Panorama político bonaerense: Entre la incertidumbre y la unidad ante la crisis

La
Plata, oct 1 (Por Andrés Lavaselli, de la Redacción de DIB).- La zona de
indefinición en la que aún se encuentra el proyecto de presupuesto bonaerense,
que ya debió ser escrito y reescrito por completo, es un indicio del nivel de
incertidumbre con el cual Cambiemos se asoma al período más agudo de una crisis
que primero fue financiera pero que hace rato se transformó en económico-social
y que a nivel político obliga al oficialismo emitir señales de unidad, mientras
acelera movimientos en la oposición.

La
última batería de medidas económicas, segundo acuerdo con el FMI incluido, no logró
 todavía calmar la cotización del dólar,
cuyo valor por ahora supera incluso la pauta incluida en el proyecto de presupuesto
nacional para todo 2019. Mientras, las proyecciones privadas prevén que la
inflación podría llegar este mes al 7%, su mayor nivel en 15 años, lo cual además
funciona como nivel mínimo para el caso urgente del precio de los alimentos.

Aunque
es una simplificación, esa combinación de interrogantes macroeconómicos con
graves certezas sobre la economía de todos los días tiene en vilo al
oficialismo, uno de cuyos más altos representantes en el parlamento bonaerense
le confesó días atrás a su contraparte peronista que la incerteza es tal que el
presupuesto provincial, que debía haber ingresado el 1º de agosto al Senado, no
lo hará a mediados de octubre como se decía sino recién noviembre.

La
demora en el inicio de ese trámite parlamentario no es lo inusual, sino el
hecho de que el proyecto, que hace un mes estaba casi listo, debió rehacerse prácticamente
por completo y todavía no ha podido terminar de redactarse, debido a las dudas que
generan en el equipo económico provincial la evolución de algunos indicadores centrales
de la economía, que se extiende a la dimensión final del ajuste que recaerá
sobre las arcas bonaerenses.

Ese
último punto depende, como se explicó acá hace dos semanas, no solo de las
transferencias de subsidios a la provincia ?de entres $25 a $30 mil millones-,
sino de la suerte que corra el pedido de indexar por $ 19 mil millones el Fondo
del Conurbano que María Eugenia Vidal formuló ante sus pares, al cual el
salteño Juan Urtubey, en nombre de los peronistas federales que tienen la llave
del presupuesto nacional, le acaba de bajar el pulgar.

La
cuestión comienza a agitar a la oposición. El jueves los bloques parlamentarios
bonaerenses del kirchnerismo ?y el grupo de economistas encabezados por Roberto
Feletti y Silvina Batakis que los asesora, al que se sumará Axel Kicillof- se
reunirán con sus pares nacionales para analizar cómo incidirá la pauta de
gastos nacional en la provincial, a la que intuyen con recortes reales en áreas
como salud y educación, a la que ya consideran sub ejecutadas.

La
dura oposición que allí se concina es previsible. Más interesante será saber si
los legisladores que responden a los intendentes dialoguistas del Conurbano
aceptarán la invitación a sumarse. El convite es un intento del kirchnerismo de
traccionarlos hacia posiciones más duras con un objetivo evidente: engrosar un
polo crítico anti presupuesto al que no creen que puedan sumar a los diputados
y senadores que responden a Sergio Massa.

Pero
 aún entre los K y esos legisladores
cuyos “jefes” bloques de UC están seguros de que Martín Insaurralde terminará
por ser clave en un acuerdo final con Vidal. Enojados de antemano, aseguran que
eso podría mellar su liderazgo en el Conurbano, donde miran a Fernando Gray y
Juan Zavaleta como portadores del descontento. Y en el interior, donde el
delegado del alcalde de Lomas, Hugo Corvatta, podría enfrentar cuestionamientos.

No
es el único resquemor que crece en el peronismo. El propio Sergio Massa, que
apareció en la foto con Urtubey, Juan Schiaretti y Miguel Pichetto, tuvo días
atrás un encuentro, menos público, con 
Daniel Scioli. El exgobernador es uno de los dirigentes que impulsa una
“gran interna” del peronismo que incluya a Cristina Kirchner, exactamente lo
opuesto a lo que plantean en Alternativa Argentina.

Muestra unidad

El
viernes, el oficialismo buscó, con un encuentro de dirigentes en Parque Norte, dar
una muestra de unidad que solidifique el frente interno tras el tembladeral de
aquel fin de semana aquel en el que el gabinete se encogió mientras el respaldo
del radicalismo pareció vacilar. Vidal fue la encargada de afinar la línea
discursiva que se desplegará de ahora en más ante la crisis, basada en lo
ocultar lo que pasa y en reconectar con los “valores fundacionales” de PRO.

La
foto oficial que distribuyó la provincia, en la que Vidal aparece junto al jefe
de Gabinete, Marcos Peña ?más poderoso tal vez que cuando tenía un perfil
público elevado- da cuenta de uno de los objetivos políticos centrales del
encuentro: mostrar que la relación entre ellos no se quebró pese a las diferencias
que mantuvieron respecto de la estrategia que debe desplegarse en el contexto
actual, una más abierta a sectores peronistas, el otro más cerrado.

Aunque
no lo mostró la imagen, el otro actor político comprometido fue el jefe de
Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que también sostuvo una mirada
alejada del purismo PRO de Peña, quien sigue siendo el operador fundamental de
Macri. El gesto coincidió, por otra parte, con el archivo aparentemente final
de los planes para desdoblar elecciones en la provincia y, como se señaló aquí,
con el nuevo impulso público al plan reeleccionista.

En
Provincia consideran que esa cohesión es fundamental porque lo peor de la
crisis no está por venir: ya está aquí. “Diciembre se adelantó a octubre” es la
síntesis del impacto político de esa situación que hace unas semanas se puso de
moda en Cambiemos. Como viene dejando trascender, el gobierno de Vidal mira
sobre todo al Conurbano y confía en que la mayoría de los intentes opositores
está comprometido con la gobernabilidad.

Pero
el clima social está cada vez más tenso y en algunos lugares la contención
política es compleja. Moreno es un caso extremo, aunque vale como ejemplo. El
intendente Walter Festa tiene serios problemas para controlar a su propio
gabinete y todos los días hay episodios extraños. La detención en Córdoba de su
secretario de Seguridad, Luis Brian Galván, por ser miembro de un grupo armado
paramilitar con ideología de extrema derecha es un ejemplo.

Hasta
en el kirchnerismo, de la mano del cual llegó al poder, están espantados con
Festa. Aunque el del secretario seineldinista preso  no es el único dato sorprendente sobre lo que
ocurre en el distrito que, con origen en la Justicia, se conocería por estas
horas, en el Gobierno miran lo que ocurre allí no tanto por su trascendencia
pública, sino como un ejemplo de lo que más temen: los desbordes que puedan
escapar al control político en medio del ajuste.

Las
granada que, en condiciones de explotar, apareció en un hospital se hospital se
inscribe en el mismo marco oscuro, del que por ciento el Ejecutivo también
excluye a la enorme mayoría de los movimientos sociales, más allá de las
declaraciones destempladas de algunos de sus líderes.

El
Astillero Río Santiago es otro ejemplo. La conducción gremial de Francisco
Banegas es considerada dialoguista, pese al carácter a veces explosivo del
líder de ATE. Pero Banegas se ha visto desbordado, sospechan en el gobierno,
por sectores internos de su propia central y por los sectores de izquierda más
dura que hace años tienen presencia sindical en esa compañía estatal. (DIB) AL