Francisco reemplazó a Aguer por Fernández y abre nueva era en arquidiócesis clave

La Plata, jun 2 (Por Andrés Lavaselli, de la redacción de DIB).-
El Papa Francisco aceptó hoy la renuncia del arzobispo de la Plata, Héctor
Aguer, a su cargo y nombró en su reemplazo al prelado Víctor Manuel Fernández,
hasta hace poco rector de la Universidad Católica Argentina, en un movimiento
que podría anticipar un cambio de dirección en la conducción de la
arquidiócesis más importante de la provincia de Buenos Aires

La aceptación de la renuncia de Aguer se dio con suma
celeridad: el prelado la había hecho efectiva el 5 de mayo pasado, poco ante de
cumplir, el 24 de ese mes, los 75 años, edad en la cual todos los obispos deben
poner su salida a disposición del Papa, según prescribe el derecho canónico. De
ese modo, Francisco dio por tierra con las versiones que indicaban que podía
estirar unos meses la decisión.

Fernández, hasta hace poco rector de la UCA, es un hombre
del riñón de Bergoglio, a quien se le atribuye incluso la redacción de parte de
algunos escritos del Papa, como algunos pasajes de la exhortación apostólica
Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio), la primera que firmó el arzobispo
de Buenos Aires cuando fue elevado al trono de Pedro.

De origen Cordobés y 55 años de edad, Fernández dijo hoy al
portal Religión Digital que la designación lo puso “alegre” porque “deseaba
mucho una esposa, una iglesia local donde encarnarme”. Adelantó además que su
programa de gobierno será “la Evangelii Gaudium en serio, no como slogan”. Al
mismo tiempo, aventuró que cree que “se está notando más feeling con Francisco”
en la jerarquía católica argentina.

En el entorno de Aguer, donde reinaba cierta sorpresa por la
celeridad que mostró Francisco en aceptar la renuncia, explicaron que el lunes
se designará un administrador apostólico de la arquidiócesis platense, que se
encargará de su gobierno hasta que asuma Fernández, que ya técnicamente Aguer
dejó de ser el titular. Se estima que el cargo recaería en Nicolás Baisi o
Alberto Bochatey, actuales auxiliares.

Fuentes eclesiales explicaron a DIB que se estima que
Fernández, el nuevo arzobispo, tomará formalmente posesión de su cargo a lo
largo de este mes, ya que se espera que el 29 se realice la ceremonia de
imposición de palio arzobispal en Roma.

El recambio marca toda una novedad para la arquidiócesis
platense.  Fernández es un prelado muy
apegado a las posiciones de Francisco, por lo que se espera una renovación
sobre todo en el plano pastoral respecto del conservadurismo doctrinario con
énfasis en la moral sexual que caracterizaron los 20 años de presencia de
Aguer, que fue designado arzobispo titular el 12 de junio de 2000 pero está en
la sede desde el 26 de junio de 1998, cuando lo nombraron coadjutor.

Desde entonces, Aguer fue construyendo un perfil de alta
exposición pública que llegó a hacerlo célebre por sus intervenciones
contrarias al matrimonio igualitario, la mirada de género en sus más diversas
manifestaciones, las expresiones de la cultura popular, especialmente el rock y
la política de derechos humanos basada en el enjuiciamiento de los responsables
de crímenes de lesa humanidad, a la que consideraba una forma de venganza.

Por eso, en términos históricos también se notará el corte:
los tres antecesores de Aguer, Carlos Galán Barry; Domingo Quarracino y Antonio
Plaza también fueron representantes del sector conservador. Los dos últimos,
además, con controversiales actuaciones durante la última dictadura.
Quarracino, por su parte, es el prelado que se hizo célebre por pedir que los
homosexuales argentinos sean confinados en un guetto.

 

Enemigo íntimo

Aguer y Bergoglio son viejos conocidos en la Iglesia.
Coincidieron en la década del ´70 uno como rector de la entonces recién creada
diócesis del San Miguel y el otro como superior jesuita, que trasladó al
Colegio Máximo de ese distrito la conducción de esa orden. Luego, fueron ambos
auxiliares de Quarracino, pero ya en ese momento se conocieron las primeras
denuncias de Aguer contra Bergoglio ante Roma, por lo que consideró
desviaciones litúrgicas.

En ese marco, la rapidez en el nombramiento de Fernández fue
leída como parte de un mensaje del Pontífice que se atuvo a la letra de la
legislación eclesial pero evitó un gesto de cortesía que se consideraba probable:
postergar unos meses la aceptación de la renuncia

Fernández, por su parte, fue víctima de un lobby de sectores
conservadores de la iglesia argentina que mantuvo años frenada su designación
en la UCA, que promovía Bergoglio, que en ese momento era arzobispo de Buenos
Aires. Cuando fue entronizado como Francisco, lo convirtió en  arzobispo titular de Tiburnia ???una extinta
jurisdicción medieval, práctica habitual en la Iglesia- para impulsarlo en la
UCA. Esos grupos que rechazaban a Fernández estuvieron históricamente cerca de
Aguer.  (DIB) AL