La cámara de Diputados se quedó sin quórum hoy para realizar una sesión en la que se iba a tratar la escandalosa visita de diputados y diputadas de La Libertad Avanza a represores presos con condenas por delitos de “Lesa Humanidad”. Durante la jornada, una de las legisladoras implicadas, Lourdes Arrieta, apareció en el Congreso con un ejemplar del libro “Nunca Más” en la mano.
El detonante de la caída de la sesión fue la ausencia de Hacemos Coalición Federal, pero en el fondo nunca hubo un acuerdo entre los bloques sobre qué acción concreta tomar al respecto. El oficialismo había planteado que se vote una declaración con un repudio –considerado “vago” por los opositores–, el kirchnerismo y la Izquierda querían crear una comisión investigadora ad hoc, y el radicalismo y los federales buscaban una salida intermedia con un tratamiento en las comisiones permanentes vigentes.
Pero pese a que logró esquivar la incómoda cuestión de la visita a los genocidas presos en Ezeiza, la jornada implicó también retrocesos para el oficialismo, que deberá esperar para tratare temas de cierta importancia para su gestión como la ampliación del Registro Nacional de Datos Genéticos para la investigación de delitos comunes y la autorización para la entrada y salida de tropas militares.
A su modo, en Unión por la Patria también hubo cierto alivio, porque se esperaban fuertes declaraciones de LLA y sus aliados contra la denuncia de violencia de género de Alberto Fernández y sobre el fraude electoral en Venezuela.
El escándalo de la sesión tapó finalmente el escándalo por la visita a los represores. Ya caída la convocatoria apareció por el recinto Rocío Bonacci, la sexta diputada libertaria que fue a Ezeiza pero que no quiso estar en la foto con los condenados por delitos de lesa humanidad; siempre denunció que la habían “engañado” con que se trataba de una visita humanitaria. Su gesto de sorpresa dentro del recinto fue una síntesis del ánimo libertario. “Quería explicar mi postura”, había dicho ayer sobre la expectativa de la sesión.
Los oficialistas se habían reunido por la mañana para terminar de limar asperezas, sobre todo luego de que en las últimas horas se filtrara la foto en el penal de máxima seguridad. A la salida del cónclave en el Salón Blanco de Diputados se los vio conversando, por ejemplo, a Benedit, quien organizó el viaje a Ezeiza, con Marcela Pagano, diputada que ayer armó un homenaje interpartidario hacia las monjas francesas que fueron secuestradas y desaparecidas por Astiz. En las próximas horas al menos dos de los involucrados en la visita a los genocidas –Montenegro y Ferreyra– tienen pensado romper el silencio y emitir una declaración pública.
Al inicio de la fallida gestión, Lourdes Arrieta entró al recinto con el emblemático “Nunca Más” en la mano, el libro que recoge los resultados de la investigación de la Conadep, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, la primera que investigó en forma sistemática al terrorismo de Estado, durante el gobierno de Ricardo Alfonsín. Arrieta es la legisladora que dijo que uno de los represores visitados, Raúl Guglielminetti, le entregó al diputado Beltrán Benedit -el organizador de la visita- un documento con propuestas para avanzar con prisiones domiciliarias para los genocidas.
Además de Benedit, Arrieta y Bonacci, en Ezeiza estuvieron los diputados Guillermo Montenegro, Alida Ferreyra y María Fernanda Araujo.
Una foto difundida ayer terminó de revelar la identidad de los represores presentes en esa reunión: Según un trabajo de H.I.J.O.S. Capital son Antonio Pernías (alias “Trueno” o “Rata”), quien fue condenado a perpetua por delitos de lesa humanidad en la ESMA, mientras que también se puede ver a Miguel Britos, ex miembro de la Superintendencia de Seguridad Federal, condenado por delitos en el circuito represivo ABO (Atlético-Banco-Olimpo).
En la segunda fila de la foto están Mario “El Cura” Marcote, miembro del Servicio de Informaciones y condenado a 17 años de prisión en Rosario, Alfredo Astiz, conocido como “el Ángel de la muerte” y condenado por infiltrarse en Madres de Plaza de Mayo, así como por desapariciones y torturas en la ESMA.
También estuvieron Honorio Carlos Martínez Ruíz, condenado a perpetua por los crímenes cometidos en el centro clandestino Automotores Orletti; Raúl Guglielminetti, también condenado por su accionar en ese mismo lugar; Marcelo Cinto Courtaux, miembro del Destacamento 201 de Inteligencia que actuó en Campo de Mayo y Julio César Argüello, condenado a perpetua por delitos cometidos en el “Circuito Camps”.
Además, en la foto se puede ver a Juan Manuel Cordero, condenado a 25 años de prisión por crímenes cometidos en el marco del Plan Cóndor; Carlos Guillermo Suárez Mason (hijo), alias “El hijo de Sam”, condenado por delitos de lesa humanidad en la ESMA; Gerardo Arraez, condenado a 25 años de prisión por delitos en el circuito represivo ABO (Atlético-Banco-Olimpo) y Adolfo Donda, condenado por su accionar en la ESMA y por el secuestro de la ex diputada Victoria Donda. (DIB)