Crimen de Tandil: Bustamante reconoció a sus asesinos y les rogó por su vida

La Plata, oct 30 (DIB).- Jorge Bustamante, el joven
asesinado en el barrio “La Movediza” de Tandil, reconoció a sus asesinos y les
imploró por su vida, según la confesión de Nahuel Morales, uno de los imputados
por el crimen, quien aseguró que él mantenía encuentros sexuales con la víctima
a cambio de cocaína, pero que no participó en el asesinato.

Fuentes judiciales señalaron que en su declaración, Morales
contó que planeó asaltar a la víctima junto a dos amigos suyos, pero dio a
entender que el hecho se fue de cauce cuando Bustamante reconoció a sus
asaltantes y que ellos lo estrangularon y lo mataron a golpes en la cabeza con
una rueda de auxilio.

En tanto, Ángel Tami, apuntado por Morales como autor intelectual
y material del crimen, se negó a declarar, mientras que el tercer acusado,
Emanuel Ramírez, aseguró que a la hora de los hechos estaba con su novia.

Ante el fiscal de Tandil Gustavo Andrés Morey, Morales
aseguró que ya había tenido otros encuentros con Bustamante, con quien
intercambiaba sexo a cambio de cocaína.

Según su relato, el joven se encontraba con Tami cuando se
contactó nuevamente con Bustamante, y en ese momento, al advertir la situación,
éste le pidió que pacte un encuentro para asaltarlo. De todos modos, el acusado
sostuvo que arregló la reunión “para poder consumir cocaína”.

Siempre de acuerdo a ese relato, Bustamante pasó a buscarlo
en auto por su casa, y desde allí fueron a un sitio descampado. Pero en ese
momento aparecieron Tami y Ramírez, quienes fingieron asaltar ambos e incluso
se trenzaron a golpes con Morales para “hacer un poco de circo”.

Sin embargo, enseguida sus dos cómplices bajaron del auto a
Bustamante y le dieron una paliza. La víctima, en ese momento, dijo que conocía
a Ramírez y Tami, les pidió por su vida y les aseguró que podía llevarlos a su
casa para llevarse “lo que quisieran”.

Haciendo caso omiso al ruego, los acusados subieron a Bustamante
en el asiento trasero del vehículo y lo llevaron a otro sitio, donde lo
golpearon en la cara y luego, cuando ya se encontraba desvanecido, Tami lo
golpeó con una llanta en varias ocasiones. Luego, metieron el cuerpo en un
baúl, le robaron las zapatillas y condujeron varios kilómetros.

De acuerdo al relato de Morales, él se bajó del auto en su
casa, y luego se enteró por Tami que ambos descartaron el cadáver en un arroyo conocido
como “el canalcito” y más tarde el auto, al que habían prendido fuego. (DIB) JG