Panorama político bonaerense: Vidal y Massa, una comisión en sociedad

La Plata, ene 6 (Por Andrés Lavaselli, de la agencia de DIB).-
El año político, como viene ocurriendo hace unos años, arrancó temprano esta
temporada, aunque esta vez existe un motivo muy concreto para la celeridad: los
tiempos que impone el plan para adelantar las elecciones en la provincia, que
comenzó con una puesta en escena marplatense de los dos sectores que tienen
interés en que avance, el vidalismo y el massismo, socios en el intento de
convencer a Marcos Peña de su factibilidad. Mientras, una jugada de un sector
de los intendentes peronistas desnudó entresijos de la interna opositora.

Aunque su nombre es altisonante y en su sesión inaugural
oficialistas y opositores apelaron a la pirotecnia verbal para figurar, la Comisión
Especial (porque no fue votada sino creada por resolución) Bicameral sobre
Reforma Electoral que comenzó a funcionar el martes en la Villa Ocampo, no
decidirá gran cosa. Su rol es instrumental y operativo: una herramienta para
dar volumen al debate público sobre la necesidad del desdoblamiento y, en el
mejor de los casos, facilitar el hilado del acuerdo parlamentario
imprescindible para aplicarlo.

El primero de esos objetivos tiene que ver con la interna
oficialista: María Eugenia Vidal terminó de comprender que para que su idea
camine es esencial convencer de su necesidad Marcos Peña a quien el presidente
Mauricio Macri (que laudará en última instancia) sigue escuchando de modo
preferencial. El problema para la Gobernadora es que el jefe de Gabinete sigue
lejos de dar su OK, según señales reservadas que emitió en las últimas horas.
Por eso, Vidal espera que la Bicameral dote de espesor público a su propuesta y
ayude a aflojarlo.

El segundo propósito tal vez es más realista. Una parte del
equipo bonaerense está seguro de que solo la evidencia “científica” de la
productividad electoral de desdoblamiento para Macri convencerá a Peña de dar la
venia, que en esa evaluación trabaja en sintonía con Jaime Durán Barba. Pero al
mismo tiempo saben que si fi nalmente esa habilitación llegase, habrá que
negociar la aprobación de las leyes imprescindibles para llevarlo a la
práctica. Justamente, eso es lo que comenzó a trabajarse en la Bicameral.

Y como en todas las pujas parlamentarias, la cámara de
Diputados es el filtro a superar para Vidal. Por eso el interlocutor es Sergio
Massa: su bloque, junto con el que comanda José Ottavis, convertido en satélite
de Alternativa Federal, tiene la llave para aprobar el paquete de leyes que
requiere el adelantamiento. De ahí que la Bicameral haya incluido a la boleta
única como segundo punto central de debate: es lo que pide el tigrense a cambio
de dar su apoyo. Es un toma y daca que, como se informó aquí, comenzó a
delinearse hace un mes.

En ese plano ya surgen algunas hipótesis fuertes: aunque el
punto está abierto, en el oficialismo casi descartan la aplicación de la boleta
única a modo de prueba piloto, solo en algunos municipios, obviamente todos los
massistas incluidos. En cambio comenzaron a analizarse variantes llamativas, entre
ellas un esquema de boleta única electrónica para el Conurbano y papel para el interior.
Existen a la vez tres decisiones ya tomadas: modo de voto y adelantamiento
salen juntos o no salen y, en caso afi rmativo, las PASO se suspenden en PBA,
no se adelantan. Además, no habrá desdoblamiento a nivel municipal.

 

La carta mayor

No casualmente, 24 horas antes de la sesión inaugural de la
Bicameral, el sector de intendentes peronistas que comanda Martín Insaurralde,
con el presidente del PJ, Fernando Gray, como aliado, hizo trascender una “propuesta”
para que Cristina Fernández sea la candidata bonaerense que enfrente a Vidal.
El argumento es que así se esterilizaría el efecto de una victoria anticipada
de la Gobernadora. Pero la movida, al parecer, no tuvo en cuenta un detalle: la
voluntad de la Expresidenta, que dio señales internas de no aceptar.

