Científicos de la UNLP advierten que el glifosato está en todos lados

La
Plata, jun  4 (DIB).- Investigadores de
la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) advirtieron
que los residuos del glifosato, este peligroso herbicida con potencial carcinogénico,
están presentes en diferentes concentraciones en la lluvia que cae en el centro
de la capital provincial, en el algodón, gasas, peces, en las lagunas
bonaerenses, en distintos alimentos que consumimos y en todo nuestro sistema
ambiental. 

El
glifosato es un herbicida de amplio espectro, desarrollado para la eliminación
de hierbas y de arbustos, en especial los perennes. Es absorbido por las hojas
y no por las raíces y el uso de este herbicida es objeto de controversia desde
el punto de vista toxicológico y ambiental.

Los
argentinos tenemos una exposición continua y sostenida a este compuesto y esto
puede producir desde leucemia, distintos tipos de linfomas, patologías
tiroideas, enfermedades cutáneas, y hasta daños genéticos.

Damián
Marino, científico del Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM), un
organismo de doble dependencia UNLP-Conicet, remarcó: “el glifosato es una
molécula muy pequeña que tiene la función de ser un herbicida generalista
porque no discrimina, sino que mata todo aquello que sea verde a excepción de
un organismo genéticamente modificado como la soja, el maíz o el algodón. Con
el tiempo, algunas especies después de 20 años del uso de este compuesto
comenzaron a hacerse resistentes, motivo por el cual decidió aumentarse la cantidad
del químico por hectárea”.

Según
Marino, “en los últimos 10 años entraron más de 1000 millones de litros de
glifosato. Este número pone a la Argentina en el primer puesto a nivel mundial
en la cantidad de uso de plaguicidas por habitante por año (10 litros de
plaguicidas por habitante por año)”.  Y
detalló: “En las distintas muestras ambientales que se toman en nuestro país,
se puede ver que el glifosato ocupa entre el 80 o 90 % de la carga total de
plaguicidas de la muestra”.

“Cuando
arrancó hace 20 años el modelo de agroproducción extensivo en base a
transgénico, se usaban en el país 3 litros de glifosato por hectárea por año.
Hoy el promedio es de 15 litros de glifosato por hectárea por año,  y en el caso del algodón 40 litros por
hectárea por año. Las dosis han ido aumentando porque ya no hacen el mismo
efecto que hacían al principio y esto se debe a la resistencia que van
generando las distintas especies”, explicó el investigador.

Para
Marino “cuando hablamos del modelo productivo tenemos que entender que se trata
de un modelo de base química, el glifosato está destruyendo los distintos
ecosistemas, produciendo una pérdida de la biodiversidad, ya que por ejemplo al
eliminar determinada planta también se elimina la especie animal que depositaba
sus huevos en esa planta y consecuentemente a la especie que se alimentaba de
ese bicho, lo que provoca la destrucción de la flora y la fauna autóctona”.

El
glifosato es un contaminante seudopersistente que se deposita en el suelo y en
el ambiente que no logra degradar la cantidad que ingresa, y se acumula a razón
de un miligramo por kilo por año.

 

En
el agua

Un
estudio del CIM, demostró que cuando llueve en el centro de la ciudad de La
Plata, cae glifosato asociado a la gota de lluvia. Esto se comprobó midiendo
concentración de glifosato en la lluvia.

Los
investigadores del CIM también comprobaron que el glifosato está en la cuenca
del río Paraná que es la más importante del país.

La
presencia del herbicida está presente sobre todo en la zona que va dese la
provincia de Santa Fe hasta la ciudad de Lujan en la provincia de Buenos Aires.

Los
expertos del CIM encontraron 8 miligramos por litro por año, una concentración
de glifosato en los sedimentos del fondo del río entre 2 y 4 veces superior al
que se encuentra en un suelo cultivado con soja.

Y
explicaron: “al fondo del río el glifosato llega por dos procesos: cuando
llueve todos los campos tienen pendientes que van hacia los ríos o arroyos y el
otro es el atmosférico, la erosión eólica de los campos por lo que hoy no hay
sedimentos de los ríos de la región pampeana que no tengan glifosato”.

El
investigador contó que en una de las investigaciones realizadas compararon
entre las lagunas patagónicas y las lagunas de la provincia de Buenos Aires y
quedó demostrado que en las lagunas primeras no hay glifosato y en las
bonaerenses si, incluso en las lagunas más chicas se encontraba en mayor
concentración.

El
CIM también demostró que el glifosato está en el algodón que tenemos en el
botiquín de una casa y en las gasas que se usan en los hospitales. La vía
alimentaria es otra forma de exposición al herbicida, al consumir por ejemplo
las verduras que están al ras del suelo. (DIB) FD