Vecinos y comercios próximos al cementerio Jardín de Paz le rendían homenaje al “Diez”, mientras la entrada para ver la sepultura del astro permanecía rigurosamente vigilada.
Fue inaugurado en 1874, en medio de las epidemias de cólera y fiebre amarilla. Cerrado en 1919, sufrió muchos años de vandalismo. Hoy es cita obligada de fotógrafos y artistas.
“Es para darle un poco de vida al lugar que representa la muerte”, afirmó su director, Andrés Ferreyra. Mientras la necrópolis permanece cerrada a los visitantes, se ponen en valor los elementos patrimoniales.