Una fiesta electrónica celebrada para recibir el Año Nuevo en la playa de Monte Hermoso terminó con un incidente de intolerancia social, que podría haber sido fatal.
Lo que era el cierre de una noche de diversión y disfrute se transformó en un momento de furia: un grupo de personas se acercó en un UTV Can Am con un parlante y música fuerte, de un género musical diferente al propuesto por el exclusivo evento organizado para 400 personas.
Ante esa situación, los organizadores de la fiesta les pidieron a los jóvenes que se acercaron con el parlante que se retiren del lugar, y ese hecho desató una pelea feroz. Como suele ocurrir en estos casos, los videos del episodio se viralizaron a través de las redes sociales.
Primero hubo insultos, empujones y gritos. Luego, la cuestión pasó a mayores cuando uno de los visitantes se subió al vehículo y pisó a tres personas y luego volcó. La pelea siguió y uno de los atropellados debió ser hospitalizado.
La persona que conducía el vehículo fue identificada como Marcelo Ramos Becker. En un primer momento escapó de la escena por una zona de médanos, pero posteriormente se acercó a la comisaría y quedó demorado.
Días de furia
Un hecho de características similares, aunque más violento y con un desenlace fatal, ocurrió en la madrugada del 25 de diciembre en la localidad de Lomas del Mirador, partido de La Matanza. Un expolicía le gatilló a quemarropa a un vecino y lo mató porque no quiso bajar el volumen de la música, en el final de los festejos de Navidad, a plena luz del día.
En otro episodio, el 22 de diciembre pasado, en un barrio cerrado de Pilar, un hombre se puso nervioso porque no le corrían un auto estacionado en una ochava para pasar con su camioneta. Bajó del vehículo, tomó un palo de golf del baúl y destruyó el coche detenido. De igual modo, un grupo de personas destruyó con palos y maderas un auto que había quedado estacionado en la salida de un garaje en Lomas de Zamora.
Los episodios de violencia urbana y falta de convivencia comunitaria siguen proliferando y, mientras que no se concreten contravenciones, la escalada de violencia se vuelve cotidiana. (DIB) ACR
