Ismael Serrano: “Conozco ese fatalismo argentino que espera la siguiente crisis”

La Plata, jul 20 (Por Martín Raggio, de la redacción de DIB).- El artista madrileño Ismael Serrano se encuentra de gira por Argentina presentando su último trabajo discográfico “Todavía”, en formato “guitarra al hombro”, compuesto por una selección de temas de los éxitos que lo han acompañado en estos más de 20 años de carrera.

Con mucho tiempo del año en tierra argentina, el temperamental y sensitivo autor de “A las Madres de Mayo” despliega todo su compromiso político, a través de sus canciones, sus conciertos y participación en debates periodísticos o redes sociales. Para ello, sus más de dos décadas cruzando el océano, su vínculo familiar y su comunión con el público, lo posiciona como testigo calificado de la reciente historia argentina.

De recorrido por la provincia de Buenos Aires, dándole continuidad a la gira acústica, el cantautor desplegará sus historias el 20/7 en el Teatro Don Bosco – Ramos Mejía, el 21/7 en el Teatro Morón – Morón y el 25/7 en el Gran Teatro Plaza – Bahía Blanca. 

Además agregó un nuevo concierto en CABA para el 30 de noviembre a los ya anunciados del jueves 28 y viernes 29, en el Teatro ??pera Orbis.

Cara a cara con el artista madrileño. 

En plena gira, Ismael Serrano charló cara a cara con DIB sobre sus grandes pasiones: la de trovador, contador de historias y su participación política como animal social.

¿Esta gira de “Todavía” tiene un poco que ver con tus comienzos, esa época en donde te presentabas en el Metro o en bares nocturnos?

Ismael Serrano:-El hecho de grabar este disco responde un poco a la necesidad de volver a la raíz, a los orígenes. Venía de un disco por los 20 años con una gran puesta en escena, con una banda muy potente. Así que me apeteció celebrar lo que es el canon de la canción de autor, de la guitarra y la voz, tal como empecé efectivamente en cafés en Madrid. Para mí la esencia de este trabajo es eso, echarse la guitarra al hombro, recorrer los caminos, por decirlo de alguna manera, como lo vengo haciendo. Y también es la mejor forma de hacer un balance de estos más de 20 años y volver a la esencia. 

¿Y qué ganaste en estos más de 20 años?

-Supongo que he aprendido unas cuantas cosas, cuando empecé hace más de 20 años era un joven arrogante, de creer saberlo todo. Con el paso del tiempo uno se vuelve más permeable, también gana sentido del humor, tomarse menos enserio en sí mismo, tiene que ver con la edad, con la paternidad y con tantas cosas que te desordenan que hacen que relativices tu lugar en el mundo. Aunque hay cosas que siguen igual como mis principios ideológicos, mis principios políticos, eso sigue acompañándome. Y te repito creo ser más permeable, a escuchar con más calma, a tomar las cosas con más calma, porque sigo siendo un tipo apasionado en las conversaciones y en las discusiones.

Tu relación con Argentina es muy fuerte y más allá de tu vínculo familiar, vos ya recorrías el país de punta a punta. ¿Cómo nace esta conexión?

-Mi relación con Argentina se ha estrechado de forma natural. Cuando vine en el ´97 fue el primer país que visité profesionalmente para presentar mis canciones y fue alucinante y muy emocionante comprobar que una canción como “Papá cuéntame otra vez”, que era local, que hablaba de mi sociedad, de mi entorno, mi país y de repente del otro lado del océano también había gente en donde no sólo me hacía entender, sino que había una coincidencia de idiosincrasia de nuestra historia, una necesidad de hacer memoria; de alguna manera los traumas históricos eran parecidos, esa necesidad de desencanto y esperanza que tenía la canción, era una cuestión muy generacional. El mundo que nos toca vivir es diferente por el que habían luchado nuestros padres y necesitábamos entender que hay que seguir luchando por los sueños.

Esas coincidencias fueron las que me hizo sentir esa cotidianeidad compartida. Luego con los viajes que fueron más frecuentes y también había un compromiso mío por darle una continuidad a esos viajes. Cuando la cosa estaba difícil por el lado económico, yo quería seguir viniendo. Cuando llegó el 2001 y su debacle económico me vine con la guitarra e hicimos algunos conciertos solidarios y tuve también la oportunidad de recorrer el país de norte a sur y sur a norte. De Ushuaia a Jujuy pasando por todas las provincias. Esto ha hecho que gran parte de estos años pasará aquí, que gran parte de mis mejores amigos estén aquí, también conocí a mi mujer aquí, grabé un par de películas en este país y también acaba naciendo mi hija que es mitad argentina y mitad española. Es natural que mis experiencias personales hayan hecho que me sienta muy cercano y sobretodo he vivido la historia argentina. Desde el espejismo del uno a uno, el 2001, a la recuperación de la autoestima hasta regresar a las políticas neoliberales de antaño, he visto ese recorrido, las crisis. He convivido con ese fatalismo argentino que espera que la siguiente crisis esté a la vuelta de la esquina. Supongo que todo esto me ha hecho sentirme como en casa.