Interlocutores bonaerenses de Cristina dicen que, a
diferencia de lo que ocurrió en Brasil con Lula Da Silva, tienen estudios que
demuestran que ella traslada al candidato que públicamente apoye buena parte de
su intención de voto, sobre todo si, contra lo que hizo en 2015 se involucra en
la campaña. Sea Berni, Durañona, Kicillof, Insaurralde o Magario/Espinosa. Por lo
que “bajar” a provincia no tendría mayor sentido. Agregan que si hay boleta
única, no habría efecto arrastre, algo que lo intendentes que lanzaron la idea
parecen no haber sopesado.

El razonamiento desnuda en parte una carencia evidente de la
oposición K: con elecciones simultáneas, la caída en la valoración con Macri
era potencialmente dañina para Vidal al punto que florecieron los candidatos
para enfrentarla, que escaseaban hasta fines de 2017. Con el desdoblamiento el
impacto de esa caída tiende a minimizarse, por lo que algunos de los
postulantes parecen haber comenzado a evaluar alternativas. Ese es el trasfondo
de la “sugerencia” peronista a CFK, que el kirchnerismo no convalida hasta
ahora.

Esa dificultad es en cierto sentido simétrica e inversa de
la que padece Cambiemos, que tiene, hoy, en Vidal una fortaleza y en Macri una
debilidad. Por eso, en La Plata entusiasma el desdoblamiento con boleta única:
la combinación tiende a eliminar el arrastre entre categorías en la misma
medida en que facilita el voto cruzado entre ellas. Eso perjudica al PJ, que
tiene en las comunas una base territorial que tracciona “hacia arriba” y permite
a la Gobernadora ilusionarse con sumar en distritos peronistas, aunque allí no
voten a sus candidatos locales.

 

¿Nuevas roscas?

Al menos una parte del kirchnerismo bonaerense alienta en
este contexto otra sospecha: creen que quien asumirá un doble rol electoral es
Vidal: la ven candidata bonaerense y, luego, presidencial, en una jugada
acordada con Macri. Buscan, para dar verosimilitud a la intuición, datos bajo
el agua. Y detectan en la indefinición de la Gobernadora respecto de su
eventual compañero de fórmula provincial, combinada con los rumores de correr
al radical Daniel Salvador en favor de los PRO Cristian Ritondo o Carolina
Stantey, indicios de un recaudo para dejar en manos “propias” el manejo de un distrito
clave ante una mudanza a la Casa Rosada.

Es probable que se trate de un exceso de suspicacia. Pero el
kirchnerismo no es el único sector donde florece la inquietud. En Cambiemos
también ocurre, pero referida a otro escenario: una posible postulación
presidencial de Roberto Lavagna por el peronismo. Temen, en esencia, su
capacidad de aglutinar sectores disímiles y su perfil moderado, que podría
sumar incluso a votantes desencantados del oficialismo. Y anotan que la negativa
a presentarse de hace un mes se trasformó en una escucha abierta e interesada
ante interlocutores que fueron a verlo en los últimos días.

Hay una razón bonaerense suplementaria para esa preocupación
de Cambiemos. Atisban detrás del expediente Lavagna a Massa. Aunque por ahora
son solo elucubraciones, temen que el tigrense encuentre allí un rol de armador
nacional y, a la vez, la excusa perfecta para bajarse de una precandidatura que
no termina de arrancar y lo expone a una nueva derrota, que sería letal para su
sueño presidencial. Visto desde La Plata, eso abre la chance de que el tigrense
encuentre un esquema de unidad que justifique una postulación a gobernador,
porque además el adelantamiento con boleta única hace más factible ese entendimiento.
(DIB) AL