco quedó eternizada en su obra literaria. Entre las especies marinas que están disponibles para pesca deportiva están el pez vela, el merlín negro y el atún ojo grande. (DIB)

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