La política nunca fue ajena en tu carrera. En Argentina colaboraste activamente con las Madres de Plaza de Mayo, hiciste shows a beneficio en 2001, te pronunciaste por el caso Maldonado, etc. ¿Por qué esa necesidad de participar?

-No es una necesidad especial, todos somos animales políticos, otra cosa es que eludamos nuestra responsabilidad o sea que evitemos pronunciarnos, yo me siento interpelado, porque soy un animal social que convive y creo que la política no sólo se hace desde las instituciones y no solamente  la han de protagonizar políticos de profesión sino que la política se hace también desde las sociedades de vecinos, los fanzines, los colegios, en el ámbito universitario, en el sindical y asumir que todos tenemos una opinión. Y particularmente a mí cuando me preguntan, no puedo dar la mía, porque soy así. He crecido en un contexto de militancia, no partidario, porque mis padres no militaban en ningún partido político, pero si hacían militancia política porque se habían criado en un barrio de trabajadores, con una tradición de lucha. Cuando ellos se conocieron ahí, el Estado estaba ausente, siempre reclamando la presencia del Estado, en una época en donde la democracia no existía. Así que he crecido en un contexto de debate político en donde las sobremesas de mi casa se hablaba mucho de política, así que asumo con naturalidad el debatir, opinar, que para mí es saludable hasta la discrepancia.

¿Cómo ves políticamente a Argentina?

-Lo veo como un país que está muy castigado económicamente, creo que la realidad del argentino corriente demuestra que el aplicar medidas políticas que han demostrado ser ineficaces para mejorar la vida de la gente es una irresponsabilidad.

Es lo que siento, es lo que me parece en el día a día de la gente que no ha mejorado, porque no tiene para llegar a fin de mes y esto me preocupa porque revela una fragilidad y precariedad en donde se vive. Ante el mínimo movimiento, ya sea particular o a nivel global, de un problema se resquebraja y sucede el desastre.

Los argentinos merecen una mirada a largo plazo, que en términos generales el político no tiene. Muchas veces tienen la mirada en las siguientes elecciones y lo que falta es un proyecto ambicioso de país. Falta generosidad por parte de una clase política que entra en discusiones muy polarizadas y no tanto en propuestas que entusiasmen a la gente, que supongan cambios estructurales en el país y rompan con las redes clientelares que parecen inherentes al modelo. En ese sentido se vive un momento crucial, hasta qué punto esa precariedad, o se cambia para tejer lazos, otros mimbres que soporten un poco mejor el bienestar del argentino o si seguirá resquebrajándose hasta un nivel que se haga insostenible. 

Otra cosa que me preocupa es sobre los consensos que se rompen. Cuando yo venía en el ´97 y tocaba “A las Madres” recibía una ovación cerrada y nadie cuestionaba la lucha por los Derechos Humanos, pero ahora hay gente que le apetece cuestionar y eso a mí me parece sumamente irresponsable. Hay cosas que deberían estar por encima de la lucha partidaria. La lucha por los DD.HH., los juicios a los genocidas, la condena a los crímenes de lesa humanidad, que se suponía que era un debate superado y ahora esos consensos están siendo cuestionados. Y no preocupa tanto si es desde la sociedad, como sí por parte de ciertos políticos o comunicadores que de repente legitiman pensamientos autoritarios e ideologías que ya creímos desterradas del pasado, que tienen que ver con el fascismo, que de hecho se producen en España, en Europa como en países latinoamericanos.

¿Pensaste alguna vez postularte o tener una carrera política como lo hiciera Rubén Blades en Panamá o Palito Ortega acá en Argentina?

-No, la verdad que no. A mí me interesa la política como ciudadano que soy, que le apasiona la política, porque soy hijo de periodistas, hermano de periodista, amigo de periodistas; porque me encanta la sobremesa, charlar. Pero otra cosa es el servicio ciudadano, el nivel de exigencia de un trabajo así. Es una disciplina partidaria que a mí me costaría. Me parece un acto de generosidad cuando se hace desde la vocación verdadera. 

