Por Marcelo Metayer, de agencia DIB
Gustavo Andrés Deutsch vino al mundo en Praga, una de las ciudades más hermosas de Europa. Pero corría 1936 y el continente estaba por despedazarse bajo la peor de las guerras. Así que la familia, que vivía próspera gracias a los supermercados Te-Ta, salió de Checoslovaquia y se dirigió a Sudamérica. Allí fundaron Tiendas Industriales Asociadas S.A., la Casa TIA, y la empresa textil INTA. Gustavo Andrés, conocido como “Andy”, heredó todo esto y en 1984 recibió como pago por la venta de una propiedad la compañía que lo haría a él famoso: Líneas Aéreas Privadas Argentinas, LAPA. La condujo hasta el accidente de 1999 y la quiebra en 2003. En 2014 falleció a los mandos de su propio avión, en Nordelta. Dejó una fortuna calculada en nada menos que mil millones de dólares.
Cuando la familia estableció sus negocios en el continente americano, Federico Deutsch quiso que su hijo Andy se formara en TIA como hombre de negocios. El joven partió a Estados Unidos en 1975 después de un intento de secuestro a un ejecutivo de TIA y allí pasó ocho años. En 1984 recibió la empresa LAPA, que en ese momento solo tenía dos aviones Saab de treinta plazas que hacían la ruta a Colonia, Uruguay, como parte de pago en la venta de unos campos de su familia.
El sueño cumplido
Deutsch se había formado como piloto, y con LAPA cumplió el sueño de tener su propia línea aérea. Su objetivo era transformarla en una de las líderes del mercado en el país, y lo logró. De hecho, LAPA creció hasta tener más del 30% del mercado local, y su marca se expandió por la región. Andy se calificaría a sí mismo como “el Saint-Exupéry argentino”, en referencia al famoso escritor y aviador autor de El Principito.
Recibió dos premios Konex en reconocimiento a su labor como “empresario de comercio”: en 1988 y en 1998. Este último, de hecho, fue un premio de Platino, el mayor reconocimiento en la categoría.
Su fórmula del éxito fueron el manejo personal de la empresa y las tarifas bajas. Su modelo a seguir fue el de otra exitosa aerolínea low cost de EE.UU. “LAPA es como la Southwest argentina”, comentó en una entrevista en 1997.
De hecho, los ’90 fueron excelentes años para Deutsch, en virtud de una buena relación, al menos al principio, con el presidente Carlos Saúl Menem. Así, mientras sus primeros aviones tenían nombres de estrellas como Antares, Altair y Sirius, en 1997 bautizó a un Boeing 737 Anillaco. “El presidente Menem me había desafiado a ponerle el nombre de su pueblo natal, y yo recogí el guante”, comentó Deutsch más tarde.
En 1996 casi uno de cada cuatro pasajeros en vuelos de cabotaje voló había volado por LAPA. Y la firma cerró el año con 1.300.000 boletos vendidos.
Sin embargo, la amistad entre Deutsch y el riojano se quebró en los últimos años del Gobierno menemista, cuando el Presidente impuso altas cargas impositivas. “Antes de pagar 4 millones de dólares más de impuestos, prefiero mudar mi aerolínea al Uruguay”, dijo Andy Deutsch a fines de 1998, al recibir el premio Konex de Platino.
La llamada fatal
Todo parecía ir de parabienes para LAPA, que iba sumando destinos internacionales cuando al principio siempre se había definido como una empresa de cabotaje. Pero el anhelo terminó el 31 de agosto de 1999, cuando un avión Boeing 737-200 que partió con destino a la ciudad de Córdoba despistó en el Aeroparque Jorge Newbery, cruzó la avenida Costanera y se incendió, causando la muerte de 65 personas.
En el momento del accidente, Deutsch y su mujer, Graciela, cenaban en la casa de unos amigos. En la misma mesa estaban Bernardo Neustadt y su mujer. Al periodista lo llamaron por teléfono para comunicarle la noticia, y fue él quien se lo dijo a Deutsch.
Ya nadie quiso seguir volando por LAPA y la empresa quebró en 2003.
Hacia el final
En 2006 el Gobierno contrató los servicios de vuelos charter de Deutsch para trasladar a Néstor Kirchner, Alberto Fernández y otros funcionarios debido a que no estaba operativo el Tango 01.
Mientras tanto, en 2010 fue absuelto en el juicio por el accidente de 1999, por la prescripción del expediente judicial.
Allá por 2014, además de ser el dueño de la empresa privada de aviones llamada Tango Jet S.A., Andy Deutsch era accionista de varias empresas incluyendo Ribera Desarrollos SA, Ayuí S.A, INTA S.A., Rapsodia SA, la cadena de supermercados uruguaya Tienda Inglesa, América TV y Selecta S.A.
El 14 de septiembre de ese año, el empresario estaba al mando de su Beechcraft 300 Super King Air matrícula LVWLT. Lo acompañaba su esposa Graciela Josefina Villarruel. Habían salido de la ciudad bonaerense de Lincoln con destino a Aeroparque, pero murieron apenas pasadas las tres de la tarde cuando el avión chocó contra una casa del barrio La Isla de Nordelta.
Deutsch dejaba una herencia calculada en 1.000 millones de dólares. La sucesión se debía repartir entre los cinco hijos del empresario, cuatro de su primer casamiento y otro fruto de una relación extramatrimonial. Pero también se sumaron al reclamo los hermanos de Villarruel. Y mientras tanto loshijos mayores de Deutsch, sus nietos y uno de sus yernos estaban, hasta donde se pudo saber, investigados por ocultamiento de fondos, vaciamiento de cuentas y ventas fraudulentas de empresas, justamente para no brindar la porción que le correspondería a Alejo, el hizo extramatrimonial, y a los hermanos de la última esposa. Esa pelea, a 25 años del terrible accidente del 737, todavía no tiene fin. (DIB) MM