Panorama político bonaerense: El horizonte que dibuja el ajuste

La Plata, jun 9 (Por Andrés Lavaselli, de la redacción de DIB).- El
duro ajuste que, consecuencia del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional,
tensará el escenario en los próximos meses se convirtió en una encrucijada para
María Eugenia Vidal. Hacia afuera de Cambiemos, quedó a cargo de negociar con
la oposición un paraguas de gobernabilidad. Pero al mismo tiempo, afronta el
exigente desafío interno de morigerar todo lo posible el inevitable recorte que
recaerá sobre la provincia para que lo se le evaporen los recursos con los que
planeaba hacer frente al año electoral.

La victoria política que Vidal consiguió el jueves, cuando la
Legislatura aprobó un proyecto que dispone una baja en el costo de las facturas
de servicios de gas y electricidad para los usuarios, encierra algunas claves
del esquema que busca desplegar. Por un lado, la Gobernadora sumó el apoyo del
massismo y el peronismo “dialoguista”, aunque por el otro debió concederle a
esas fuerzas un cambio clave en el articulado, que posibilita trasladar el
costo fiscal a las compañías distribuidoras.

Vidal debió ceder, lo cual no es muy frecuente, pero el diálogo
político con la oposición ???puntualmente con Sergio Massa y con Martín
Insaurralde- le permitió salirse con la suya: hacer pasar por una medida
popular una baja modestísima que ni por asomo equipara los aumentos que, en
parte, ella misma autorizó. Es un milagro de marketing político imposible de
lograr sin una cobertura mediática que ha transformado no solamente a los
incrementos tarifarios, sino también al ritmo para llevarlos a la práctica, en
una cuestión inevitable.

Pero lo central es que el acuerdo con el peronismo que lo permitió
es un molde en el que podrían tomar forma otros entendimientos. En principio, Vidal
piensa en el presupuesto. Massistas y dialoguistas aceptan abrir la
negociación, pero hacen una advertencia: antes, “la gobernadora tienen que
pagar lo que debe del año pasado”, dicen. Traducido: creen que los sillones vacantes
en el Tribunal de Cuentas y  el
directorio del Banco Provincia formaron parte de la negociación del presupuesto
vigente y no pueden usarse ahora como prenda de intercambio. 

Esos dos colectivos peronistas transitan una senda estrecha.
Aceptan contribuir a la Gobernabilidad, pero al mismo tiempo dejaron de creer
que la repetición de la ola amarilla es inevitable en la Provincia en 2019.
Están, ahora, más preocupados por dilucidar en qué lado  de una eventual interna propia (kirchnerismo
versus peronismo federal) jugarían el año próximo si fuese necesario, que en
armar un esquema que los proteja en sus distritos de la potencia de Vidal, que
sobre la base de las encuestas que manejan creen menguada.

No es casualidad que en Cambiemos también miren al nivel
territorial y a la interna. En el oficialismo, el plan es salir a ordenar la
tropa propia, comenzando por las intendencias. Es que en varios distritos
Cambiemos fue impotente para detener la ola de reclamos por las subas que llegaron
a los concejos deliberantes. Eso sin hablar de los alcaldes oficialistas que,
con picardía y sigilo, llamaron a Insaurralde para pedirle que negociara para
quitarles de las espaldas el peso fiscal de la medida que su jefa impulsaba.

El trabajo de los operadores del oficialismo comenzará por el
interior, donde Cambiemos ha tenido hasta ahora 
su bastión electoral. Es que se han 
detectado fluctuaciones en el apoyo también allí. Para asegurar ese
territorio propio, dicen, no dudarán en “abrir el juego”. Lo que significa que
entró en revisión aquella idea de impedir internas donde gobierna un intendente
de Cambiemos. Ahora, todo depende del nivel de apoyo que consiga ese alcalde,
porque la con signa es sumar como fuere. Si tienen que habilitar candidaturas
que los desafíen, lo harán. Azul es uno de los ejemplos que ponen. General
Rodríguez, otro.

 

La otra punta

En el otro extremo del espinel, Vidal intenta replicar el esquema
de diálogo pro gobernabilidad con el peronismo, pero a nivel nacional. Es un
rol que le impuso el presidente Mauricio Macri y que comparte con su mentor
político, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez 
Larreta. Por eso, se reunió con Miguel Ángel Pichetto, además de con
Massa. Uno es determinante en el Senado, el otro en Diputados. Ambos, son
referentes de los gobernadores que, por ahora, parecen dispuestos a
enfrentar  a Cristina Kirchner o a quien
ella habilite.

Pero la gobernadora no limita a eso su misión. Sin anunciarlo
probablemente por pedido de su interlocutor, se reunió con el Papa Francisco en
el Vaticano. Hay pocas precisiones aún de lo que se trató allí, aunque en importantes
despachos de La  Plata se dice que la
situación social en los meses que vienen y la necesidad de trabajar para
contener a los más débiles fue el eje central. Jorge Bergoglio, se sabe, tiene
gran predicamentos sobre movimiento sociales, sectores muy movilizados.

De los resultados de la reunión solo hablan la euforia de uno de
los miembros de la comitiva que viajó desde Argentina y la duración del encuentro:
inusuales 80 minutos. Al regreso, Vidal tal vez encuentre un escenario más
complejo en casa. Es que en Cambiemos se habla de la posibilidad de que Nación
transfiera a Provincia ???y a Ciudad- la compañía Aysa ???en realidad solo su
financiamiento-, Edenor , Edesur y, sobre todo, los subsidios al transporte.
Juntos, serían el 25 % del ajuste prometido al FMI para 2019. Pero al mismo
tiempo, un golpe que Vidal quiere evitarse. Trabajo para esta semana. (DIB)