Una caminata por el Puerto de Frutos, un paseo en un catamarán o adrenalina y diversión en el Parque de la Costa, son algunos de los atractivos que Tigre ofrece todo el año, tanto en el Delta como en tierra firme. El turismo aventura se combina con hoteles con spa y gastronomía gourmet en este municipio bonaerense, donde la naturaleza y el desarrollo ofrecen estas y otras opciones.
Además, sus aguas guardan una relación única con la literatura argentina, y ese mundo no tan conocido es ideal para descubrir sin prisa. Por allí, perdidos en sus islas, pasaron grandes escritores y aún hoy uno puede encontrar sus marcas.
Tanto en la ciudad cabecera que da nombre al partido, como en localidades aledañas, el turismo de verano tiene opciones al aire libre, en especial deportes náuticos, y de puertas adentro con actividades culturales, museos y paseos de compra, además de parques temáticos de diversas índoles.
Entre los lugares icónicos y como una vidriera a la zona de islas está el antiguo Puerto de Frutos, devenido en un gran centro comercial a cielo abierto, con numerosos comercios, especialmente de producción local, y puestos de artesanías y gastronómicos, que es objeto de un incesante hormiguear de visitantes.
Para conocer el Delta, por ejemplo, se puede optar por dar un paseo en catamarán de alrededor de una hora a través de los ríos Tigre, Luján y Sarmiento. Una opción menos exclusiva, aunque entretenida es hacerlo en lancha colectiva. Si la elección es pernoctar, en las islas hay una oferta amplia y variada de hoteles y cabañas, sitios ideales para desconectar por un par de días del ruido y el estrés de la gran urbe.
El viajero puede elegir entre una excursión a medida o recorrer los canales en una de las lanchas colectivas que emplean los isleños para desplazarse en su cotidianeidad. Durante el paseo, puede visitarse un área de islas interconectadas por puentes y caminos, acercarse a una casita blanca protegida por una gigantesca urna de cristal que fue propiedad de Domingo Faustino Sarmiento en el siglo XIX, visitar las casas de Haroldo Conti en Arroyo Gambado y la de Rodolfo Walsh sobre el río Carapachay, además de comer en un típico restaurante ribereño o pasear sin rumbo fijo entre espléndidos sauces llorones.
En ese sentido, la Casa Museo Sarmiento, es un lugar que mantiene viva la historia del Delta. Para llegar a la casa del escritor, estadista y educador sanjuanino es preciso embarcarse en una lancha en la estación fluvial de Tigre. En veinte minutos de viaje se llega a lo que fue la residencia de fin de semana del prócer. La casa se encuentra actualmente rodeada de cristales, instalados por la Municipalidad de Tigre en 1996, cuando se hizo cargo de la refacción de la edificación. (DIB)