Del campo a la mesa, los alimentos básicos multiplican entre 3 y 6 veces su valor

La
Plata, nov 4 (Por José Giménez, de Agencia DIB).- Del campo a la mesa, del
productor al consumidor, el valor de los alimentos básicos se incrementa entre
3 y 6 veces, en un proceso en el que los impuestos tienen una incidencia de
entre el 25 y el 33% del precio final, y en el que el primer eslabón de la
cadena sufre las mayores cargas y hasta debe soportar pérdidas.

Los
datos surgen de un estudio de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de
Argentina (FADA), que publicó un “Índice de indicadores de precios”, en el que
analizó cuáles son los factores que mayor incidencia tienen en los incrementos
de los valores de los productos.

Tomando
los casos de la leche, el queso, la carne y el pan, el estudio indica que el
precio de estos productos se multiplica entre tres y seis veces desde la
materia prima hasta la venta al público, y que en este proceso existe una
fuerte incidencia de los impuestos (entre un 25 y un 33%).

De
estos cuatro productos, la cadena de producción del pan es en la que más se
incrementa el valor respecto de la materia prima: de acuerdo al relevamiento
hecho por FADA, el trigo necesario para producir un kilo de pan cuesta $ 10,20
(con impuestos), mientras que el producto final se consigue (en promedio en las
zonas relevadas) por $ 60,40: la diferencia es del 592%.

El
estudio rastrea cómo se conforman los precios a medida que pasan por los
distintos eslabones, en el recorrido que va desde el campo hasta llegar al
consumidor. De este modo busca, según sus autores, “obtener la mejor foto
posible de por qué los alimentos valen lo que valen, y así poder identificar
dónde pueden estar los principales problemas de cada cadena”.

 

Por
cadenas

En
el caso del pan, el estudio ubica en el proceso de comercialización el 50% del
valor del producto, sobre un valor total de $ 60,40. En ese esquema, el trigo
representa el 13% de precio ($ 7,86, sin impuestos), la molienda el 5,6% ($
3,41), y los impuestos el 32,2% ($ 19,43). Del precio final pagado por el
consumidor, el 54,6% son costos, el 32,2% impuestos y el 13,2% ganancias.

En
tanto, de un sachet de leche cuyo precio promedio en septiembre fue de $ 26,19,
el tambo representa el 29,2% ($ 7,64), la industria el 29,3% ($ 7,68), el
comercio el 16,6% ($ 4,35) y los impuestos el 24,9% ($ 6,52). En este caso el precio
se multiplicó por 3,31 desde que la leche sale del campo hasta que se vende al
público.

Por
su parte, el queso cremoso en septiembre tuvo un precio de $ 181,37 por kilo. De
ese valor el tambo explica el 32,4% del precio final ($ 58,76), la industria el
14,9% ($ 27,04), el comercio el 24,5% ($ 44,43) y los impuestos el 28,2% ($
51,14).

Finalmente,
un corte de carne promedio, en febrero pasado (el último valor relevado),
presentó un precio de $ 170 por kilo. De ese valor, los impuestos representan
el 29,8% ($ 50,74), el feedlot el 28,4% ($ 48,32), el ternero un 21,6% ($ 36,75),
el frigorífico el 7,1% ($ 12), y la carnicería el 13% ($ 22,18).

En
este caso, el precio se multiplica por 3,3 desde el ternero hasta la venta de
la carne al mostrador. Los costos laborales son importantes en la carnicería,
representando el 9% del precio final.

 

El
efecto dólar

Según
el informe, el aumento del dólar agudizó la situación por la que viene
atravesando el sector tambero y también el feedlot, producto del aumento de los
insumos. Natalia Ariño, economista de FADA, explicó que “el efecto del aumento
del dólar de los últimos meses impactó en todas las cadenas, fundamentalmente en
sus estructuras de costos. Ya sea porque los insumos de la actividad requieren
productos que necesariamente están atados al dólar, como maíz, soja o trigo
utilizados en la producción de tambos, feedlots, harinas y pan. Como también de
los costos propios de producir que, en una economía inflacionaria como la que
estamos viviendo, hay un traspaso de dichos aumentos a los precios”.

En
ese punto, se destaca la preocupación por la cadena láctea, que presenta un
resultado global negativo de $ 3,48. Aquí, todos los eslabones de la cadena
presentan pérdidas. En el caso del queso, en tanto, el productor absorbe toda
la pérdida de la cadena.

Por
otro lado, los impuestos que se presentan en las distintas cadenas productivas
analizadas por FADA van del 26% al 32%. Es decir, que 1 de cada 3 pesos que los
consumidores pagan en el mostrador, corresponde a la carga impositiva de los
distintos niveles del Estado. Los más perjudicados son la carne vacuna y el
pan.

Finalmente,
el informe destaca que los costos de producción (materia prima, laborales,
estructura, servicios, transporte, entre otros) rondan entre el 88% y el 70%
del precio final, siendo el sector lácteo (leche y queso cremoso) la cadena con
mayores costos en relación al precio. (DIB) JG