Hay mucha gente que está en política como proyección personal de intereses particulares, para terminar luego en el ámbito privado, cosechando “los frutos” de su carrera política.

Ismael Serrano se asume un animal político.

En cuanto a lo compositivo, ¿cómo haces a la hora de amalgamar la política con lo sentimental?

-Si tú haces un repaso de los grandes cantautores tradicionales, te das cuenta de que el 80 por ciento de su obra tiene que ver con el amor y no tanto con la política. Por tradición y por sensibilidad tienen una mirada de afuera con un empeño de encontrar conexiones y del hablar del “nosotros”, como te decía, no solamente de uno y su pareja, sino también de los sueños colectivos. Es algo natural, que tampoco es ajeno, un ejemplo es que en época de crisis, había salido una noticia como que los divorcios habían disminuido y no porque la gente se quisiera más, sino que era muy caro vivir sin pareja y divorciado. Hay una canción de Santiago Feliú, que se llama “Mi mujer está muy sensible” que dice “No eres tú, son estos días de mierda que también se irán”. Cuando escucho “Te recuerdo Amanda” de Víctor Jara es una canción que habla del compromiso de una manera tácita, no explicita, que tiene un pie en lo sentimental, amoroso si se quiere. Es que en nuestra vida se mezclan eso, las pasiones con los sentimientos.

Siempre fuiste un contador de historias en tus canciones. ¿Cómo se hace para tener tantas cosas para transmitir?

-Es lo que más me preocupa, tener historias para contar. Es que a mí me gusta mucho esto de contar historias, más que cantar. Hay gente que tiene el cantar o la música como prioridad y eso de subir a un escenario a mí me llena muchísimo, pero me dado cuenta al fin que lo que más me gusta es contar historias. Creo que justamente esa es la obsesión, es el reto para todo compositor o creador, más cuando te profesionalizas y adquirís cierta popularidad, porque la tendencia es a aislarte, de alguna manera. Hay una tentación de mirarse mucho el ombligo y creerse más importante, que porque sos escuchado, lo que tienes para decir es sumamente importante. Es como que se pierde el contacto con lo real. Tu vida cambia, yo que ando viajando permanentemente me pierdo de los acontecimientos familiares, de reuniones con amigos y eso a veces hace que pierdas la fuente de que te nutres. Por eso es el reto, ser permeable y vivir con naturalidad, entender que esto es un trabajo más, seguir en contacto con la gente, no perder la sensibilidad, seguir preocupado y no perder la curiosidad, que sería el fin de la inspiración.

¿Esto trajo aparejado la necesidad de editar un libro (“El viento me lleva”) con tus relatos?

-SÍ, tal cual, es que además las canciones imponen un rigor en la síntesis, en las estructuras, las rimas, los versos, la métrica. El relato te abre una puerta a un territorio que está liberado a esas exigencias y yo que tengo un problema para la síntesis, porque hago canciones muy largas, de repente en el relato puedo desarrollar universos en donde se muevan los personajes y escribir más capas de las historias, hilando una con otra. Escribir este libro fue liberador y descubrí que lo que más me gusta es contar historias, ya sea a través del relato o de la canción, eso es lo que más me mueve.

El contar, te deja en las puertas para la novela…

-SÍ, me gustaría, yo creo que el siguiente proyecto es hacer una novela. Tengo pensado más o menos el argumento y también me apetece como reto. Sé que se requiere  de más tiempo y concentración y a veces este trabajo no te lo permite, pero ahí está planteado el desafío.

Has recorrido la provincia de Buenos Aires muchas veces. ¿Cuál es tu sensación?

-A nosotros como españoles nos resulta llamativo que la provincia de Buenos Aires sea casi tan grande como España. Y hacer un recorrido te da la dimensión de lo que es este país (Argentina) y lo que es Latinoamérica, en muchos aspectos, porque muchas veces se habla del realismo mágico y te das cuenta que esa magia es un tanto relativa, hasta las dimensiones geográficas son otras y de alguna manera lo emocional también. Muchas veces al recorrer este país tienes la sensación que uno pertenece al paisaje en movimiento o al viaje, sos como un titiritero nómada.

¿Estás trabajando en algún nuevo disco?

-Estoy trabajando en un nuevo material y no solamente en las canciones, sino lo que intento hacer es un proyecto más ambicioso de lo que suele ser un disco. Va haber un discos con canciones pero a mi gusta más darle un carácter teatral, una puesta en escena. Me gustaría trabajar la parte audiovisual. Estoy pensando en un proyecto conceptual desde lo audiovisual, aunque esto sería para el año que viene y realmente no me puesto a concentrarme con la atención que se merece. (DIB)