El puente colgante que une Necochea y Quequén cumple 95 años y un grupo de vecinos ya piensa en el aniversario número 100: presentaron en el Concejo Deliberante una propuesta que contempla la organización de los festejos, la puesta en valor, generar dos paseos turísticos en cada margen del Río Quequén y la construcción de al menos un mirador por orilla con un área de infografía estructural e histórica.
En diálogo con Ecos Diarios de Necochea, Ariel González, uno de los vecinos, explicó: “Nuestro proyecto es de largo alcance, implica la reparación, puesta en valor, iluminación ornamental desde afuera y desde adentro del puente. Buscamos que sea una postal nocturna y la creación de dos paseos, cada uno con un mirador”.
A propósito del Paseo de la Ribera, del lado de Necochea los impulsores del proyecto planean denominarlo “René Favaloro”. Sería un sendero tanto para vehículos como para peatones, con la posibilidad de instalar un polo gastronómico: “El espacio es muy grande y puede servir para poner puestos gastronómicos que estén mirando al río, aprovechando que las tierras son fiscales”, explicó González.
Del lado de Quequén, la propuesta contempla emplazar un mirador donde se ubica el “muelle duro”, sitio del primer desembarco de un barco en el río. Plantean “usar los dos primeros pontones de ese puente para hacer una pasarela con un mirador y eventualmente un muelle para realizar paseos en lancha, con el interés público para que haya paseos educativos”, dijo González.
La propuesta de los vecinos contempla la creación de un ente que se encargue de la organización, tanto de los festejos del centenario del puente como de la diagramación y puesta en funcionamiento de los paseos con los miradores. “Sabemos que va a haber mucha gente que va a estar dispuesta a colaborar. Estoy hablando de industrias, comercio, puerto, incluido las cerealeras, fábricas, todo el arco productivo incluido. En definitiva, la propuesta es para todos los que hacen uso del río. Creemos que va a haber una acogida lo suficientemente buena como para poder financiarlo”, explicó González, citado por Ecos Diarios.
El puente comenzó a construirse en 1925 y recién se pudo transitar el 21 de julio de 1929. Con sus 270 metros, es uno de los diez puentes más largos de Argentina. Está suspendido por 32 cables que lo sujetan desde dos pórticos metálicos de 25,7 metros de altura apoyados sobre cuatro ejes. Cada uno de esos cables está compuesto de 169 alambres de acero.
En el repaso, Ecos Diarios destaca que el puente sobrevivió a la catastrófica inundación de 1980, que destruyó al puente Ezcurra y fue testigo de la desaparición del puente carretero, del puente del ferrocarril. En 2017, el puente fue declarado Monumento Histórico Nacional. (DIB) GML